Conicet: “Nos estamos cuidando con los recursos porque no sabemos qué va a pasar”

Conicet: “Nos estamos cuidando con los recursos porque no sabemos qué va a pasar”

El director institucional del Conicet NOA Sur, Augusto Bellomío, dice que los fondos están congelados, que no se renovaron contratos y que se disminuyeron las becas. Sin información.

PROBLEMAS. Bellomío, director del Conicet NOA Sur, habló de la crítica situación que atraviesa el organismo. PROBLEMAS. Bellomío, director del Conicet NOA Sur, habló de la crítica situación que atraviesa el organismo. La Gaceta / foto de José Nuno
22 Abril 2024

“¿Por qué el país tiene que invertir en ciencia? ¿Por qué es importante que haya investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y que las universidades investiguen? Además de transmitir el conocimiento, las universidades lo generan; y eso es importante, siempre y cuando podamos capitalizarlo en beneficio del país”, describe el director institucional del Conicet NOA Sur, el doctor en Ciencias Biológicas Augusto Bellomío, que recuerda que hace dos semanas en todo el país se realizó un festival para mostrar lo que se hace y la importancia de invertir en ciencia.

Ahora el panorama es más sombrío. La Nación ha puesto un ojo crítico en la investigación científica, ha criticado específicamente al Conicet, no ha nombrado personal en la agencia de Ciencia, no está enviando fondos y está ahora en un severo conflicto con las universidades, que mañana harán una marcha de protesta.

- Cuando entré como becario, por 1998, prácticamente no había investigación aplicada o desarrollos tecnológicos. En Tucumán había institutos que se dedicaban a desarrollos tecnológicos que nacieron como institutos de base tecnológica, y la planta piloto de procesos industriales. Estaba el Instituto de Luminotecnia, que hacía muchísima transferencia al medio, que en ese momento era de la Universidad (Nacional de Tucumán -UNT-), y que luego pasó a depender también del Conicet. Con el tiempo se le fue dando cada vez más importancia a la transferencia de las investigaciones al medio. Eso es muy difícil de conseguir por la forma en la que nos evalúan a los investigadores en el Conicet, que es una gran maquinaria de evaluación, donde todo el personal científico, de planta permanente o becarios es sometido a evaluaciones permanentes. Luego, para poder mantenernos, debemos cumplir una serie de requisitos que normalmente se medían por la calidad y por la cantidad de publicaciones científicas que generábamos; y poco se tenía en cuenta sobre la transferencia de esos desarrollos a la sociedad, sobre las patentes. Para que pueda haber ese cambio de la ciencia básica a los desarrollos tecnológicos, la ciencia aplicada, debe haber una demanda de investigaciones; y los científicos tienen que poder subsistir en el sistema, quizás con menos publicaciones y con más transferencia.

- ¿Eso ha cambiado estos últimos tiempos?

- Está cambiando ese paradigma. Un poco la pandemia hizo visualizar la importancia de tener el sistema científico instalado en el país. Nosotros teníamos la capacidad para desarrollar cosas, equipo de alta tecnología y gente que lo sabía usar. Teníamos recursos humanos que estaban investigando temas relacionados, que estaban trabajando en el virus de la hepatitis o en otros tipos de virus con metodologías parecidas; y se volcaron a trabajar en el coronavirus. Investigadores que estaban desarrollando kits de diagnóstico para otras enfermedades en muy poco tiempo adaptaron sus investigaciones para kit para la covid. Pudimos dar esa respuesta por la capacidad instalada y por los recursos humanos disponibles.

- La actitud del Gobierno nacional ha sido reticente desde el comienzo…

- Desde antes. En la campaña ya el Presidente (Javier Milei) dijo que el Conicet iba a estar afuera, que eso lo tenían que hacer las empresas privadas; cuando en todas partes del mundo las empresas privadas invierten en investigación en lo que ellas quieren desarrollar, pero el Estado también aporta. Normalmente, en los países centrales el Estado aporta alrededor del 1% del PBI en recursos para investigar y las empresas privadas invierten un 1%, un 2% y hasta un 5%. En nuestro caso, el Estado actualmente aporta alrededor de un 0,3% del PBI y las empresas privadas muy poco; menos de ese 0,3%.

- ¿Por falta de incentivo, falta de vínculo, por la crisis de las empresas...?

