Así quedan tus dedos después de una tarde de piscina.
Si solés lavar los platos sin guantes que cubran tus manos, si alguna vez nadaste por mucho tiempo o pasaste un buen rato debajo de la ducha en el baño, es probable que hayas visto la nueva textura que adoptan tus dedos. Pero no todos ellos, sino solo las yemas y tal vez las falanges inmediatamente superiores. Diferentes estudios investigaron este fenómeno hasta llegar a dar con respuestas sorprendentes.
Un niño ayudó a resolver este misterio al preguntarse por qué esto sucedía e ir un poco más allá: cuando los dedos se arrugan, ¿se forma siempre el mismo patrón? El profesor Guy German, ingeniero biomédico de la universidad de Binghamton en Estados Unidos en principio no supo qué responder por lo que empezó a estudiar por qué se daba este curioso fenómeno y si la secuencia era la misma cada vez que pasaba.
El misterio de los dedos arrugados en contacto con el agua
El científico aseguró saber por qué se arrugan los dedos con el agua pero dijo no tener ni idea si mantenían siempre un patrón. Durante mucho tiempo se creyó que la piel se arrugaba porque absorbía el agua y se hinchaba. Sin embargo, la explicación de este fenómeno es un poco diferente de lo que se pensaba.
Algunos estudios realizados demostraron que cuando el agua filtra a través de los conductos sudoríparos la cantidad de sal que hay en la capa externa de nuestra piel disminuye. Cuando las fibras nerviosas detectan el cambio, el cerebro ordena la contracción de los pequeños vasos sanguíneos bajo la piel.
“Los vasos sanguíneos no cambian mucho de posición, son bastante estáticos”, explicó el científico German. Este es un indicio para la pregunta profunda del niño e indicaría que las arrugas deberían formarse en la misma posición y siguiendo el mismo patrón todas las veces.
¿Las arrugas de los dedos mojados siguen un patrón?
German y la investigadora Rachel Laytin quisieron determinar si esto era posible. Por eso iniciaron un estudio para el que usaron sus propios dedos como prueba. Los pusieron en remojo durante media hora un día y al día siguiente repitieron la prueba para comprobar si la forma de sus yemas era la misma o no.
Después de cada hidratación se tomaron fotos de los dedos y estas se compararon. Como resultado se descubrió que los patrones se repetían con una precisión asombrosa en todas las inmersiones. Esto indica que, así como las personas tienen huellas dactilares únicas, es probable que también sea única la forma de sus dedos mojados.








