La importancia de los feriados

Según el momento, se desarrolla un debate que se mueve entre la necesidad de trabajar y la construcción de identidad nacional.

06 Abril 2025

Un debate que cada tanto cobra fuerza es el de los feriados ¿Es importante cerrar el comercio, las escuelas y las oficinas para recordar algún hecho del pasado? ¿O es preferible reducir la cantidad de jornadas conmemorativas y privilegiar el hecho de que la gente pueda trabajar? Es una discusión en la que hay demasiados matices a tener en cuenta antes de sentar una postura. De algún modo, la sociedad parece ir acomodándose a las necesidades: durante los fines de semana XXL, el comercio cierra un día y trabaja con normalidad el otro. Sin embargo, la cercanía del 2 de abril, jornada en que se recordó el desembarcó argentino en Malvinas y la recuperación de las islas, nos habilita una serie de reflexiones.

Por un lado, los feriados funcionan como mojones en el calendario. Se trata de jornadas en las que frenamos el vertiginoso ritmo cotidiano para reflexionar sobre nuestra historia y nuestro devenir como nación. Le imprimen a la currícula escolar la obligación de trabajar sobre la construcción de identidad colectiva a través del recuerdo de hechos significativos y del ejemplo de vida que deberían convertirse en arquetipos dignos de imitar. Este es el caso de los héroes y de los próceres. En todo caso, la discusión no debería estar centrada en si una fecha patria o conmemorativa es importante o no lo es, sino en cuántos feriados no laborables son adecuados para la realidad económica de una nación o una provincia.

Respecto de Malvinas, todo indica que se trata de una fecha muy cara para el pueblo argentino, quizás más que otras que se celebran a lo largo del año. Será la cercanía temporal, el recuerdo de los veteranos, esa sensación de injusticia por el territorio nacional usurpado o una mezcla de las tres lo que genera esta identificación. Pero lo concreto es que parece estar fuera de discusión la idea de que el conflicto del Atlántico Sur no sea conmemorado con un feriado. Esta sensación se refuerza a medida que el proceso de “desmalvinización”, impulsado por distintos sectores políticos parece haber ido perdiendo fuerza. Afortunadamente, los actos y los desfiles multitudinarios que se vieron a lo largo de todo Tucumán el miércoles son el mejor ejemplo del fracaso de la desmalvinización.

Respecto de los feriados hay otro debate inconcluso y al que quizás habría que prestarle atención en el norte. Si partimos de la idea de que el feriado debe funcionar como recordatorio de algún hecho relevante para nuestra cohesión nacional, es innegable que se producen desbalances en el “ranking” de los feriados. Por ejemplo: acontecimientos clave del proceso de la independencia argentina, como el Éxodo Jujeño y las batallas de Tucumán y de Salta hoy poseen el status de feriados provinciales. Es decir, salvo en las escuelas, a nivel nacional no tienen mayor trascendencia. En cambio, otros acontecimientos, como la batalla de Vuelta de Obligado, se conmemoran con festivos nacionales. Sin desmerecer este hecho ocurrido en tiempos de Juan Manuel de Rosas en la provincia de Buenos Aires, es claro que la relevancia histórica entre los tres enumerados más arriba y este último es, como mínimo, distinta. Creemos que la igualdad no sólo se construye en el campo de lo económico sino también en el campo simbólico. Es aquí donde los feriados adquieren su real dimensión.

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