
No importaba cuántos kilómetros separaran a Tucumán del Vaticano, ni cuán breve fuera el encuentro: quienes lograron estar frente al Papa Francisco coinciden en algo esencial. Había en él una calidez que desarmaba protocolos, una humildad que lo volvía cercano. En estos días de duelo, sus gestos simples –un abrazo, una broma, una bendición– vuelven a cobrar vida en las memorias de tucumanos que lo conocieron y sintieron, por un instante, que él también era parte de su historia personal.
“Él Papa era feliz cuando los argentinos lo visitaban”
Juana Abarza: “Lo conocimos el 30 de diciembre de 2015, y fue un momento inigualable. Nos saludó con calidez. Nos abrazó a todos con mucho cariño, les dio un beso a cada uno de mis hijos y nos bendijo. Pasó algunos minutos frente a nosotros, y nos dijo que era muy feliz cuando argentinos se acercaban a visitarlo. Antes de irse, por supuesto, nos pidió que rezáramos por él. Hoy su muerte nos caló hondo, porque nos hizo sentir que los argentinos teníamos un lugar en el mundo”.
“Nunca dejó de ser cercano a la gente”
Carlos Coronel Mastrolorenzo: “Es difícil explicar la sensación de tenerlo tan cerca. No se puede entender la importancia que tiene, hasta que pasa algo de tiempo. Tuve la fortuna de recibir su bendición en 2017. Por un guiño del destino pude estar a 15 o 20 metros de él durante una de sus misa de los miércoles, y luego poder saludarlo. Recuerdo que cuando le conté que era tucumano se sorprendió y me dijo: ‘¿qué haces acá?’, con esa cercanía que todos veíamos y que él nunca dejó de tener”.
“Francisco tuvo una capacidad de apertura única”
Javier González: “Tuve la oportunidad de visitarlo dos veces. En 2014 le llevé alfajores tucumanos, y fui testigo de cómo una señora le regaló una mitra hecha con sus manos y Francisco se sacó la suya para usar la que le acababan de regalar. En 2016 volví a su encuentro, y observé cómo el impidió que los guardias alejen a un niño que trataba de llegar a él para darle un abrazo. El Papa siempre fue muy generoso y tuvo una capacidad de apertura única”.
“Ahora tenemos un super ángel de la guarda”
Agostina Martínez Márquez: “Cuando Francisco se acercaba a mí tuve el impulso de abrazarlo, aún sabiendo que no se podía hacer. Creo que se sorprendió con mi gesto, y él me sostuvo el abrazo. No me rechazó en ningún momento. La foto de ese momento me acompaña. En cualquier momento de adversidad, yo vuelvo a ella. Ahora siento que tenemos un súper ángel de la guarda. Alguien que nos guía, y que nos dará señales en los momentos difíciles”.
“El papa nos dejó la humildad que predicaba”
Verónica Otero: “Viajamos con mi esposo a conocerlo en 2015. Fue un momento muy emocionante, porque mientras él se acercaba irradiaba paz, un luz, algo especial. Quizás por ser compatriotas, también podías sentir que te acercabas a un abuelo o familiar mayor que te daría uno de esos cariños que te envuelven y te hacen sentir cobijado. No querés salir de sus brazos. Él nos dejó la humildad que predicaba y de la que daba ejemplo: en su forma de vivir, de ponerse al lado del enfermo, del desprotegido, y del abandonado”.
“Francisco bendijo nuestro enlace”
Romina García Fleury y Nicolás Correa: “El miércoles 26 de abril de 2017 estuvimos con Francisco en una audiencia pública para recién casados, en la que nos dio su bendición. Para nosotros es el mejor recuerdo de nuestro enlace porque además era nuestro Papa argentino, una persona humilde y sencilla. Recordamos que cuando dijimos que éramos de Tucumán bromeó diciendo que se tenía que cocer los bolsillos. Ese momento inolvidable perdurará por el resto de nuestra vida”.
“Entre toda la multitud el escogido fue mi hijo”
José Ignacio Mejail: “Entre toda la multitud, Francisco le dio un beso a mi hijo en junio de 2017. A ese momento lo recordaremos para siempre. Me quedé temblando un rato largo, luego de que todo pasó. Todo pasó muy rápido, cuando el Papamóvil frente al grupo de personas en el cual nos encontrábamos. En ese momento un encargado de la seguridad papal tomó a mi hijo y lo acercó al Papa, que le dio un beso con una gran sonrisa. La foto y la mirada entre ellos al verse, fue espectacular”.
“Cuando ya estaba enfermo se notaba su esfuerzo, pero también la alegría de poder hacerlo”
Roberto Rotta Di Caro: “Conocimos a Francisco el 13 de marzo del año pasado. Justo en el aniversario número 11 de su papado. Ya estaba enfermo, y se notaba su esfuerzo pero también la alegría de poder estar ahí. Cuando se acercaba hacía parecer que tenía todo el tiempo del mundo para hablar con vos. Con una sonrisa le regaló un caramelo a cada uno de mis hijos, y fue él el que nos dio las gracias. Antes de irse pude darle un abrazo fuerte para devolverle el amor y la entrega que el nos transmitió”.