Durante décadas la propiedad privada fue el sueño difícil de alcanzar para miles de argentinos que no heredaban inmuebles ni accedían a créditos a largo plazo. Sin embargo, una tecnología emergente, apoyada en blockchain y contratos inteligentes, está empezando a cambiar esa lógica: la tokenización inmobiliaria.
Desde su implementación en mercados como los Estados Unidos, esta herramienta habilita inversiones desde montos bajos y sin burocracia, y despiertan el interés de nuevas generaciones que quieren invertir en inmuebles, aunque más no sea en una parte de estos.
Una puerta abierta al ladrillo digital
Comprar una casa era sinónimo de largos años de ahorro, créditos hipotecarios inalcanzables o ayuda familiar. Hoy esa imagen está empezando a transformarse. Cada vez más personas están invirtiendo en tokens inmobiliarios, una alternativa que fracciona propiedades reales, y permite adquirir una porción concreta desde apenas unos clics y montos accesibles.
La tecnología detrás de este fenómeno es la blockchain, que actúa como sistema de registro seguro, descentralizado y transparente. Gracias a los contratos inteligentes, cada token representa una parte exacta de un inmueble con derechos económicos reales. Es decir, quienes compran estas fracciones pueden recibir ingresos por alquiler, venderlas, heredarlas o transferirlas como cualquier otro activo digital.
Uno de los referentes del rubro es RealT, una plataforma que opera desde 2019 en los Estados Unidos y ya permite invertir en propiedades ubicadas en ciudades como Detroit, Chicago y Miami. Desde allí explican que el modelo está pensado para personas que buscan generar ingresos pasivos sin necesidad de grandes sumas iniciales ni procesos extensos de aprobación financiera.
Invertir sin comprar todo el edificio
Para entender su funcionamiento, imaginemos a Sofía, una estudiante que alquila un departamento en San Miguel de Tucumán. Con parte de sus ahorros, compra tokens de una casa en Detroit a través de una app. Cada semana, recibe un pago proporcional al alquiler generado por ese inmueble. Puede elegir si cobrarlo en monedas estables o reinvertirlo para acumular más fracciones.
Este modelo plantea un cambio radical en la lógica tradicional entre inquilino y propietario. Según RealT, permite democratizar el acceso a la inversión inmobiliaria y generar un nuevo tipo de copropiedad distribuida, donde múltiples personas pueden poseer pequeñas partes de una vivienda real y obtener beneficios económicos sin necesidad de mudarse ni gestionar directamente el alquiler.
El portal CriptoNoticias, uno de los medios especializados que ha seguido de cerca esta tendencia, destaca que estos activos también se pueden comercializar en mercados secundarios, lo que le da una liquidez inédita al sector. Mientras que una operación inmobiliaria convencional puede tardar meses, las participaciones tokenizadas pueden venderse en cuestión de minutos.
Riesgos bajos, oportunidades nuevas
Otro de los grandes atractivos de este modelo es que reduce muchos de los costos asociados a una operación tradicional: no hay gastos de escritura, no hace falta presentar garantías ni historial crediticio, y los procesos están automatizados. Para muchos jóvenes que sienten que el mercado inmobiliario estaba fuera de su alcance, esto representa una oportunidad concreta.
“Durante décadas, la vivienda fue una frontera económica difícil de atravesar. Pero eso está cambiando y la tecnología tiene mucho que ver”, afirman desde la plataforma. Según su equipo, lo que antes parecía ciencia ficción hoy ya es parte de la realidad financiera de miles de personas en América Latina y el mundo.
Eso no significa que el sistema esté exento de desafíos. Todavía hay marcos regulatorios que deben actualizarse en varios países para permitir este tipo de inversiones y siempre existe el riesgo de volatilidad si se manejan criptomonedas asociadas. Sin embargo, el uso de monedas estables y la creciente adopción institucional están dando mayor seguridad jurídica y técnica al modelo.
Una nueva forma de pensar la propiedad
El concepto de vivienda propia está cambiando. Ya no se trata sólo de acumular metros cuadrados o esperar una escritura. También puede implicar construir patrimonio de forma progresiva, digital y colaborativa. Para una generación acostumbrada a plataformas, accesos remotos y economías alternativas, los ladrillos tokenizados ofrecen una puerta abierta a ese nuevo paradigma.
Si bien la Argentina todavía está dando sus primeros pasos en este terreno, el potencial es enorme. Muchos jóvenes ya están explorando estas herramientas con el objetivo de generar ingresos, diversificar sus ahorros o simplemente dar su primer paso hacia la independencia económica.