Es verano, vacaciones, viajes, desplazamientos: en vehículos por tierra o por mar en crucero, y a propósito de ello decía Stefan Zweig en su obra “Magallanes”: “escribí este libro motivado por un sentimiento un tanto inusitado: la vergüenza. Porque eso fue lo que sentí viajando en este transatlántico, rumbo a Brasil, con todas las comodidades. Por lo tanto ¿tengo derecho yo a quejarme de la lentitud o de la monotonía de su travesía? Vergüenza me generó imaginar cómo habrá sido la proeza de Fernando de Magallanes, 400 años atrás, en el mismo océano y con todos los inconvenientes”. Magallanes fue un marino portugués (1480-1521) que al servicio del rey de España, para abrir una nueva ruta a las indias orientales, navegó hacia el oeste, descubrió el paso al sur de nuestro país y realizo una épica epopeya marítima dando la vuelta al mundo y que duró casi tres años. Desde el océano Atlántico viajo al océano Pacífico; circunnavegó la tierra y concluyó su expedición por el Índico. Él falleció en Filipinas, en combate, pero un joven marino vasco llamado Sebastián Elcano continuó y completó la travesía bordeando África y llegando a buen puerto en Sevilla. De los 265 hombres que salieron de Sanlúcar de Barrameda, en Sevilla, el 20/09/1519, solo 18 tuvieron la suerte de regresar a España. Habían partido cinco buques que en realidad eran cuteres de pescadores. Solo uno retornaría al punto de partida: “La Victoria”. La nave “Santiago” naufragó en la costa patagónica. La “San Antonio” los abandonó en el Estrecho de Magallanes. “La Concepción” se hundió en Filipinas; “La Trinidad” (nave insignia) se hundió en Las Molucas y solo arribó “La Victoria” a buen puerto el 04/09/1522. Dice Stefan Zweig en su libro: “los barcos se lanzaron a lo desconocido a merced de las inclemencias del tiempo y sufrieron todo tipo de privaciones: sin luz, sin más bebida que el agua de lluvia, comiendo tocino rancio y galletas desmigajadas, bajo un calor extremo o un frío inclemente pero allí fueron, a ese desierto de agua. Magallanes encontró la travesía al otro mar. Ese instante justificó e inmortalizó su vida y así como el Cid, después de muerto y colocado por sus hombres en su caballo fiel alcanzó la victoria, igual Magallanes alcanzó la gloria determinando su energía más allá de la muerte”. En el 2022 se conmemoraron y celebraron los cinco siglos de esta primera vuelta al mundo. En Sevilla fue el acto central y una réplica de “La Victoria” quedó anclada en su puerto como homenaje permanente. Pasarán los años y las generaciones y creo que se seguirá ponderando la proeza de Fernando de Magallanes. Algo monumental. Y aunque él faltó en la hora del triunfo y nunca pudo celebrar su éxito recordemos los argentinos que él navegó hace 500 años sobre nuestras costas. Le dio el nombre a la Patagonia, bautizó al océano Pacífico y describió accidentes geográficos costeros como el Puerto de San Julián en la provincia de Santa Cruz, y otros. Aunque muchos jóvenes y muchos compatriotas no tengamos presentes a este intrépido marino portugués, que se llamó Fernando de Magallanes y que comandó la aventura más audaz de la humanidad.
Juan L. Marcotullio
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