Cambió las excavaciones arqueológicas por goles en La Palma

Joaquín Delgado, un arqueólogo de 33 años, encuentra en el deporte un refugio y un motor para reinventarse en España.

COMPLETO. Iniciando la pretemporada en el Club Deportivo Victoria, equipo que busca el ascenso en 2025 a la Liga Insular. COMPLETO. Iniciando la pretemporada en el Club Deportivo Victoria, equipo que busca el ascenso en 2025 a la Liga Insular.
07 Enero 2025

En el puerto de Tazacorte, una pequeña localidad en la isla de La Palma, Canarias, Joaquín Delgado Martínez, un arqueólogo tucumano de 33 años, se reinventa lejos de las excavaciones y los laboratorios. Con una sonrisa que combina nostalgia por su tierra natal y alegría por cumplir pequeños sueños, hoy atraviesa la pretemporada con el equipo de futsal Club Deportivo Victoria, listo para debutar en la Liga Insular de Canarias.  

La historia de Joaquín es la de un profesional que dejó su carrera momentáneamente para emigrar y, al mismo tiempo, la de un futbolista amateur que halló un “rincón de luz” en el deporte, como él mismo lo define. Conocido cariñosamente como “Joao” entre sus compañeros, apodo que hace alusión a su estilo de juego, similar al de los futbolistas brasileños, confiesa en diálogo con LA GACETA que es en el fútbol donde encuentra su equilibrio. “Más allá de si es una competencia o un picadito en la playa, la enseñanza final es no darse por vencido”, reflexiona.  

El deseo de viajar a las Islas Canarias estuvo siempre presente en su historia familiar. Su abuela era originaria de Tenerife y, desde joven, sentía curiosidad por conocer la tierra de sus antepasados. Sin embargo, no fue hasta completar la carrera de Arqueología en la Universidad Nacional de Tucumán que decidió concretar ese sueño. “Siempre quise venir, pero mi prioridad era recibirme. En la pandemia, con todo lo que eso implicó, tomé la decisión y emprendí el viaje”, recuerda.  

La llegada no fue sencilla. Durante un año y medio recorrió distintos lugares buscando estabilidad. Pasó por Holanda y Tenerife hasta establecerse finalmente en Tazacorte. “La Palma es una isla pequeña, de unas 80.000 personas, donde el turismo domina la economía. Encontré trabajo como camarero, y aquí me quedé”, comenta.  

SUEÑO CUMPLIDO. Joaquín Delgado Martínez encontró en la tierra de sus ancestros un lugar para dedicarse a su pasión. SUEÑO CUMPLIDO. Joaquín Delgado Martínez encontró en la tierra de sus ancestros un lugar para dedicarse a su pasión.

Fútbol y reencuentro  

Aunque el deporte siempre fue parte de su vida -jugaba en equipos como Distrito y La Morocha en Tucumán-, en sus primeros meses en Canarias el fútbol quedó relegado. “Entre instalarme, conseguir trabajo y estabilizarme, me desconecté completamente del deporte”, cuenta. Todo cambió en el puerto de Tazacorte. Durante el verano, se organizan partidos informales en una pequeña cancha cercana al mar, y allí Joaquín retomó la pasión. Un amigo lo animó a probar suerte en el equipo de futsal del pueblo. “Entrenaban menos días que en fútbol 11 y no tenía que viajar tanto. Era ideal para combinar con mi trabajo”, explica.  

Los primeros entrenamientos no fueron fáciles debido a las diferencias entre el fútbol 11 y el futsal, pero las ganas de jugar superaron cualquier dificultad. Con esfuerzo y la documentación necesaria, Joaquín comenzó la pretemporada en septiembre de 2024. Ahora, el Club Deportivo Victoria se prepara para buscar el ascenso en la Liga Insular, con la mira puesta en un reducido interinsular que podría llevarlos a la Tercera División del futsal español.  

A pesar de la satisfacción que le da el deporte, Joaquín admite que emigrar no fue fácil. “El mayor desafío es estar lejos de casa, de tu familia, de tus amigos y de las cosas a las que estás acostumbrado”, confiesa. Sin embargo, aprendió a enfocarse en objetivos a corto plazo, una estrategia que también aplica en el deporte. “Mi meta es ascender con el equipo. Sería hermoso coronarnos campeones al final de la Liga”, comparte con ilusión.  

DISFRUTANDO. Delgado aprovecha la tranquilidad de la playa para jugar al fútbol. DISFRUTANDO. Delgado aprovecha la tranquilidad de la playa para jugar al fútbol.

Aunque hoy se dedica por completo a su trabajo como camarero y al futsal, Joaquín no descarta retomar la arqueología en el futuro. “No quiero alejarme para siempre de mi carrera. Quizás en septiembre, cuando empiecen las clases, pueda cursar una maestría en otro lugar de España o en otro país. Por ahora, prefiero ir día a día”, reflexiona.  

En una isla pequeña rodeada por el inmenso Atlántico, Joaquín encuentra en el fútbol un espacio donde nada parece faltar. Bajo las luces del estadio municipal, con el eco de los gritos y risas de sus compañeros, se siente en casa, aunque esté lejos de Tucumán. Cada pase y cada gol son un guiño a su historia, una forma de traer al presente las tardes de potrero en su tierra natal y los sueños de niño que lo acompañan aún.  

Entre los colores del “Camión de Germán” y “La N”, sus equipos de siempre, y el blanco y negro del Club Deportivo Victoria, Joaquín construye una historia que trasciende geografías y disciplinas. Porque, como afirma con convicción, “en el fútbol siempre encuentro un rincón de luz”. (Producción Periodística: Sofía Lucena)

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