Carlos Reymundo Roberts: “La gente en general piensa ‘que se pudran en la cárcel’”

Carlos Reymundo Roberts: “La gente en general piensa ‘que se pudran en la cárcel’”

Es uno de los autores, junto a Eduardo “Coco” Oderigo, de Espartanos, libro en que describe la transformación de un grupo de presos a través del rugby.

08 Junio 2025

“El 70% de los presos que recuperan su libertad en Argentina, reincide. En el caso de los Espartanos es solo del 5%”, introduce en la charla con LA GACETA Literaria el periodista Carlos Reymundo Roberts, coautor junto a Eduardo “Coco” Oderigo del libro Espartanos, reescribiendo historias (Sudamericana). El libro da cuenta de distintos testimonios que crecieron y crecen alrededor del proyecto Espartanos, impulsado por Oderigo y que, después de aquel primer movimiento hace 16 años cuando entendió que el deporte podía cambiar vidas, se consolidó como un plan integral de reinserción social.

“Coco Oderigo es un abogado penalista que jugaba al rugby en el SIC y un día un ex jugador de su club, que también jugaba en los Pumas, le dijo que quería conocer una cárcel. Coco lo llevó a conocer la cárcel 48 de San Martín, una unidad penitenciaria muy importante. Al principio, Coco no quería ir. ‘Yo no conozco las cárceles, trabajo en Tribunales, veo expedientes, no presos’, decía. Pero un día los dos fueron y a Coco se le cayeron las medias, le agarró una enorme desazón ver la vida que tenían y pensó –egoístamente, según él-: ‘estos tipos cuando salgan van a ser peores, van a venir por nosotros y por nuestros hijos’. Entonces se dijo ‘hay que hacer algo por ellos’. Un día volvió con una pelota de rugby y logró convencer al director que le decía: ‘¡Está loco, acá son todos violentos y usted quiere venir a practicar un deporte violento con ellos!’. Coco lo convenció de que la violencia del rugby no es tal. Sí que era un deporte de contacto fuerte, pero siempre dentro de las reglas del juego. Le dijo ‘déjeme intentarlo’, lo intentó y hoy hay más de 70 cárceles en el mundo -45 en Argentina, las otras en Chile, Paraguay, Uruguay, Perú, España y Kenia- en las que se juega el rugby. La fórmula la fue inventando sobre la marcha, no tenía un master plan, él simplemente quería que jugaran al rugby”.

-Un evento que atraviesa todo el libro es el rosario de los viernes, donde al rugby se le suma la fe.

-Lo del rosario surgió de casualidad, en mayo de 2013, en medio del fervor por la elección de Bergoglio como Papa, dos meses antes. Los presos se enteraron de que se estaba empezando a rezar el rosario por ellos y entonces se dieron cuenta que podían rezar el rosario también en la cárcel. Hoy se convirtió en una ceremonia de extraordinario valor. Fui varias veces al rosario de los viernes y es una experiencia que recomiendo. De hecho, volví con mis hijos. Es un rosario nada convencional porque dura dos horas; se reza una decena y después empieza lo que a mi juicio es lo más valioso: el rosario les ablanda el alma. El rezo se hace con mucha gente que ellos llaman de la calle. Voluntarios espartanos que van los viernes a rezar con ellos. Llevan guitarras, llevan tortas, facturas y circula el mate. Entre decena y decena -una decena puede tardar un minuto y medio o dos minutos-, viene una rueda en el patio del pabellón donde empiezan a hablar espontáneamente o porque alguien les pregunta algo. Empiezan a contar sus historias y es conmovedor. Yo que tengo una piel dura de periodista fui con mis prevenciones y quedás desarmado porque los testimonios son tremendos. Son historias de origen en la pobreza, villas, disoluciones familiares, falta de escolaridad y droga, una combinación de factores que en muchos casos deriva en delincuencia.

-Y en ese rosario con los de afuera, que terminan desarmados, podemos encontrar a deportistas o empresarios como Jorge Brito, del Banco Macro, que terminan muy comprometidos con la causa espartana.

-Sí, Jorge Brito padre -murió hace unos años en un accidente de helicóptero- escuchó a Coco Oderigo, que lo fue a visitar y no se conocían, pero que tenían un amigo en común, hablar del proyecto- Y fue un viernes. Entiendo que no era practicante pero quedó conmovido y cuando terminó le dijo: ‘¿qué necesitan?’ y puso prácticamente el banco a disposición de Espartanos. Hay más de 10 canchas en cárceles de todo el país que fueron construidas por el Banco Macro, que es el principal sponsor de Espartanos. Hay más de 100 empresas que dan trabajo a Espartanos que recuperan la libertad.

