Recuerdos fotográficos: el gigante de las esquinas

Recuerdos fotográficos: el gigante de las esquinas

En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.

El automovilista circulaba normalmente por las calles de la ciudad cuando, de repente, en una esquina se levantaba una figura casi gigantesca que le hacía señas. Era el varita (denominación ausente en el diccionario) que ayudaba a que el tránsito fluya. A veces sus señas no eran comprendidas y como devolución recibía alguna seña impropia de parte del conductor. Otras veces, el varita detectaba la infracción, tocaba el silbato y empezaba a descender la escalerita. Era una mala señal. Desde su auto, el automovilista miraba por el espejo retrovisor y veía al agente de tránsito anotando la patente, mientras tocaba el silbato y bajaba a las apuradas. Toda una escena de malabarismo circense. Con el tiempo el semáforo se fue haciendo cargo de todas estas tareas y las discusiones fueron otras. La foto que seleccionó para esta oportunidad Jorge Olmos Sgrosso recrea aquellas vivencias. Corresponde a una garita que se colocó en la intersección de 24 de Septiembre y avenida Avellaneda en 1940. Por aquel entonces, la policía pidió la instalación de estas estructuras y fueron las firmas comerciales las que hicieron el aporte y donaron las garitas para que el tránsito funcionara mejor en las calles de Tucumán. Las veredas “tomadas” por los negocios y comerciantes ocasionales confirman que se trata de un paisaje al que siempre nos tuvo acostumbrado El Bajo.

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