Cómo la Generación Z transformó el cuidado de la piel

Cómo la Generación Z transformó el cuidado de la piel

Qué hay detrás de las rutinas virales y cómo se redefinió el concepto de belleza.

ESENCIAL. Usar protector solar en el rostro (durante todo el año) es infaltable para muchas jóvenes de hoy.

En TikTok, una joven muestra orgullosa su “glass skin”: un rostro terso, luminoso, casi traslúcido. Otra comparte su rutina nocturna con cinco pasos y diez productos. En paralelo, adolescentes en todo el mundo empiezan a interesarse por el retinol, la vitamina C y los serums antioxidantes. La piel dejó de ser un tema exclusivo de adultos. Hoy, la Generación Z -los nacidos entre 1993 y 2001- redefine el concepto de belleza y lo lleva al plano más visible (y sensible) del cuerpo: el rostro.

En esta era hiperconectada, las redes sociales son el nuevo espejo, y también el nuevo consultorio. “Hace tres años empecé a seguir a una chica que hablaba sobre el cuidado de la piel, y esa puerta de entrada me abrió a un mundo entero de cosas que no conocía y ahora me interesan”, contó Mariana López, una joven estudiante de psicología de 25 años.

“Eso sí, al principio cometí un error que cometemos muchos”, advirtió de inmediato. Ese desliz fue no analizar su caso con un profesional, y empezar a seguir rutinas indiscriminadamente. “Me provoqué una irritación terrible, lo que me hizo entender rápidamente el peligro de la masividad de estos videos, y que si de verdad me interesaba ese universo tenía que hacerlo bien. De la mano de una dermatóloga, y sin creer en todo lo que veo”, afirmó.

¿Qué hay detrás de estos rituales virales? ¿Es saludable que adolescentes de 18 años usen productos pensados para pieles maduras? ¿Por qué se volvió tan importante tener “una piel perfecta”? Lo analizan expertas.

Una forma de identidad

Agustina Carrizo, comunicadora y experta en marketing digital, analizó este fenómeno y dijo: “Los Z aprendieron de los estereotipos que impusieron durante décadas las grandes marcas de cosméticos. Pero en lugar de seguirlos, decidieron crear sus propias reglas”.

Esa rebeldía, señala, se traduce en una belleza más diversa, más auténtica y más sostenible. “Muchos jóvenes ya no aspiran a un cuerpo perfecto sino a una piel saludable. Hay un giro hacia lo natural, hacia lo real”, observó.

PRIMER PASO. Se recomienda siempre consultar a un especialista.

Y no es solo una cuestión de consumo. Carrizo destacó que este cambio está vinculado con el crecimiento del emprendedurismo joven. “Muchos chicos deciden hacer sus propios productos, crear pequeñas marcas o elegir con criterio lo que consumen. La estética también se volvió política”, señaló.

El boom de los “skinfluencers”

Graciela Juárez, médica clínica diplomada en medicina estética, confirmó esta tendencia en su consultorio. “Las adolescentes consultan cada vez más por rutinas de cuidado facial. Muchas ya usan activos como retinol o vitamina C. Son compuestos con respaldo científico, pero deben ser indicados por un profesional”, aclaró.

El retinol, por ejemplo, es uno de los ingredientes más potentes en la cosmética actual, ya que promueve la renovación celular y combate los signos del envejecimiento. “Pero si se usa mal puede generar irritación, quemaduras y sensibilidad solar, sobre todo en pieles jóvenes”, avisó Juárez.

La vitamina C, en cambio, es más segura: “Es un antioxidante excelente para prevenir el daño de los radicales libres y mejorar manchas”, explica.

Redes como TikTok e Instagram están llenas de influencers especializados en cuidado de la piel. Algunos con formación científica, otros sin ella. ¿Cómo distinguir entre contenido útil y pseudociencia viral?

Carrizo planteó una alerta. “Los que deben hablar del órgano más grande del cuerpo son los médicos. Por suerte, hay profesionales muy activos en redes, como Simón Scarano y Belén Garrido, que educan con criterio y responsabilidad”.

Juárez, por su lado, coincidió con la comunicadora. “El problema no es el producto, sino la falta de diagnóstico. Cada piel es un mundo, y no todo lo que se ve en redes sirve para todos”, detalló.

Rutinas y filtros

Más allá de la piel, también está la mente. “Los filtros no dañan directamente la dermis, pero sí pueden afectar la salud emocional de los jóvenes”, señala Juárez. Algunos adolescentes desarrollan dismorfia del selfie: no aceptan su rostro real porque se comparan con sus imágenes editadas.

“Eso puede generar frustración, ansiedad y baja autoestima”, reparó la médica. Así, la clave es escuchar a la piel. “La irritación, la sequedad, el acné o los puntos blancos pueden indicar que una rutina no está funcionando bien o que se está exagerando con los productos”, añadió.

Por otro lado, Juárez aseveró que i hay un producto que todos deberían usar desde la infancia, es el protector solar. “Es el verdadero antiage. Nos protege del cáncer de piel, previene arrugas, manchas y daño en el ADN”, dice y remarca: “Nunca es tarde para empezar, pero cuanto antes se incorpore como hábito, mejor”.

Una belleza con criterio

La generación que creció con filtros parece estar buscando, paradójicamente, lo más real: una piel saludable. En ese camino, el rol de los profesionales es crucial. Como resume Carrizo: “Los Z ya no quieren una belleza perfecta sino una que tenga sentido. Que los represente. Que los cuide”.

Y en tiempos donde todo parece mostrar su mejor versión en una pantalla, tal vez el mayor acto de belleza sea aprender a mirarse sin filtros.

Glosario skincare

Glass skin: piel con aspecto vidrioso, muy luminosa, sin poros visibles ni imperfecciones. Inspirado en la cosmética coreana, implica hidratación profunda y textura uniforme

Dolphin skin: piel con brillo húmedo, como si estuviera mojada. Se logra con aceites y highlighters, buscando una apariencia de frescura total.

Skin flooding: tendencia que consiste en aplicar capas de productos hidratantes sobre la piel mojada para sellar mejor la humectación.

Glow up: transformación estética y emocional positiva. No se refiere solo a lo físico, sino al crecimiento personal visible en la apariencia.

Skin barrier: barrera cutánea que protege de agresiones externas. Cuando está dañada, la piel se irrita o se sensibiliza. Las rutinas actuales buscan “fortalecer la barrera”.

Slugging: técnica que consiste en aplicar una capa oclusiva (como vaselina) al final de la rutina nocturna para mantener la hidratación.

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