Leonardo Gravano participó del ciclo de entrevistas Charlas de Café y habló sobre los desafíos del rugby seven en Argentina. Foto: captura de video.
Los Pumas 7s son, hace años, uno de los mejores seleccionados argentinos. Medallistas olímpicos en Tokio 2020 y campeones de la fase regular del Circuito Mundial en las últimas dos temporadas, tienen como una de las claves del éxito al tucumano Leonardo Gravano, entrenador asistente. El hombre surgido en Los Tarcos y ladero de Santiago Gómez Cora desde el inicio de su ciclo, habló con LA GACETA sobre el fructífero proceso que lleva adelante, y lo que falta por mejorar.
- Ya son más de 10 años de este proceso. ¿Qué recordás ahora de esos comienzos en los que la situación era muy diferente a la que vivía Argentina en esta disciplina en particular?
- Fueron muchos años de pelearla desde abajo; sobre todo de no competir en igualdad de condiciones con los otros equipos. Nosotros juntábamos a los jugadores con poco tiempo de preparación y así nos íbamos a competir en los torneos contra equipos que ya estaban con otro tipo de preparación. Después los Juegos Olímpicos cambiaron eso porque fue tomando más importancia el seven, y nosotros fuimos logrando ir mejorando y cambiando eso. Así lo fuimos logrando año a año, con el apoyo de la UAR, en todo un proceso en el que no había resultados, pero el objetivo se iba cumpliendo institucional o estructuralmente para ir mejorando las condiciones y tener un equipo competitivo. Sabíamos que no iba a ser fácil, pero ese fue el camino.
- ¿Y hubo algún momento en particular que haya marcado un quiebre? ¿O fue todo parte del proceso?
- Sí; hubo un momento clave que fueron los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018. Después de los Juegos de Río 2016, empezamos a preparar chicos de 15, 16 años para que disputen los Juegos de la Juventud. Ahí aprendimos lo importante que era entrenar a los chicos con estímulos y con características específicas del seven antes, más temprano. Así, cuando fuimos a Tokio, juntamos a los jugadores más experimentados con el grupo de los Juegos de la Juventud, y en ese proceso aprendimos mucho sobre qué jugadores buscar, qué jugadores trabajar y cómo prepararlos. De ese grupo de los Juegos de la Juventud salieron Matteo Graziano, Marcos Moneta, ‘Kiki‘_Mendy, Lucio Cinti, Juan Martín González, y quedaron jugadores para los Pumas de 15 y para el Seven.
- Si en tu etapa como jugador te decían lo que iba a ser hoy el rugby 7 en Argentina, ¿te lo podías imaginar?
- En la época que me tocó jugar a mí era difícil. Nosotros jugábamos en el club y nos avisaban un jueves que el lunes teníamos que viajar. Te conocías con el entrenador y tus compañeros y a los tres días tenías torneo. No había tiempo de preparación ni nada. Me hubiera encantado tener la posibilidad que tienen los chicos ahora, de entrenar en las Academias; pero en ese momento era difícil imaginarse algo así.
- ¿Y cambió un poco la fisionomía de los jugadores o el juego?
- Cambió todo. Desde que comenzó el Circuito Mundial fue todo más competitivo. Cuando empezó a estar en los Juegos Olímpicos, los países empezaron a darle otra importancia y fue otra realidad; con presupuesto diferentes y preparaciones diferentes. Ya casi todos los equipos tienen un plantel estable de Seven, todo profesional. A partir de Río se destapó todo y el juego fue cambiando y sigue cambiando, justamente por la preparación que tiene.
- ¿Cómo es la relación con Santiago después de más de 10 años? ¿Es un desafío a veces seguir sosteniéndolo, seguir encontrando la motivación o las ganas de seguir?
