La combi blanca estacionada frente al dique llamó la atención por sus detalles dorados, pintados: las tres estrellas del Mundial. Adentro, Juan Díaz y Ana Herrera se acomodaban mientras cocinaban para continuar su viaje. Son de Jesús María, Córdoba, y desde hace décadas viven en movimiento.
“Salimos el 7 de abril. Fuimos a Zárate, después cruzamos a Entre Ríos y seguimos por la ruta 14 hasta llegar a Mercedes, en Corrientes. Fui a cumplir una promesa con el Gauchito Gil”, cuenta Juan, que maneja desde 1959, cuando su padre le enseñó en Buenos Aires.
Cómo llegaron a Tafí del Valle
Después pasaron por Resistencia, Pampa del Infierno, Monte Quemado, Salta capital, Campo Quijano, y luego llegaron a Tafí del Valle por la Quebrada de los Sosa. “Conozco muchos lugares de Sudamérica, pero este tramo me dejó impresionado. En Calingasta, San Juan, hay algo parecido, pero esto que vemos acá es único”, asegura.
A sus 77 años, Juan sigue siendo camionero de alma: “Fui chofer, después tuve mis camiones y casillas. Siempre estuve equipado para salir”. Ana, su compañera de toda la vida, agrega: “Si no hubiera sido por él, no habría conocido tantos lugares. Me encanta la ruta”. Llevan más de 50 años casados. “Después de tanto tiempo, ya somos como hermanos”, bromea él.
Las mejores épocas para viajar
Viajan solo en otoño y primavera. En invierno el frío los ahuyenta; en verano, el calor los agobia. “Esta combi no es un motorhome completo, pero tenemos baño químico, una lona que usamos como galería, herramientas con batería de litio, alero… estamos listos para todo”, cuenta Juan.
El fútbol es otra pasión. Con su camioneta, Juan visitó estadios emblemáticos como el Centenario en Montevideo, el Defensores del Chaco en Paraguay y el de Santiago de Chile, donde se jugó el Mundial del ‘62. “Me falta el Maracaná. No lo hice todavía, pero quién te dice, capaz algún día lo hago igual”, se ríe.
Siempre bien recibidos
A donde van, siempre son bien recibidos. Nunca tuvieron problemas ni en la ruta ni en los lugares donde paran. Juan calcula distancias, elige lugares seguros para dormir y organiza las paradas con experiencia. Aunque muchas veces, dice, es mejor dejarse llevar y no seguir el mapa. “Todo se adapta: el viaje, la comida, los tiempos. Lo importante es salir. Hay que animarse. Nosotros no tenemos perro ni gato, solo dos plantas. Volvemos cuando queremos”.
Después de unos días en Tafí del Valle, y luego de ver la Pasión cerca de donde se encuentran, seguirán camino a Las Termas de Río Hondo. “Es el lugar de los veteranos”, dice Juan, mientras Ana asiente con una sonrisa. “Este viaje no se termina, porque la ruta es nuestra casa”.