Foto: Ignacio Izaguirre - Especial para La Gaceta
En la jornada en que los restos del Papa Francisco llegaron a su morada definitiva, San Martín supo procurarse sus propias bendiciones y disfrutar de las proporcionadas por otros, con un triunfo ante Arsenal por la mínima que lo vuelve a depositar en el primer escalón de su zona en la Primera Nacional, compartido con Atlanta.
En el estadio Julio Humberto Grondona, el equipo de Ariel Martos no la pasó bien durante la primera media hora. Pero a partir de la certera definición de Juan Cruz Esquivel, el camino que conducía al cielo de la tabla se le abrió de par en par al “Santo Tucumano”. Incluso sin plasmar una gran actuación, la visita ganó bien.
Las buenas noticias para San Martín comenzaron unas cuatro horas y pico antes del pitazo inicial de Juan Pablo Loustau. Llegaron desde Villa Crespo y el “mensajero” fue Alan Bonansea, el delantero de Patronato que en el tercer minuto de descuento privó a Atlanta de una victoria que le hubiera supuesto a San Martín tener que salir a jugar en Sarandí corriendo de atrás al “Bohemio”, con una distancia de cinco puntos.
Y las malas noticias para San Martín, que tuvieron su impacto por un tiempo, empezaron apenas pitó Loustau. Porque el equipo de Darío Franco se paró como si estuviese peleando por la cima y no por gambetear el descenso que esta temporada parece guiarle un ojo intentando seducirlo con la Primera B Metro.
Por entonces, el anfitrión se adueñó de la pelota y la visita se desorientó. El dibujo táctico dispuesto por Martos pareció no poder dar respuesta al estrés que lo sometía un mediocampo con más movilidad y recuperación de pelota. Gustavo Abregú no hacía pie y los esfuerzos de Matías García por equilibrar las cargas no daban resultado.
Arsenal inquietó un par de veces a Darío Sand antes de que Ciro Rius le sacara lustre al travesaño desde posición inmejorable.
Si la cosa no pintaba peor para el “Santo” es porque cuando atacaba dejaba en claro el mayor peso de algunos nombres propios. Por eso hubo un par de acercamientos que pudieron dar fruto, en la pegada de Gabriel Hachen desde fuera del área o de Mauro Verón, desde dentro.
Otro factor de expectativa: cuando la tenía Franco García por derecha, las puertas del gol parecían entreabrirse para San Martín. Y así fue nomás: en una jugada de la que también participaron Hernán Zuliani y Hachen, el extremo derecho cordobés asistió con precisión para que Esquivel hiciera lo que hacía falta, meter la pelota entre unas cuantas piernas rivales y desalentar cualquier intento de reacción del arquero Jerónimo Pourtau.
La ventaja envalentonó a San Martín, la desventaja le “comió la cabeza” a Arsenal. Si el conjunto de Martos, como mínimo, no duplicó la ventaja antes de irse al entretiempo fue básicamente porque Esquivel se empecinó en firmar un doblete: en ambas ocasiones optó por no asistir a su compañero Verón, solo de toda soledad en el otro extremo del área.
En el complemento, Sand no pasó demasiado sobresaltos y Pourtau tampoco. Traducido: San Martín supo sostener su ventaja ante un oponente limitado. Claro, como se suele decir con razón, esto es fútbol y una diferencia exigua siempre puede devenir en un trago amargo.
En ese sentido, hubo algo de riesgo en esa versión final, cediéndole la pelota al local. Algo que trajo como consecuencia el susto postrero del remate de Fabián Bordagaray que Sand rechazó en gran forma.
No hubo espacio para las sorpresas en la fresca noche del sur del Gran Buenos Aires. El “Santo”, invicto y con apenas tres goles encajados en el certamen, sabe ser granítico cuando las circunstancias lo demandan.
Y en una jornada repleta de buenas nuevas para el “Mundo San Martín”, sus hinchas se enteraron también del impensado traspié de Quilmes ante Almagro (0-1), a unos pocos kilómetros del Viaducto.
Falta muchísima tela por cortar, aunque cada vez más parece que la lucha por el “Fuego de Prometeo” del puesto de privilegio en la Zona A será cuestión de dos, y justamente se enfrentarán dentro de dos fechas, en Villa Crespo.