- Creo que estamos acostumbrados a comprar todo hecho, a comprar tecnología. Hay, sí, empresas muy importantes que invierten en investigación -por ejemplo, Arcor tiene una rama que se dedica a desarrollos tecnológicos-. Y para que lo hagan debe haber un patrón, un trasfondo con investigadores disponibles.

- ¿Bajar el perfil de la investigación científica haría que se vean obligados a comprar más tecnología de afuera y ya no haya recursos para hacer investigación acá?

- Si cae la investigación y dejamos de invertir en ciencia nunca podremos dejar de ser un país pobre. Siempre dependeremos de países a los que le tenemos que comprar la tecnología y hacer uso de los conocimientos que se generen allá.

- ¿Cómo hemos llegado a este festival en defensa de la ciencia?

- Por una parte se viene desprestigiando sistemáticamente las investigaciones se llevan a cabo; y se dice que se investigan temas sin trascendencia o que no le importan a la gente. Por otra parte tenemos una disminución de los recursos genuinos. Se dijo que este año vamos a funcionar con el presupuesto de 2023. No hay un presupuesto aprobado por el Congreso y el año pasado funcionamos con el presupuesto que se aprobó en 2022, que además ha tenido un montón ajustes por la inflación. Desde el Gobierno se instruyó a que funcionemos con el presupuesto de 2023 durante el 2024. O sea, las partidas tal como eran en 2022.

- A las universidades les prometen un aumento del 70% sobre la sobre la partida de 2022. En el caso del Conicet, ¿cómo es?

- Nada nos dijeron. El pago de sueldos está al día; pero tuvimos personal administrativo -seis personas- a las cuales no se les renovaron los contratos en Tucumán, en Santiago del Estero y en Catamarca. Después se reincorporó a dos, pero independientemente de eso, tenemos un ajuste presupuestario fuerte. Nos estamos cuidando con los recursos, porque hay mucha incertidumbre, no sabemos qué va a pasar. Nos dicen que vamos a funcionar con el presupuesto de 2023, pero nosotros sabemos que eso será imposible; no nos va a alcanzar, vamos a funcionar hasta mediados de año con los gastos. En el Conicet tenemos pocas unidades ejecutoras que dependan de la institución. La mayoría son de doble dependencia entre el Conicet y las universidades; y estas asumen los gastos de los servicios. Entonces nos puede afectar a nosotros si las universidades no pueden pagar los servicios o los alquileres. En Tucumán tenemos 13 unidades ejecutoras. Salvo una, el Instituto Superior de Estudios Sociales, que alquila, el resto funciona en dependencias de la UNT y esta se hace cargo.

- ¿Cómo se ven afectadas todas esas dependencias?

- En recursos humanos nos afecta mucho. Nuestro personal administrativo está altamente capacitado y entrenado para dar respuesta a las necesidades de los investigadores. Es escaso, con respecto a la cantidad de investigadores totales que tenemos: son 540 becarios, 470 investigadores y 52 personas del área administrativa. Deben atender las necesidades, realizar los trámites de importación de equipos, compras de equipos, pagos al exterior, manejar cuentas que tienen las diferentes unidades ejecutoras, los subsidios, los fondos de personal que se atiende a los recursos humanos. Tenemos también becarias y becarios que trabajan en las unidades ejecutoras, que realizan tesis doctorales y que llevan a cabo la mayor parte de las investigaciones. Ahí tuvimos un ajuste muy, muy importante: de entre 1.300 y 1.400 becas que se vienen dando por año, este año se darán 600. Entonces tenemos un ajuste de 800 becarios. Esos jóvenes son profesionales que se han formado en las universidades. Como son los más capacitados, se van a terminar yendo a otros lugares o a otros países. El no ingreso a la carrera de investigador también es más problemático; porque los jóvenes recién formados, en general, no tienen una familia constituida; pero los investigadores, cuando terminan y se doctoran, ingresan a la carrera de investigador, y ya tienen una familia. Además, no se están haciendo efectivos los ingresos a la carrera de las personas que ingresaron en las convocatorias anteriores, y tampoco los ingresos al personal de apoyo de personas que ganaron los concursos. Tenemos 25 personas que están esperando para el ingreso a la carrera de personal de apoyo.

- ¿Hay equipos que no estén llegando?

