Que ofle el contador

La foto de Rossana Chahla junto a Juan Manzur, en la sede municipal le puso calor y color al inicio de la semana, disipando la ola polar de los últimos días. Una metáfora perfecta de la relación entre las distintas facciones del peronismo, inmersas en una batalla digna de la Posguerra: en público, la diplomacia reina; puertas adentro, se preparan misiles atómicos.

En este juego de medir fuerzas “sin violencia”, la jefa municipal dio un paso más. Se sentó frente a frente con el enemigo público número uno del jaldismo, y lo recibió con un abrazo propio de Gómez-Orsi tras campeonar en Santiago del Estero.

La dupla Manzur-Chahla fue exitosa desde los tiempos en que uno era ministro de Salud y la otra directora de la Maternidad. La relación se afianzó, y la Doctora ascendió al ministerio, luego a Diputados y, finalmente, alzó la copa al derrotar al poderoso alfarismo en su propia casa.

De allí se acercó al gobernador, con quien entabló una relación amable, cordial, de mensajes y llamadas casi diarias. Hasta que uno se metió con el otro, o viceversa. La historia dirá quién es “Truman”, aunque su “discurso de contención” es un eco del inicio de la Guerra Fría. Lo cierto es que la tensión entre ambos habría comenzado cuando la Dama de Blanco declinó amablemente los mensajes que El Comisario le habría hecho llegar para que considerara ser candidata a diputada nacional este año. A partir de allí, la reunión entre los gabinetes de Capital y Provincia desató lágrimas y enojos; se ventilaron varios trapitos al sol y se hizo circular -no sin cierta maldad estratégica- que el ministro Luis Medina Ruiz podría integrar la nómina de postulantes. El puñal caló hondo en el rossanismo, que sintió un tirón de riendas para que el galope del municipio amainara a trote. No había caído bien en Casa de Gobierno que la intendenta cuestionara a viva voz a diversos funcionarios.

Pero la inclusión de Germán Alfaro y su partido en el frente electoral del PJ, lejos de aplacar los ánimos, los alteró. Ya se había advertido que pocas mojadas de oreja son tan claras como cobijar a quien otro aporrea: Jaldo invitó a quien Chahla denunció ante la Justicia, y la intendenta abrazó al senador que horada -o intenta hacerlo- el poder del gobernador.

Guerra de interpretaciones

Palabras más, palabras menos, esto fue lo que aconteció hasta aquí.

Ahora, las interpretaciones son tan diversas como los gustos musicales. La de cajón es que la intendenta devolvió gentilezas al gobernador por su acuerdo con Alfaro. Sin embargo, desde el rossanismo aseveran que el encuentro estaba previsto y que el senador ya había solicitado reunirse con la intendenta y con el vicegobernador, Miguel Acevedo. Que se trató, como ella misma posteó, de “una visita protocolar con respeto institucional y en el marco de una gestión que apuesta al diálogo y a la articulación para que San Miguel de Tucumán siga creciendo”.

Luego, añadió: “en los momentos complejos económicos y sociales de la Argentina el peronismo es uno solo. En la diversidad se requiere la unidad. Los desafíos trascienden lo político partidario y son los problemas de la gente: llegar a fin de mes, pagar los servicios, estar seguros, poder mandar a los hijos al colegio y poder llevar el plato de comida todos los días”. Aquí, la interpretación ya es otra: que la Dama de Blanco podría ser el nexo para que las facciones “con” y “sin” peluca del peronismo confluyan en un solo armado político.

Un silencio gélido se instaló, públicamente, entre los principales operadores de uno y otro sector del peronismo comarcano. A priori, ninguno se atrevió a desautorizar ni a cuestionar a los protagonistas de la foto, aunque por lo bajo se habló -y mucho- sobre la reunión.

¿El fin de los hostigamientos?

Existió, afirman en los corrillos de ambos edificios públicos, una charla entre Jaldo y Chahla poco después de la visita del senador a la intendenta. Amable. Sin reproches, pero con los fríos dardos de las chicanas sutiles. Allí habrían intentado pactar un fin tácito a los hostigamientos, en medio de un intercambio sobre sus visiones de lo que puede suceder en los comicios de octubre. La Dama habría sugerido que todos cabalguen juntos hacia el horizonte electoral, y el Comisario habría escuchado sin soltar definiciones. Que Jaldo no sea testimonial, que otorgue el segundo lugar en las listas al otro sector peronista, que se busque triunfar a como dé lugar o que otro pague el costo de una eventual derrota -por ejemplo, en la Capital- habrían sido algunos de los temas abordados.

Hasta aquí, ningún referente del sector que pregona por un gobernador menos cercano a Javier Milei se refirió públicamente al encuentro de su presunto líder, Manzur, con Chahla. Se intentó -a través de alguna publicación de un sitio afín- instalar que el kirchnerismo buscó tantear a la intendenta para que se sume a su espacio ante los roces con el jaldismo. Es una versión que nadie confirmó. Hasta ahora.

Una parte de ese peronismo no estaría muy feliz con la posibilidad de que Jaldo y Manzur lleguen a un acuerdo. Afirman que el ex gobernador no tendría problemas en hablar con su sucesor y que las palabras elogiosas que tuvo para con el mandatario se inscriben en esa intención conciliadora.

Así como en el entorno manzurista no habría caído bien el encuentro, el primer impacto alrededor del jaldismo también fue poco feliz. Quienes pagaron los costos de la interna no quieren saber nada con el ex mandatario.

“Hay gato encerrao”, resumió un dirigente experimentado.

¿Será? Pronto se sabrá.

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