¿Qué hay detrás de la reforma electoral y de la Boleta Electrónica?

¿Qué hay detrás de la reforma electoral y de la Boleta Electrónica?

La Legislatura dará en las próximas semanas un paso fundamental para despejar el horizonte electoral en Tucumán. La decisión está tomada y, salvo algún imponderable, la provincia emulará el sistema de votación que utiliza Salta. Es oportuno preguntarse, entonces, por qué el oficialismo se inclinó por ese método y no por alguno de los tantos otros que hay. Y una primera respuesta podría ser elemental: sencillamente, porque es lo más parecido y funcional a lo que el peronismo se aferra cada cuatro años en estas tierras, que es el acople.

En “La Linda” rige la Boleta Única Electrónica desde 2009 y es cierto que agiliza fundamentalmente el escrutinio el día de la votación. La BUE consiste, sintéticamente, en una emisión mixta del voto: cuando un elector llega a la mesa, se le entrega una boleta en blanco que coloca en la máquina de votación. En la pantalla se confecciona el voto por categoría o por lista y luego se imprime la papeleta y se la deposita en una urna. Así, hay un doble control. Según Poder Ciudadano, este método evita que las actas de escrutinio sean confeccionadas con errores, licúa las tensiones entre los fiscales partidarios en el conteo provisorio y termina con algunas de las trampas del tradicional voto en papel. Otra de las grandes virtudes es la rapidez con la que se conoce el resultado, en contraste con el recuento tucumano. La puja por la Intendencia entre Rossana Chahla y Beatriz Ávila es el ejemplo de lo que se evitaría.

Esas son las bondades del sistema que buscará instalar el oficialismo en estos días. El miércoles, por caso, se realizará en la Cámara un evento de transparencia electoral impulsado por el vicegobernador Miguel Acevedo. Habrá disertantes internacionales vinculados a los procesos de votación, demostraciones y expondrán el vicegobernador salteño Antonio Marocco (impulsor de la BUE allí) y la presidenta de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Electoral de ese distrito, Teresa Ovejero. Luego, el 11 de mayo, el presidente de la Legislatura y parlamentarios de diferentes bloques viajarán a esa provincia para ver en funcionamiento la BUE, en los comicios de renovación parcial de cargos legislativos. Toda una señal del camino elegido, principalmente, por el vicegobernador.

“Método Salta”

En efecto, Acevedo motoriza el “método Salta” desde el año pasado. En particular, luego de que el gobernador Osvaldo Jaldo lanzara aquella frase temeraria para el peronismo sobre la necesidad de eliminar el régimen de acoples. El ex ministro del Interior nunca estuvo de acuerdo con esa idea y así lo hizo saber en privado y en público. A cambio, sugirió que se acote la cantidad de colectoras que cada espacio puede presentar. De esa manera, marcó dentro del justicialismo una primera diferencia sustancial con su compañero de fórmula.

¿Por qué el vicegobernador empuja la versión salteña de la Boleta Electrónica? Una interpretación puede estar ligada a que la BUE no parece ser incompatible con el acople. Si bien en esa provincia no hay colectoras, sí hay frentes que albergan distintas listas. El artículo 14 de la Ley Electoral salteña habla de “adhesión”: “Cuando en una lista de un partido o frente electoral no se postularen candidatos en una o más categorías, podrán incorporarse, por vía de adhesión, a los candidatos de otra lista del mismo partido o frente electoral. Deberá mediar una adhesión única por categoría, con la confirmación expresa de quienes reciben dicha adhesión. La adhesión será siempre de los cargos municipales a los departamentales y de éstos al cargo provincial, si correspondiere”. Es, con otra palabras, prácticamente lo mismo que el sistema de acoples.

Por ejemplo, en los comicios del próximo mes, el oficialismo del gobernador Gustavo Sáenz lleva un candidato a senador provincial y esa candidatura ya tiene la adhesión de dos frentes que le traccionarán votos con listas de diputados y concejales. En 2023, el mandatario fue reelecto con un esquema de “frente de frentes”: el frente mayor impulsó su candidatura a gobernador y hacia abajo tuvo otros “frentes” adheridos con candidatos a intendentes, a diputados, a senadores y a concejales.

Esa ingeniería electoral permitió que en aquellos comicios se inscribieran 12.207 candidatos, entre titulares y suplentes: 12 a gobernador, 154 a senador, 671 a diputado, 414 a intendente y 10.944 a concejal. Para más datos de la telaraña, en esa contienda se anotaron una alianza, 10 frentes, 34 partidos políticos y 36 agrupaciones municipales. En total, en todo el territorio, fueron autorizadas 194 listas. Un apartado: el padrón electoral salteño apenas superó en 2023 el millón de votantes. Es decir, hubo un postulante por cada 88,6 habitantes habilitados. Las comparaciones son odiosas, pero en Tucumán hubo ese mismo año 17.943 candidatos: uno por cada 73 electores. Y se habían presentado ocho fórmulas a gobernador y vice. Por supuesto, el acople hizo estragos en los municipios, porque allí se ve la cara de la perversidad del sistema: con excepción de la capital, el candidato a gobernador del peronismo siempre privilegió que haya muchos candidatos a intendentes que lo lleven sus boletas, por lo que cada uno de esos postulantes a jefe municipal tuvo que dotarse de la mayor cantidad de lisas de aspirantes a concejales para tratar de sobrevivir en medio de ese canibalismo pejotista.

A modo de cierre, con BUE y “adhesiones” Sáenz fue reelecto, se quedó con 59 de las 60 intendencias, ganó en los 23 departamentos salteños y tiene el control absoluto del Senado y de la Cámara de Diputados. Con voto de papel y acople, Osvaldo Jaldo venció por la gobernación, se quedó con 16 de las 19 municipalidades y con 33 de los 49 legisladores.

Planteadas las similitudes entre “adhesiones” y “acoples”, vale ahondar entonces en cómo se compatibiliza en una misma pantalla esa maraña de candidaturas. Y ahí hay otro guiño al oficialismo. Porque lo primero que muestra el monitor es la opción de votar por lista o por categoría. Si se elige “Lista”, aparecen las nóminas únicas y al hacer click se elige la lista completa. En cambio, cuando se aprieta “Categoría”, la pantalla muestra cada una (gobernador, legislador, concejal, por ejemplo) y se deben ir abriendo cada una para encontrar el abanico de candidatos inscriptas en cada una. Así, como la primera opción es por “Lista”, la pantalla puede mostrar varias veces el rostro de un mismo postulante a gobernador, según la cantidad de acoples o de adhesiones legislativas que tenga. Por supuesto, si la autoridad electoral lo permite. De lo contrario, al tocar la imagen del candidato a gobernador elegido, se abrirán las ventanas con opciones para las listas que lo apoyan.

Con desconfianza en un principio, “El Comisario” parece haber aceptado la idea de Acevedo de tomar la Boleta Electrónica salteña para agilizar el sistema de votación tucumano sin perder la esencia y las ventajas del acople. El asunto, por supuesto, estará en encontrar el número mágico de colectoras permitidas; en particular en las encarnizadas disputas locales. La transición de eliminar el acople a restringirlo suena lógica con la historia reciente de esta provincia en materia electoral: cuando se desmadró la Ley de Lemas se diseñó el acople, similar pero con mejores modales. Y cuando se agotó la paciencia con el acople, se piensa en pulirlo sin desechar sus ventajas. En definitiva, es como la discusión entre tucumanos y salteños por las empanadas: las de ellos llevan papa y las nuestras no. Pero en definitiva eso apenas es un detalle. ¿O no?

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