Frustración laboral: sólo dos de cada 10 trabajadores están conformes con su empleo en Argentina

Frustración laboral: sólo dos de cada 10 trabajadores están conformes con su empleo en Argentina

La psicóloga Victoria de la Encina analizó en LG Play el impacto del burnout, el desencanto generacional y los desafíos de adaptación para las empresas

10 Mayo 2025

El dato es alarmante: sólo dos de cada 10 trabajadores en América Latina están conformes con su empleo. Y Argentina lidera otro triste podio: el de los países con mayor índice de burnout, o síndrome del “trabajador quemado”. Así lo explicó la psicóloga y consultora en recursos humanos Victoria de la Encina durante una entrevista con La Gaceta Central, por LG Play.

“Hace tiempo que venimos en el podio. Somos campeones también en esto”, ironizó De la Encina, al tiempo que destacó que las causas deben analizarse desde una mirada macro y micro. “No hablamos sólo de contextos laborales obsoletos —como contratos pensados en 1929— sino también de trayectorias personales marcadas por la frustración y la desconexión entre lo que soñaban ser y lo que terminan haciendo para sobrevivir”.

La especialista subrayó que el actual esquema laboral argentino se sigue rigiendo bajo el paradigma de las 48 horas semanales, con una lógica que choca contra las demandas actuales de bienestar, flexibilidad y sentido. “Hoy se habla de home office, de job crafting, de adaptación del trabajo a la persona. Pero son muy pocas las empresas que logran aplicar esto realmente”, explicó.

El panorama es especialmente crítico para dos grupos etarios: los jóvenes de entre 18 y 24 años, y los adultos mayores de 50, ambos con bajo nivel de empleabilidad. Según De la Encina, muchos trabajadores deben asumir dos o más empleos para sobrevivir, lo que eleva los niveles de estrés crónico y afecta tanto la salud física como mental.

Burnout y expectativas truncas

El burnout es un síndrome que, según la especialista, surge “cuando el cuerpo ya no puede responder a la alta demanda”. Y esa demanda no es sólo externa: también es interna, está relacionada con las expectativas. “Antes, estudiabas una carrera, salías al mercado laboral y conseguías trabajo. Hoy el mercado es cada vez más competitivo y exige mucha más profesionalización. Esto deja a muchos jóvenes sintiéndose insuficientes, lo cual afecta su autoestima y genera ansiedad”.

La desconexión entre los sueños de juventud y la realidad económica también alimenta el desencanto. “Querías ser doctora o maestra jardinera, pero el mercado hoy necesita otra cosa. Entonces, ¿qué hacés con esa frustración? Hay que pisar la realidad, hacer reestructuración cognitiva: no es que tirás tu carrera a la basura, sino que aprendés a adaptarte”.

Cambiar la idea de éxito

De la Encina llamó a las empresas a actualizar su mirada sobre las nuevas generaciones y redefinir lo que significa el éxito laboral. “Nuestros padres creían que éxito era sacrificarse, quedarse hasta tarde, que si trabajabas mucho eras una mejor persona. Hoy los jóvenes priorizan el equilibrio. El 80% de su vida no puede estar dedicada a un trabajo que no los hace felices”.

En ese marco, cobró fuerza un nuevo concepto: la “microjubilación”. Se trata de pequeños retiros laborales a lo largo de la vida, una forma de dosificar el esfuerzo para no esperar a los 65 años para “empezar a vivir”. “Los jóvenes no quieren hipotecar su salud y su tiempo. No creen que haya que matarse toda la vida para disfrutar recién al final”, explicó.

El rol clave del liderazgo

Para De la Encina, el liderazgo empresarial también debe adaptarse. “El líder no tiene que sumarse a la queja del joven, sino conducir, acompañar, aprender también de él. Hay que dejar atrás ese concepto de autoridad que no se puede mostrar vulnerable. Los centennials no sólo serán empleados, también serán clientes, proveedores, socios. Entender esto es clave”.

Finalmente, la psicóloga hizo un llamado a construir vínculos basados en el conocimiento mutuo: “Las empresas tienen que trabajar en liderazgos empáticos y en mejorar la autoestima de las personas, no el ego. Porque si el joven llega al mundo laboral pensando que es Superman y el sistema lo reprende por llegar cinco minutos tarde, se frustra. Y eso es lo que hoy está ocurriendo en masa”.

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