26 Mayo 2025
Una singular situación se ha dado esta semana a propósito del programa de erradicación de depósitos clandestinos de basura. Se registraron más basurales a cielo abierto aunque la secretaria de Medio Ambiente explicó que no aumentaron con respecto a marzo, sino que se cambió el sistema de identificación incluyendo volcaderos más pequeños en el registro. Eso muestra la complejidad de esta tarea, sujeta a interpretaciones distintas sobre la calificación de estos sitios y también las dificultades para cambiar hábitos negativos que persisten en nuestro medio. De ello da cuenta el hecho de que haya 387 vertederos, 251 de los cuales son crónicos.
El sistema de detección de estos sitios fue modificado “para evitar malos entendidos”, según explicó la funcionaria, que la semana pasada había tenido discrepancias con un concejal que había denunciado “ocultamiento” de datos y que, según un estudio propio, había detectado 170 basurales más. La funcionaria respondió entonces que por ello se había decidido ampliar el criterio. “Había algunos sitios que no los considerábamos basurales porque eran muy menores o eran lo que llamamos volcaderos; pero ahora pusimos todos, hasta los que detectamos en el límite de la ciudad que ni siquiera son nuestros”. En su momento, había explicado que “se consideraba basurales activos “los que en las últimas cuatro semanas registraron acumulación visible”.
El reclamo fue planteado en el recito del Concejo Deliberante y quedó en comisión para su estudio. Como sea, el edil, que propuso que se haga un “mapeo vecinal de basurales”, puso sobre el tapete la preocupación que debe existir frente a un problema que las mismas autoridades han considerado compleja y en muchos aspectos frustrante, puesto que hay una cantidad de basurales que son limpiados y se vuelven a formar.
Cabe señalar que la estrategia en busca de la erradicación de basurales es amplia. Hay una Brigada ambiental que recorre los barrios; se ha creado el Programa de Transformación Simbólica de Basurales llamado “Transformá” a través del cual se han limpiado 136 y en muchos de ellos se han levantado murales y se hicieron espacios tipo miniplazas -es el caso del basural crónico a cielo abierto que tapaba la esquina de Marcos Paz y Thames, donde se encuentra el Club Atlético Central Norte en el Barrio El Bosque. Y sobre eso se han dictado de talleres de educación ambiental en el marco del programa “Educá” y se realizaron jornadas de Eco Canje. En abril secsontaba que unas 15.000 familias de la ciudad habían sido visitadas por promotores ambientales y se habían comprometido a continuar con el cuidado del espacio público.
A eso se añade la promesa de monitorear con cámaras los volcaderos y de accionar contra los infractores, al tiempo que se va diversificando el sistema de recolección de basura con la separación diferenciada y el servicio de la Municipalidad de recoger residuos no orgánicos en determinados días y horarios, así como la distribución de lugares para llevar vidrios, plásticos y papeles.
La pregunta que sigue es cómo medir el efecto de esta estrategia ambiental frente a un problema que se resiste al cambio. Por ello es bueno que se generen debates como el del Concejo, lo cual obliga a pensar en la eficacia de las medidas y la forma de cambiarlas o mejorarlas. El nuevo modo de registrar los basurales es una. ¿Habrá otras?
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