Este domingo, en el marco de la conmemoración del 25 de Mayo, el presidente Javier Milei asistió al tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, acompañado por todos los integrantes de su gabinete, incluida la vicepresidenta Victoria Villarruel. La ceremonia, de fuerte contenido simbólico, estuvo marcada por un mensaje enfático del arzobispo porteño, Jorge García Cuerva, y por señales de distanciamiento político entre las principales figuras del Ejecutivo. Habló sobre los límites que “se pasaron” y de “una guerra entre nosotros”.
Desde el altar, García Cuerva pidió por quienes atraviesan dificultades y destacó la necesidad de reconstruir el tejido social a través del respeto mutuo. “No se construye desde la guerra entre nosotros”, advirtió. En otro pasaje de su homilía, expresó: “Venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, la tolerancia, el respeto. Y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, y se muere la esperanza de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos”.
El oficio religioso comenzó a las 9, en coincidencia con el primer reencuentro público entre el Presidente y su vicepresidenta tras varios meses de distancia política. El encuentro, sin embargo, dejó entrever la frialdad persistente: Milei evitó saludar a Villarruel al llegar al templo y replicó la misma actitud con el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, quien también se encontraba junto a la Vicepresidenta.
Poco antes del inicio del Tedeum, Milei abandonó la Casa Rosada a las 8.46 y recorrió a pie el breve trayecto hasta la Catedral junto a su hermana y secretaria general, Karina Milei. Tres minutos después, ingresó al templo, siendo recibido por García Cuerva. A su lado marchaban varios ministros, entre ellos Luis Petri, Guillermo Francos y el canciller Gerardo Werthein.
En el interior, el mandatario saludó con efusividad a algunos funcionarios y dirigentes, como el diputado José Luis Espert, a quien abrazó. No obstante, volvió a esquivar el saludo con Macri y Villarruel, que se encontraban muy cerca. Fue el propio arzobispo quien, al notar la situación, se acercó a la Vicepresidenta y le dirigió un cálido gesto.
Las diferencias entre Milei y Villarruel son reconocidas desde fines de 2023, cuando surgieron tensiones internas en La Libertad Avanza que enfriaron la relación entre ambos. La imagen de unidad que ofrecían durante la campaña y en los primeros meses de gobierno quedó relegada a un vínculo institucional con escasos puentes políticos.
Este Tedeum también tuvo un tinte particular: fue el primero desde el fallecimiento del papa Francisco, quien durante más de una década fue arzobispo de Buenos Aires. La figura del pontífice tuvo un giro en la mirada presidencial. Pese a haberlo calificado en el pasado como “el representante del maligno en la Tierra”, Milei reconoció luego haber sido perdonado por Francisco y llegó a definirlo como “el argentino más importante de la historia”.
A diferencia del año anterior, cuando el Presidente viajó a Córdoba para anunciar la creación del Consejo de Mayo desde el Cabildo, en esta ocasión toda la agenda oficial se desarrolló en la ciudad de Buenos Aires. Tras la ceremonia religiosa, Milei permaneció en la Plaza de Mayo para presenciar el cambio de guardia de los regimientos históricos, acto que se extendió por unos treinta minutos.
Desde el Ejecutivo señalaron que la decisión de concentrar los actos en la capital responde a una estrategia tanto logística como simbólica. Sin actividades fuera de Buenos Aires, se busca limitar la exposición presidencial en medio de un escenario político dinámico y desafíos económicos persistentes. A su vez, destacaron que la presencia completa del gabinete y de Villarruel fue un gesto institucional, aunque reconocieron que el vínculo entre ambos “sigue siendo distante”.