- Son procesos largos pero el Seven es muy dinámico. Todos los torneos tienen una dinámica diferente y todos los viajes también. El día a día es normal; es más, últimamente cada vez va más fluido porque cada vez discutís menos cosas. Ya sabés qué es lo que viene bien y qué es lo que fue dando resultados. Siempre hay cosas para corregir, o alguna cosa que uno piensa de una manera y otro de otra; pero no, no es difícil. Después de los Juegos de Río la UAR nos ayudó en todo este proceso. Ellos tenían muy claro que querían armar una estructura mucho más profesional y todo lo demás, y nos bancó en todo lo que nosotros proponíamos. Una vez que empezaron a aparecer los resultados fue todo más fácil, pero también hay una serie de exigencias que tiene esto, como estar 150, 200 días del año fuera de tu casa. Esto se terminó convirtiendo en un trabajo, pero no fue difícil porque es hacer lo que nos gusta.
- Me imagino que por ahí lo más difícil es tener que estar todo ese tiempo alejado de la familia...
- Es lo más difícil, sí. El torneo más cerca que tenemos es a 15 horas, entonces no pueden venir a compartir lo que hacés. Pero una vez que ya lo tomás como un trabajo, que es en lo que se convirtió a partir del 2016, tenés que decidirte a hacerlo a full, no podés descuidarte.
- ¿Le falta algo hoy a lo que es la estructura del rugby seven en Argentina?
- Sí, nos falta mucho. Con la experiencia de los Juegos de la Juventud nos dimos cuenta de que lo más importante es que los chicos empiecen a tener contacto con los tiempos y los espacios del Seven mucho antes y no lo logramos. No logramos que las uniones jueguen a nivel juvenil; no para que los chicos sean jugadores de seven, sino para ser mejores jugadores de rugby. Para tener más gestos técnicos y para poder resolver más situaciones en su aprendizaje como jugador. Siempre lo proponemos, siempre pedimos lo mismo. Lo que nos está faltando es que los chicos jueguen más seven a nivel juvenil para que sean mejores jugadores de rugby. No conseguimos que a nivel nacional se juegue más que el Seven de la República. Lo que sí se logró con todo este ruido que hacen los chicos es que más gente lo vea, más chicos quieran conocerlos o ver rugby seven, pero no logramos que se juegue más Seven ni a nivel nacional ni a nivel provincial. En algún momento lograremos que se jueguen más seven en las diferentes regiones.
- ¿Qué es lo mejor que te está dejando este ciclo en Los Pumas 7s?
- No sé si lo tengo visto como qué me deja o qué no. Lo disfruto mucho porque es algo que me gusta y me gustó siempre. Es la posibilidad de trabajar de lo que te gusta, de profundizarlo cada vez más y de aprender todo el tiempo cosas nuevas, diferentes. Yo ahora estoy ayudando a mi club en el equipo, en la primera, en la intermedia, en lo que es todo el plantel superior; y los conceptos son los mismos. Esto me da la posibilidad de estar siempre actualizado, siempre viendo todo lo que se pueda y tratando de probar y de actualizarme en todas las lo que son las preparaciones, los descansos y los detalles que influyen en el juego. Es tratar de estar siempre actualizado y hacer lo que a uno le gusta, trabajando.
- Ya deben estar pensando en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 como gran objetivo, pero, ¿hay algún otro lado en el que quisieras estar? ¿O te gustaría seguir por varios años en el Seven?
- Disfruto mucho lo que estoy haciendo y disfruto de anticiparme a lo que puede venir, a lo que puede pasar. Ahora estamos disfrutando el momento que tenemos con los chicos; de ganar torneos, de ser un equipo a vencer, porque eso te desafía no sólo a ver a los rivales sino a estar mejor preparado para tus jugadores. También a profundizar en lo que ya venimos haciendo, tratando de cambiar o mejorar algunas cosas. Esa es la mejor parte de todas, ¿no? Poder desafiarte vos todo el tiempo para estar con chicos que están a un alto nivel.
- ¿Qué significa el rugby para Leonardo Gravano?
- Es toda mi vida. Desde muy chiquito mi papá me llevó al club. Él ya era dirigente, fue presidente de Los Tarcos y nos llevó a todos mis hermanos y a mí. El rugby es parte de mi vida; mi mujer que me conoció como jugador de rugby y me acompañó siempre. Mi hijo juega así que estuvimos siempre ahí. El rugby es parte de todo, con la suerte de que puedo trabajar de eso, hacerlo a tiempo completo y disfrutarlo.






