Ariel Martos acertó en los cambios y San Martín de Tucumán lo dio vuelta cuando más lo necesitaba

Mientras Quilmes proponía un ritmo frenético desde el arranque, San Martín parecía confundido, sin poder encontrarle la vuelta al juego. El “Santo” tambaleaba como un equipo que sale dormido y se ve sorprendido por la presión rival. Pero Ariel Martos, como esos volantes inteligentes que pisan la pelota cuando todo arde, detuvo el impulso adversario con decisiones precisas. El técnico entendió lo que pedía el partido, interpretó las señales del campo y respondió con cambios que le dieron otra identidad al equipo. En un encuentro que arrancó cuesta arriba, logró revertir el desarrollo con inteligencia y temple. Y gracias a esa lectura táctica, San Martín se llevó tres puntos vitales que lo devuelven a la cima de la tabla, justo cuando falta un solo partido para cerrar la primera rueda.

Quilmes, con la obligación de salir a buscar el resultado como local, avisó de entrada: al minuto, Emanuel Herrera tuvo la primera clara, que obligó a una gran respuesta de Darío Sand. El correntino volvió a ser clave, sosteniendo el sueño del “Santo” con intervenciones determinantes. No sólo contuvo esa acción, sino varias más, ganándole el duelo personal al delantero del “Cervecero”, que perdió energía con el correr de los minutos.

La primera mitad fue la más difícil para San Martín. La defensa se mostró inconexa, y especialmente el lateral izquierdo -ocupado por Hernán Zuliani- fue un blanco constante para los ataques del equipo de Sergio Rondina. La banda derecha tampoco ofrecía garantías: Federico Murillo no logró conectarse del todo con Ulises Vera, quien reemplazó al ausente Franco García. Para colmo, una infracción del ex Ferro derivó en la jugada que abrió el marcador, y además le valió la quinta tarjeta amarilla, por lo que no podrá estar contra San Miguel.

Así el gol llegó desde una pelota parada. Jano Coronel remató tras un rebote en Gabriel Aranda y desató el festejo local cuando se cerraba el primer tiempo. Sand, visiblemente molesto, reclamó más actitud a sus compañeros y pidió no decaer en lo anímico. Atlanta ya había ganado su partido y había puesto toda la presión sobre San Martín, que debía sumar de a tres para seguir en lo más alto.

De esta manera, la respuesta llegó con otra cara. El ingreso de Mateo Pérez por Juan Orellana aportó equilibrio defensivo. Desde ahí, el equipo encontró la conexión que tanto necesitaba con el ataque. Guillermo Rodríguez metió un pase fuerte, y Juan Cuevas, atento al rebote, sacó una volea de otro partido: la pelota ingresó con sutileza en el ángulo, en el rincón donde tejen las arañas. Golazo. Festejo eufórico y abrazo colectivo entre titulares y suplentes en un rincón del Centenario. Sin embargo, el partido tenía otra vuelta más.

Un golpe en las costillas obligó a Cuevas a dejar el campo. ¿Cómo se reemplaza a un jugador que venía marcando la diferencia? Martos analizó y apostó por Jesús Soraire. El ex Banfield se puso el overol, se metió en el ritmo del partido y empezó a generar juego. Minutos después, tras un nuevo remate de Juan Cruz Esquivel que dio por segunda vez en el palo, el oriundo de Lules controló con el pecho y definió cruzado ante la salida de Esteban Glellel, que nada pudo hacer. 

Los otros cambios en los que acertó el DT

No obstante, Martos acertó también en los otros cambios. Nahuel Cainelli ingresó para evitar una posible expulsión de Murillo, y Franco Quiroz le dio aire a la defensa en un momento en que Quilmes empujaba con más ímpetu que ideas.

Esta vez, el DT leyó cada movimiento como un maestro del tablero. Con inteligencia, ajustes precisos y temple, Martos impulsó a San Martín hacia un triunfo clave. Ahora, con la cima recuperada, el equipo deberá elevar su nivel de juego si quiere cerrar la primera rueda como líder.