- El año pasado funcionaron unos programas que se denominaron “Equipar ciencia” y “Construir ciencia”. Solo para el Conicet, iba a ingresar a Tucumán un equipo por un monto superior a los U$S 2 millones. Hubo “Equipar ciencia” I, II y III; en el III se dio de baja completamente equipos por un monto de U$S 1 millón aproximadamente. Por el Equipar ciencia II solo pudimos pagar uno de tres equipos que habían sido adjudicados para el Conicet. El que va a llegar es para la provincia de Santiago del Estero; el que venía para Tucumán -cuyo destino iba a ser el Proimi- no se podrá comprar. Y el restante -un microscopio electrónico para el IRES de Catamarca- tampoco, porque ya desde el Gobierno anterior no se transfirieron los fondos para hacer los pagos, y luego se cambió la forma para realizar los pagos en el Gobierno actual.

- ¿En qué sentido?

- Para realizar los pagos el dinero debe estar disponible en una cuenta; el Banco Central de la República Argentina ordenaba la transferencia a la cuenta en el extranjero de la empresa que iba a proveer el equipo. Ahora, para hacer esa transferencia, se debe hacer en cuatro cuotas; primero dee llegar el equipo y entonces, al mes, se hace el primer pago. Eso no lo aceptará ninguna empresa. Y tenemos una afectación muy importante para Tucumán en cuanto a obras. Se había licitado la construcción del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio) -que tiene más de 40 años- en el predio de la UNT de El Manantial. Ya estaba licitada; y con todas las devaluaciones que hubo, la empresa que ganó no firmó el contrato porque no iba a ir a pérdida. Fue justo en medio de las elecciones que la empresa tenía que firmar; y no se firmó el contrato y no se está ejecutando esa obra, que se iba a hacer con fondos del BID.

- ¿Qué expectativas hay?

- No hay certezas. Entonces no podemos hacer una previsión de qué hacer con el dinero. Por ejemplo, en agosto tenemos que afrontar un pago de U$S 6.000 de una compra de helio líquido que hace falta para un equipo de resonancia magnética nuclear -está en el laboratorio Iser que tenemos con la UNT-; entonces si decimos “necesitamos comprar mobiliario para una unidad ejecutora”, no sabemos si vamos a tener ese dinero en agosto. Y este equipo se arruina si no recibe esa carga de aire líquido; se rompe, o hay que pararlo. Y solo para pararlo necesitamos U$S 10.000, para pagarle al técnico. Y para reencenderlo hacen falta U$S 40.000.

- El Conicet tiene, fuera de los fondos que recibe de la Nación, ingresos por venta de servicios…

- Sí, presta servicios tecnológicos; tiene convenios con empresas, de I + D, de investigación y desarrollo. Muchas veces las empresas hacen un aporte de fondos, y también hay empresas que usufructúan licencias de tecnología o de patentes que se desarrollan en el Conicet. Acá tenemos por ejemplo el barbijo -el Atom Protect-; el Howler, que es de acá de Tucumán, un producto que estimula la respuesta de defensa de las plantas, que es totalmente orgánico y que se desarrolló toda la investigación básica en el Insibio y la investigación aplicada en la Estación Experimental (Agroindustrial Obispo Colombres -Eeaoc-). Y tiene una patente internacional. Se está comercializando en todo el mundo. Se está empezando a vender. Y por cada litro de este producto que permite usar menos agroquímicos en los cultivos, el Conicet, la UNT y la Eeaoc reciben una parte. Por ejemplo al Insibio en este momento le llegan más fondos por las regalías que recibe por la venta del Howler que por los fondos de funcionamiento que llegan del Conicet. Y eso es muy importante, porque el país está exportando este producto basado en el conocimiento; nos están entrando divisas por la venta en el exterior, el Conicet se está beneficiando y la ciencia se está empezando a autosostener de a poco y cada vez va a ser más; cuanto más patentes se licencien mayor van a ser los fondos que ingresen. En Tucumán hay alrededor de cinco empresas de base tecnológica que están funcionando; y si en el futuro continúan creándose este tipo de empresas pueden ir cambiando la matriz productiva del país.

- ¿Cómo afecta todo este parate a la otra área de la investigación, la de las ciencias sociales?

- Están siendo particularmente atacadas y desprestigiadas sus investigaciones, cuando son fundamentales para el desarrollo del país. Entender cómo nos comunicamos, la forma en la que tenemos que transmitir el conocimiento en las escuelas... Nosotros tenemos unidades ejecutoras muy importantes que tienen que ver con la geografía y con la generación de mapas y con la geolocalización, por ejemplo de comedores escolares, escuelas, basureros, zonas vulnerables. Todo está siendo afectado.

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