El tránsito caótico en el Parque 9 de Julio

07 Junio 2025

El Parque 9 de Julio, principal pulmón verde de la capital, inaugurado hace más de un siglo, siempre estuvo en el centro del debate desde su habilitación, cuando se amputó su diseño original, de 400 hectáreas. Perdió más de la mitad de su territorio: el sector sur, primero para desarrollar el aeropuerto Benjamín Matienzo; y luego avanzaron distintas instalaciones, como cuatro clubes deportivos, el hipódromo, la Facultad de Educación Física, varias reparticiones públicas que ocupan importantes espacios; e se incluso se avanzó en su urbanización con la construcción de barrios, sobre todo en el este y el sur del predio.

Esa mitad del parque original ya se perdió para siempre. Ahora nos ocupa la atención el sector norte, que efectivamente se convirtió en parque, ubicado entre las avenidas Benjamín Aráoz, Soldati, Gobernador del Campo y Coronel Suárez. Pero en sus 119 años de vida, este predio, que hoy tiene unas 170 hectáreas, también se fue diezmando con el avance del cemento sobre el verde, con enormes predios universitarios, con tres facultades y varios institutos, un autódromo con extensas tribunas, donde hoy funciona una pista de ciclismo, el Palacio de los Deportes, un camping, un museo, dos clubes (Lawn Tennis y el Complejo Tercer Centenario que incluye varios deportes), reparticiones públicas, como la Dirección de Espacios Verdes y la Casa de la Cultura, cuatro importantes locales gastronómicos y ahora se suma el anuncio de la reconstrucción de la confitería municipal “El Lago”.

La actual gestión municipal realizó importantes mejoras, remodelaciones, en luminaria, modernización del camping, puesta en valor de baños públicos, mayor seguridad, proyectos de ciclovías, progresos en la higiene y mantenimiento del verde, entre otros.

Sin embargo, uno de los principales problemas que asfixian a ese “pulmón” fue agravándose en las sucesivas administraciones municipales: el tránsito desquiciado, cada vez más abundante, ruidoso, contaminante y que atenta contra el espíritu del espacio, que es el esparcimiento, la calma y la cercanía con la naturaleza.

Hay arterias que son utilizadas para “cortar” camino por la ciudad y funcionan como verdaderas rutas, a pesar de que su pavimento está muy deteriorado, como las avenidas Paz Posse, Teniente Berdina, Carlos Tahys o Soldado Gómez.

Posibles acciones para atacar este problema hay muchas y sólo basta con observar lo que hicieron otras ciudades. Profundizaron los controles de las normas y la velocidad (hoy es escasa la vigilancia municipal), restringieron el tránsito en algunas arterias, lo suprimieron los fines de semana o directamente prohibieron el transporte motor dentro del paseo.

Como fuera, algunas calles en los horarios pico parecieran funcionar como pistas de carrera, de doble mano y sin la señalética suficiente, lo que genera problemas a peatones, ciclistas, deportistas y familias en general. Se debería estudiar el tránsito caótico, porque los vehículos particulares y las motos son los verdaderos dueños de lo que debería ser un paseo tranquilo, silencioso y seguro.

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