A 50 años del estreno de "Tiburón": “Los seres fantásticos no existen, pero están”

A 50 años del estreno de "Tiburón": “Los seres fantásticos no existen, pero están”

Los espectadores explican. Una cita que no fue romántica. Una madre la vio a los 12 años y luego con sus hijos. Atracción en un parque de diversiones.

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05 Junio 2025

“Claro que la vi. Me encantó y la volví a ver varias veces”, responde Griselda Barale sobre “Tiburón”. “Me asustó porque lo fantástico asusta. Hay un libro hermoso de Rosemary Jackson ‘Fantasy’, que muestra que lo que asusta del género es que lo ‘otro’, lo ‘inexplicable’, lo ‘no cotidiano’, lo ‘que no puede pasar’ irrumpe en el mundo calculado esperable, en la rutina cotidiana. Lo inexistente se presenta”, reflexiona.

“Ese tiburón distinto, otro, extraordinario irrumpe en la vida cuidada y relajada de la playa. Jackson compara esos seres con la imagen en espejo, cuando vemos la profundidad, una distancia que no existe y por supuesto una imagen invertida que damos por real, un fantasma. Nada más inquietante y sin embargo ahí está. Para Jackson los seres fantásticos son como las imágenes del espejo: no existen pero ahí están. Creo que el tiburón es un ser fantástico, no existe pero ahí está y asusta, está acechando desde el espejo o el inconsciente. Me gustan las películas así, si son buenas me asustan, si son malas me dan risa. Esta me asustó y me encantó. Es un clásico entretenido y por eso la podemos ver una y otra vez”, agregó.

Tensión previa

“Recuerdo que me impresionó muchísimo cuando tratan de pescar al tiburón y salta sobre la barcaza y su enorme boca quedó a centímetros de Roy Scheider, quien está paralizado y pálido. La tensión creada previamente me impactó más que cuando devora a una persona”, rememora Carlos Amaya.

María Luisa Gutiérrez vive en Ciudadela y cuenta que -en una de sus citas con el novio- fueron a verla. “Creí que era una romántica pero me di cuenta a la media hora; cuando apareció el monstruo me agarré fuerte de él y lo pellizqué de terror, todavía hoy me acuerdo de esa escena. La música que sonaba cuando aparecía está en la cabeza”, dice.

Adela Seguí cuenta que vivía en Concepción y vino a la Capital a ver el filme. “No me dio miedo porque desde chica, como era muy sensible e impresionable, mis padres me metían en la cabeza que no me tenía que impresionar con la ficción. Pero en 1997 fui a Miami y vi en Estudios Universal una atracción basada en la película, con mi hijo de nueve años. Y ahí te confieso que era tan real, que me saltaba el corazón”, confiesa.

“Muy real”

“Te subían a una lancha manejada por un actor y era un paseo por el pueblo que había sido el escenario de la película. En un momento aparecía un tiburón blanco gigante que comenzaba a atacar la lancha. Varias veces salía y producía daños en objetos, se incendiaba una casilla flotante, hacía bambolear el bote en que iban los visitantes. Era muy real para la época. Y al final creo que el guía hacía como que lo mataba con una escopeta. La verdad es que ahora que lo pienso no eran atracciones muy para niños”, recuerda.

“La vi, pero en Buenos Aires. No soy un fanático de esa película... No me asustó, aunque me hizo mover en la butaca en los momentos de ataque del bicho...”, dice escuetamente Raúl Armisen, el director del teatro Mercedes Sosa que conoce mucho de espectáculos.

“A todos nos impactó y desde entonces entramos con cuidado al mar. Ya no era lo mismo que antes. Tiene un muy buen manejo del suspenso, a diferencia de las otras películas que se hicieron que han sido más sangrientas y con menos suspenso”, relata Marina Fuentes, quien vio el estreno a los 12 años en el cine Majestic y posteriormente con sus hijos, en distintas oportunidades.

Silvana Lenis afirma que en aquella época vivía en Resistencia, Chaco. “Fue una salida familiar. Hicimos cola para ingresar porque era el estreno de la película. Fue en el cine SEP (Sindicato de Empeados Públicos). Yo tenia seis años. Nunca más pude nadar en un lugar que no hiciera pie...”, admite.

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