
Descubrir que hay algo más con nosotros. ¿Qué dice la ciencia sobre eso?

Para muchas personas la soledad implica la ausencia física de otros seres humanos. Sin embargo, muchas presencias pueden sentirse pero no verse. ¿Por qué sentimos que “hay alguien” cuando estamos solos? La ciencia ha intentado dar respuesta a este inquietante fenómeno.
Puede ser agradable como también terrorífico. Sentir una presencia no es algo fuera de lo común y alocado ya que parece una experiencia compartida y cuando sucede, cuesta articular en palabras qué es lo que sucedió y en una ocasión más elevada, entenderlo. Sin embargo, gracias a la ciencia, podemos entender esta experiencia surreal y darle una justificación.
Presagios de muerte y presencias benignas: ¿qué tan comunes son?
Hace tiempo que las presencias fueron una inquietud de muchos investigadores y generadores de conocimiento. Hace ya más de 100 años la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR) publicó su "Censo de Alucinaciones", una encuesta realizada a más de 17.000 personas en Reino Unido, EE. UU. y Europa. La encuesta tenía como objetivo comprender qué tan común era que las personas tuvieran visitas aparentemente imposibles que presagiaban la muerte. La SPR concluyó que tales experiencias ocurrieron con demasiada frecuencia como para ser casualidad (una de cada 43 personas que fueron encuestadas).
Sin embargo las presencias no sólo encargan presagios de muerte y no todas las apariciones son consideradas malignas para algunas personas. Otras pueden sentirse acompañadas, interpretar que es una visita de algún ser querido difunto o quizás en casos más raros, creer que se trata de una buena noticia. Pero, más allá de estas explicaciones de “quiénes son” la ciencia ha buscado destacar por qué sucede esta sensación
La experiencia científica, conexión mente y cuerpo y un experimento que vio la presencia de una mujer
La explicación puede encontrarse en las experiencias sensoriales y la conexión mente-cuerpo. Nuestro cerebro puede engañar a nuestros sentidos y experiencias científicas confirman esta afirmación. Sabemos por estudios de casos neurológicos y experimentos de estimulación cerebral que las señales corporales pueden provocar presencias.
Por ejemplo, en 2006, el neurólogo Shahar Arzy y sus colegas pudieron crear la "figura de sombra" que experimentó una mujer cuyo cerebro estaba siendo estimulado eléctricamente en la unión temporoparietal izquierda (TPJ). La figura de la presencia parecía reflejar la posición del cuerpo de la mujer, y el TPJ combina información sobre nuestros sentidos y nuestros cuerpos.
Expectativas sensoriales y qué pasa cuando no sucede lo que esperamos
Una serie de experimentos en 2014 también mostró que alterar las expectativas sensoriales de las personas parece inducir una sensación de presencia en algunas personas sanas. La forma en que funciona el procedimiento que utilizaron los investigadores es engañarte para que sientas que te estás tocando la espalda, sincronizando tus movimientos con un robot que está directamente detrás de ti.
Nuestros cerebros dan sentido a la sincronización al inferir que estamos produciendo esa sensación. Luego, cuando se interrumpe esa sincronización, al hacer que el robot toque ligeramente fuera de sincronización, las personas pueden sentir repentinamente que otra persona está presente: un fantasma en la máquina.
Así es lo que esperamos lo que hace confundirnos. Cuando cambiamos las expectativas sensoriales de la situación y las sensaciones que sentimos no son las que esperábamos podemos llegar interpretar que hay algo “más” entre nosotros cuando en realidad y para lamento de algunos, solo somos nosotros mismos.







