DATOS DEL BANCO CENTRAL. Las reservas brutas terminaron ayer en U$S 38.817 millones.
La misión del Gobierno no parece sencilla. El retorno al mercado de capitales es el objetivo y, para eso, la Argentina necesita reducir su exposición de país que incumple y mejorar su reputación para que el mercado vuelva a confiar. El Riesgo País, medido por la banca internacional, JP Morgan es el termómetro para establecer el grado de confianza de los inversores. Es como cuando un asalariado deja de pagar sus créditos y automáticamente queda inhibido porque el Veraz le resta calificación crediticia. La colocación del Bono del Tesoro a cinco años (Bonte 2030) ha sido una bocanada de aire fresco para la gestión del presidente Javier Milei. Le dio un título en pesos para que los inversores externos entreguen dólares a cambio, con una tasa anual del 29,5%, por encima de las proyecciones inflacionarias.
El lado positivo de esa operación se vislumbró ayer: las reservas del Banco Central (BCRA) subieron en U$S 1.047 millones para ubicarse en U$S 38.817 millones, con lo que alcanzaron su mayor nivel en un mes. Fue el “efecto Bonte”. Sin embargo, esas reservas continúan por debajo de los U$S 39.261 millones alcanzados el 28 de abril.
Por la decisión de no comprar dólares hasta llegar al piso de la banda de flotación, de $ 1.000, la única oportunidad de sumar reservas que tiene el Central es mediante el aumento de los depósitos en dólares o en casos como la colocación de este bono.
El Gobierno ya solicitó al FMI que le conceda más tiempo para intentar cumplirla o, al menos, acercarse lo máximo posible, por lo que la misión técnica del organismo recién llegaría en julio. La entidad monetaria podría negociar con bancos comerciales internacionales un nuevo préstamo, similar al Bonte 2030.
Analistas sostienen que la Argentina necesita acumular U$S 100.000 millones de reservas en el Banco Central para quedar fuera del alcance de las recurrentes crisis internacionales que se producen. El Bonte 2030 empezó ayer a cotizar en el mercado secundario y fue el segundo título público más operado. Cerró a $ 109,50, con un rendimiento del 28% nominal anual, y se negociaron más de $ 40.000 millones.
COTIZACIONES. El dólar “blue” terminó por debajo del oficial, que cuesta $ 1.200 para la venta.
Si bien habría espacio para continuar utilizando el instrumento, será clave sostener el equilibrio entre tasas de interés, expectativas de devaluación y volatilidad del tipo de cambio para que continúe siendo atractivo para inversores extranjeros, advierte Ecolatina. Justamente, bajo la premisa de que el anclaje de expectativas es una pieza fundamental del esquema, el Banco Central optó por intervenir en el mercado de futuros del dólar. Luego de las intervenciones en marzo y abril, la postura vendedora se habría profundizado en mayo buscando contener la suba de los dólares implícitos, señala la consultora. Pese a esa intervención, el contrato a futuro de diciembre cerró en $ 1.350.
Intervenciones
Macroeconómicamente, el Bonte le permite al Gobierno acumular reservas sin presionar el tipo de cambio oficial, mientras el Banco Central intensificó recientemente intervenciones en el mercado de futuros para mantener expectativas bajo control. ¿Es sensato que el gobierno utilice este mecanismo para acumular reservas? Según Adcap Grupo Financiero, los inversores apoyan la mayoría de los pilares del programa económico, con la significativa excepción del marco cambiario. “Los bonos ofrecen arbitraje frente a otras curvas (como la de rendimiento en dólares), especialmente si se asume que el tipo de cambio alcanzará el límite superior de la banda”, puntualizan los analistas de Adcap Federico Filippini y Javier Casabal. Esto implica que el gobierno accede a financiamiento a tasas inconsistentes con un análisis de sostenibilidad de la deuda (ASD) basado en crecimiento anual moderado (3%-4 %), explican los economistas.
Mientras tanto, el Gobierno nacional ganó tiempo para acumular divisas y presentar los resultados al Fondo Monetario Internacional en el marco del Programa de Facilidades Extendidas, acordado en abril último.
La revisión estaba planteada para el 15 de junio y para ese entonces había que conseguir alrededor de U$S 4.000 millones. Milei consiguió patear para julio la revisión de ese objetivo, aunque también para ese momento luce imposible. Si se consiguieran esos millónes de dólares, por ejemplo mediante licitaciones de nuevos Bonte, tal como planteó PPI, “servirían para afrontar prácticamente la totalidad de los pagos de capital e intereses del 9 de julio”. De esa manera, la entidad monetaria debería buscar otro canal para captar los dólares que se requieren y evitar solicitar al organismo un “waiver”, es decir, otro perdón por incumplimiento. El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, fue enfático ayer al hablar sobre las metas de reservas acordadas con el Fondo. “La Argentina cumplirá con sus obligaciones en julio como hemos cumplido con todos los vencimientos que tuvimos que afrontar desde el 10/12/23 (y en condiciones mucho peores que las actuales)”, posteó el funcionario en la red “X”. “Porque la credibilidad y la confianza se gana todos los días con acciones, resultados y mostrando voluntad y capacidad de pago”, completó.









