Foto: Omar Rasjido / Prensa AAT
En diciembre de 2008 Facundo Bagnis jugó por segunda y última vez en Tucumán un torneo Future de la Federación Internacional de Tenis (ITF). Con apenas 18 años, el nacido en Armstrong (Santa Fe) estaba comenzando su etapa como profesional. Más de 16 años después volvió a nuestra provincia para disputar el Challenger 50 en Lawn Tennis, en un momento muy particular de su carrera (está volviendo de una lesión) y con un recorrido impactante a nivel profesional.
“Me acordaba poco, pero sí de mis dos rivales. Perdí en primera ronda con ‘Edu’ Schwank (en 2007) y con ‘Ale’ Fabbri, que ahora son grandes amigos. Fue rápida la estadía, pero siempre que tengo contacto con el interior de Argentina me hace bien porque yo también soy del interior. Es un placer muy lindo venir a jugar”, señala Bagnis en diálogo con LA GACETA.
Para el zurdo santafesino, jugar en el interior no es habitual. De hecho, tampoco lo es tanto jugar en Argentina. Y eso se debe, principalmente, a que durante años se acostumbró a disputar los torneos más importantes del mundo.
En 2014 se metió por primera vez en el top 100 del ranking mundial. Y durante una década alternó entre ese lugar y los puestos 150 y 200 del mundo. Eso le permitió jugar, a veces en la etapa clasificatoria y a veces en el cuadro principal, los torneos de Grand Slam (los disputó 45 veces; 17 en el cuadro principal). En 2016 llegó a ser 55° del mundo, pero sus mejores momentos, llamativamente, llegaron cuando pasó los 30 años: jugó dos finales de torneos ATP 250 (Santiago de Chile en 2021 y Córdoba en 2024).
Su buen nivel en el circuito le permitió tener experiencias también representando a Argentina en eventos multidisciplinarios. Logró una medalla de oro y dos de plata en Juegos Panamericanos (compitió en Toronto 2015 y Lima 2019) y tres de oro en Juegos Suramericanos (Buenos Aires 2006 y Santiago 2014). Y en los últimos años tuvo sus dos más grandes experiencias con la “albiceleste”: participó de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y se dio el gusto de debutar en Copa Davis.
“La verdad que no”, reconoce Bagnis cuando se le consulta si esperaba tener la carrera que tuvo. “Cuando uno está en etapa de junior, y es una promesa, te podés llegar a imaginar que podés convertirte en profesional. Pero ni de cerca el ranking que podés llegar a obtener, o que podés llegar a vivir del tenis. Hoy me siento orgulloso de la carrera que hice; todavía no la terminé, pero sí es verdad que entra en las instancias finales”, reflexiona.
Elegir un momento en su carrera es difícil, según reconoce. “Son muchos, incluso en la etapa de junior la pasé muy bien”, asegura. Sí remarca que hubo un momento en su carrera en el que cambió su mentalidad, lo que le permitió afrontar la vida deportiva de otra manera. “Hubo un clic después de los 26 años que me llevó a disfrutar y a estar agradecido del tenis. Antes estaba un poco peleado con el esfuerzo de viajar, de entrenarme... Cuando empecé a entender lo que me estaba dando, le empecé a agradecer. Eso me cambió la aguja y fue una de las cosas que me llevó a estirar mi carrera. Hoy con 35 años sigo teniendo ganas”.
Y aunque no eligió un momento en particular, el santafesino sí recordó con emoción su debut en Copa Davis. “Fue muy lindo”, dice. “Fue una experiencia única que siempre la tendré bien guardadita”, subraya pese a que su único partido (ante Emil Ruusuvuori) terminó en derrota y Argentina perdió aquella serie ante Finlandia.
La deuda a saldar
Con 17 títulos es, junto a Marco Trungelliti, el segundo argentino con más títulos de categoría Challenger, sólo por detrás de Carlos Berlocq (19).
“Sé que tengo un gran recorrido en Challenger. La verdad es que siempre quise cambiar esos Challenger por torneos ATP, y lo fui mechando bastante bien. Me quedé con la espina (de lograr un título). Ojalá se pueda cumplir”, confiesa Bagnis, que igualmente asegura estar orgulloso de su carrera a nivel Challenger.
¿Es el título ATP la única deuda pendiente a nivel tenístico? “Sí, pero no era algo que soñaba de chiquito. Soñaba jugar la Copa Davis y lo pude hacer. Pero cuando uno está acá quiere más y el título ATP es lo único que me faltó”, advierte.
Volver a disfrutar y a competir
En 2024, una lesión en la rodilla apartó a Bagnis varios meses de las canchas en un gran momento. Su último partido fue en agosto (intentó volver en un torneo en Luján el mes pasado, pero se retiró por una lesión muscular).
“El 2024, con 34 años, fue uno de los mejores años de mi carrera”, dice con cierta amargura por la interrupción. Sin embargo, el parate también le sirvió para darse cuenta de que el tenis sigue siendo su pasión. “Todavía tengo ganas; quería volver”, firma. Y el desafío, según asegura, será más físico que tenístico.
“La idea es estar sano, con la menor cantidad de dolores, y volver a estar competitivo. El tenis es lo que menos me va a costar readaptar; lo más difícil va a estar en el cuerpo”, puntualiza. Por eso, no tiene grandes expectativas para esta semana, aunque comenzó con el pie derecho (triunfo 6-4 y 6-1 sobre Gonzalo Villanueva en primera ronda).
Aunque todavía no pretende terminar su carrera, Bagnis habla con la sapiencia de alguien que vivió mucho en el circuito y que disfruta de la vida tenística. “Somos privilegiados de ser tenistas profesionales; es un trabajo muy lindo que uno quiere que dure mucho tiempo. Ojalá pueda seguir por muchos años más”, anticipa. “Tengo un determinado ranking que no estoy dispuesto a aceptar, pero con la humildad de siempre y el trabajo que me hizo llegar acá”.
Pese a su amplio recorrido y a que en su llegada a Tucumán recibió varios pedidos de fotos y saludos, asegura no sentirse un referente en la disciplina a nivel nacional. “El deporte está muy marcado por los resultados y está bien que así sea. Si un chico me ve como referente y me quiere preguntar algo y escuchar, me sentiré un referente en ese momento; le daré mi opinión y me sentiré orgulloso. Pero el tenis argentino es demasiado grande y rico. Soy uno más de los tantos jugadores que pudo llegar y simplemente estoy agradecido”, concluye Bagnis, una de las grandes figuras que anima el Challenger de Tucumán.