-Eso resulta clave también para explicar la baja tasa de reincidencia para los espartanos que recuperan la libertad en comparación con otros.

-Lo que explica la reinserción en la sociedad es que cuando salgan consigan trabajos. Pueden tener las mejores intenciones, estar arrepentidos de su vida pasada, pero vuelven a sus casas, vuelven a esos barrios, vuelven a sus amigos y son tentados. La serie Espartanos lo muestra muy bien. La tentación de volver a tu barrio -no tenés un peso, ni trabajo y te dicen ‘vení que en un minuto hacemos un trabajito y tenés tres millones de pesos en el bolsillo’. Por eso es tan importante que los excelentes propósitos con los que salen los espartanos de la cárcel se concreten en trabajo. Hoy, Coco Oderigo está dedicado casi por completo a generar esa salida laboral, hablando con empresas para que los espartanos que recuperan la libertad puedan tener asegurado un trabajo. No pide que pasen sobre otros sino que los dejen competir. Además del rugby y la espiritualidad, otros instrumentos de espartanos son la formación y el trabajo. Entonces, Coco solo pide que les den la oportunidad.

-El libro presenta una estructura que favorece una lectura muy dinámica.

-Va de lo mayor a lo menor. Primero esas historias de vida que son impactantes, conmovedoras e inspiradoras al mismo tiempo. Después vienen las historias dentro de la cárcel y luego vienen otras voces, pequeñas anécdotas que se producen todos los días. Debe haber publicadas veinte historias breves de una selección entre 200 historias. Fueron muchos meses de trabajo muy intensos. Este es el octavo o noveno libro mío, y ninguno lo disfruté tanto porque es distinto a todo lo que hice, siempre más inclinado a la política. La causa Espartanos tiene una cosa mágica; el que llega se contagia. No hay persona que se acerque a Espartanos y no quede de alguna forma enganchado a la causa.

-Y además de los libros donde accedemos a distintos testimonios y a experiencias de vida, Espartanos se convirtió en una serie que puede verse por la plataforma Disney o en el canal ESPN.

-Agustín Pichot, ex medio scrum de los Pumas y funcionario de la World Rugby, fue el impulsor. Él tiene una productora de televisión que produce básicamente para ESPN, se enamoró de la causa Espartanos y colaboró desde el primer momento al punto de hacer jugar a los Espartanos un partido en el estadio de la ciudad de La Plata en la previa de un partido de Los Pumas con los All Blacks. También realizó el prólogo del libro y es una de las tantas celebridades que pasan por estas páginas. Tardó muchos años para conseguir los recursos para hacer la serie, pero la pudo concretar y ahora es un éxito. Se está dando en más de 100 mercados y está traducida a casi 20 idiomas.

-Espartanos lleva ya 16 años. ¿Cuánto ayuda al proyecto y a su difusión acercar a la gente la serie o este libro con testimonios e historias?

-La gente en general piensa es lo que todos alguna vez pensamos -y me recontra incluyo-: ‘que se pudran en la cárcel. El que viola, el que roba, el que mata, que se pudran en la cárcel’. Pero la gente debería saber que los presos no se pudren en la cárcel, porque nadie se queda a vivir toda su vida ahí. Hasta los que tienen cadena perpetua, un día salen. Y está la metáfora del perro apaleado. Si vos a un perro lo apaleás, cuando lo soltás te muerde. Y si lo acariciás, cuando lo soltás busca el regazo. Con los presos pasa lo mismo. Hasta por egoísmo no tenemos que decir ‘que se pudran’ porque un día van a salir peor de lo que ingresaron. Entonces Coco llevó una fórmula distinta: mientras estén en la cárcel, que aprovechen el tiempo, que cambien para poder reinsertarse en la sociedad. Y la fórmula resultó exitosa.

PERFIL
Carlos M. Reymundo Roberts es egresado de la Escuela de Periodismo del Círculo de la Prensa, cursó estudios superiores en la Universidad de Navarra y trabaja en el diario La Nación desde hace más de 35 años. Fue corresponsal en América Latina y cubrió las guerras del Golfo Pérsico (1991) y de Ecuador y Perú (1995). Es miembro de número de la Academia Nacional de Periodismo. Es autor, entre otros libros, de Aguanten los K, Del vamos por todo al vámonos todos y ¡Gracias, Cristina!

Por Flavio Mogetta

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

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