Cuando la ola de populismos de “Nueva Derecha” parece amenazar los valores de la democracia liberal y sus expresiones políticas; la mirada de los escritores, críticos y analistas se dirigen hacia la Historia para identificar las peligrosas analogías del pasado con nuestro presente. Lo hizo Siegmund Guinzberg con su Síndrome 1933, una obra que relata el ascenso del nazismo y cuya escritura histórica no deja de evocar la peligrosa similitud de sus discursos y hechos con sucesos de nuestro tiempo. A este libro, podríamos agregar el ciclo monumental de novelas sobre el ascenso, apogeo, caída y tragedia del fascismo italiano escrito por el italiano Antonio Scurati (Nápoles, 1969), quien toma a la figura de Benito Mussolini como el personaje e hilo conductor de un periodo turbulento en la vida de Italia, cuyas heridas permanecen.
Los cuatro libros del ciclo están traducidos al castellano: El Hijo del Siglo (Alfaguara), trata sobre los orígenes familiares y políticos de Mussolini hasta su ascenso al poder en 1922. El Hombre de la Providencia describe la consolidación del fascismo y la destrucción del endeble régimen liberal italiano que había imperado desde el Risorgimento. Los siguientes tomos, El Suicidio de Europa y La Hora del Destino, abarcan sucesos como el expansionismo colonial, el ingreso de Italia en la Segunda Guerra, el declive del régimen fascista y su inexorable caída. El mérito de este ciclo, radica en la composición de una novela coral, con voces disímiles, en donde cada personaje participa a su modo de un gran fresco histórico de ese tiempo fatal para la Europa contemporánea. En el primer tomo el personaje central es Benito Mussolini, el hombre de carne y hueso, maquiavélico, sensual, oportunista, y calculador. Scurati sigue los cánones de la “novela-crónica” cuyos antecedentes nos remiten a la pluma de Curzio Malaparte, tomando al personaje de Mussolini como la introducción a otros personajes históricos ocultos por la gran Historia, tales como su amante y musa, Margherita Sarfatti, el extravagante poeta Gabrielle D´ Annunzio, o sus secuaces políticos Amerigo Dumini o Leandro Arpinati. La vida familiar y los amores de Mussolini tienen también sus capítulos con la cuota de miserias y cobardías del personaje, magníficamente retratados en el episodio de la trágica vida de su primera mujer, Ida Dalser, o la de su esposa oficial, la sumisa Rachelle. Tampoco está ausente el gran contendiente político de Mussolini, el diputado socialista Giacomo Matteoti, quien terminará siendo la víctima más resonante de la represión del régimen.
El mérito de este ciclo radica en el rigor y en la maestría del autor para mezclar, textos o documentos históricos que versan sobre hechos verídicos, para inmediatamente, desplegar el relato literario al estilo de las grandes novelas históricas. Su lectura resulta perturbadora porque el lector abreva en lo más profundo y visceral de la historia italiana, mostrándonos cómo el fascismo nació de la violencia, considerada como el elemento nodal de su construcción política. Las reconstrucción de los saqueos, asesinatos y persecuciones de los brigadistas de Camisas Negras pulula a través de notas periodísticas, pobladas de insultos y descalificaciones hacia los oponentes políticos, junto con el oportunismo y cálculos de los partidos tradicionales, además de la confusión del Partido Comunista italiano, que a su modo contribuyeron a la instauración de la dictadura.
El propio Scurati ha afirmado en declaraciones al diario Clarin que el fascismo histórico ha muerto, pero no podemos ignorar que los “modos” de su cultura política han impregnado los rasgos de los populismos contemporáneos. En Italia, las novelas no han pasado desapercibidas y la identificación de los discursos mussolinianos con los mensajes “anti-intelectuales” del gobierno de Giorgia Meloni, fue una derivación inmediata. La relevancia de este ciclo de novela radica en su consideración más allá de la re-elaboración de hechos históricos, porque su lectura nos coloca frente a los demonios del pasado, con ecos en nuestro presente. Vivimos un tiempo de disrupción y de incorrección política tomadas como virtudes, cuya contra-cara puede implicar el retorno de la violencia que anida en los entresijos de nuestras sociedades. Al igual que al ensayo de Guinzberg, este retrato literario de Mussolini, por obra de Scurati puede ser tomado como una alarma ante los autoritarismos, que habitan a la vuelta de la esquina.
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Ariel Hernando Campero
Politólogo.