La altura de San Javier y los mareos en El Rulo: las excusas tras una histórica goleada de Atlético sobre Atlanta

La altura de San Javier y los mareos en El Rulo: las excusas tras una histórica goleada de Atlético sobre Atlanta

El "decano" actuó a toda máquina y apabulló por 7 a 1 al "bohemio" en 1974.

EN 1930. El equipo albiceleste se alzó con el título tras una definición que se extendió hasta fines de aquel año y tras alcanzar la punta en la fecha final. EN 1930. El equipo albiceleste se alzó con el título tras una definición que se extendió hasta fines de aquel año y tras alcanzar la punta en la fecha final.

El torneo Nacional de fútbol de 1974 tuvo suerte dispar para los equipos tucumanos. Ninguno de los dos clasificó para la siguiente ronda. Sin embargo Atlético Tucumán logró una de las goleadas históricas del certamen al derrotar 7 a 1 a Atlanta en el Monumental. El partido se jugó en la sexta fecha y la crónica del 26 de agosto indicaba que “una categórica victoria consiguió ayer Atlético sobre el juvenil e inexperto equipo de Atlanta”. Los goles del equipo “decano” fueron convertidos en el primer tiempo por Víctor Arroyo (2’) y Juan Francisco Castro (8’). En el segundo Julio Ricardo Villa (2’), David Millicay (6’), José Campi (17’), otra vez Arroyo (27’) y Miguel Argüello (31’). Según el periodista, “los matices técnicos estuvieron dados en los pies de los hombres del ganador”. El relato del partido es casi un monólogo de jugadas “decanas” coronadas con la entrada del balón en la valla auriazul.

El técnico visitante, Américo Pérez, consideró que “fracasaron todos. Este es un equipo formado por elementos de 3°, 4°, 5° y 6° división” y agregó que “hay que pagar derecho de piso”. Pero el argumento esgrimido por el capítan bohemio, Osvaldo Catalano, fue curioso: “parece que no, pero la altura se siente. Nos alojaron en San Javier, lo que nos produjo pereza y ganas de comer más de lo normal. Antes del partido, cuando bajamos, nos mareamos en El Rulo. No estamos acostumbrados al cerro”. Además, manifestó que dos goles fueron en posición adelantada y que su expulsión fue una equivocación del árbitro.

A toda máquina

El capitán “decano”, José Solórzano, tuvo palabras de reconocimiento para la visita. “Anduvimos a toda máquina los primeros quince minutos de juego, después se quedó el medio. Hasta diría que ellos trataron mejor la pelota. Pero en el segundo salimos con todo a jugar, jugamos en todos los sectores y logramos cinco goles”, expresó. Por su parte, Campi, autor del quinto gol, se mostró contento. “Me estoy poniendo nuevamente en estado físico. Ellos son pibes, pero juegan con todo. Con Villa nos entendemos bien y el ‘Bocha’ González anda desbordando bien. Espero que sigamos en los triunfos”.

Potencial

El comentario periodístico hacía hincapié en la diferencia de personalidad de ambos equipos. “Potencialmente nunca Atlanta fue rival de riesgo para los decanos ni en los momentos en que estos, imbuidos de un aire de superioridad, luego de los dos primeros goles, se dejaron estar”.

Allí se reconocía la importante actuación de Castro y Campi, “el primero por su prodigalidad y porque mantuvo la premisa de una permanente ofensiva en función del equipo” y “el segundo porque le puso el toque de distinción al partido con lo exquisito de su fútbol”. También se reconocía el accionar del debutante Millicay, que anotó el cuarto tanto.

EN 1974. Los decanos lograron una de las goleadas históricas de aquel certamen nacional aunque no pudo clasificar para la siguiente ronda. EN 1974. Los decanos lograron una de las goleadas históricas de aquel certamen nacional aunque no pudo clasificar para la siguiente ronda.

El encuentro se jugó con una buena cantidad de público y Atlético ingresó con los siguientes jugadores: en el arco Francisco Ruiz, en la saga Millicay, Miguel Piazza, Solórzano y José Lencina; en el medio Villa, Orlando Espeche y Castro; adelante Arroyo, Campi y Alberto González.

Decano campeón en 1930

Todo hacía presagiar que el torneo de fútbol de 1930 iba a ser ganado por el campeón reinante, Central Norte: faltaba una fecha para el final y se mantenía al frente de la tabla, con un punto sobre Atlético. El 14 de diciembre de 1930, las miradas se posaban en la cancha de Central Norte, que recibía a San Martín (estaba ubicado en las últimas posiciones). Muchos pensaron que iba a ser un trámite para los “cuervos”, pero las acciones demostraron lo contrario. Atlético, con un triunfo, había superado la línea de los campeones, quienes eran derrotados por el “santo”, 3 a 2. El partido se iba. Los minutos corrían como veloces flechas hacia su inexorable destino, cuando Hernández llegó hasta el área albirroja y fue derribado por el arquero Racedo. ¡Penal! ¡Penal! Gritó la hinchada y la pena fue otorgada por el árbitro. Había dudas entre los jugadores del equipo negro, pero al sonar el silbato Martínez realizó el tiro, convirtió el gol y logró el sufrido empate. Transformó en alegría el silencio y la desazón de los hinchas y colocó a Central Norte junto al “decano” en la cima de las posiciones. Había que definir el certamen entre ambos conjuntos.

Pasó una semana. Los equipos se prepararon intensamente para llegar al match que clasificaría el nuevo campeón de la Federación Tucumana de Fútbol. El encuentro se disputó en el campo de All Boys ante una multitud: más de 5.000 personas llenaron el estadio. Central Norte formó con Velázquez; Rodríguez y Martínez; Ruiz, Michal y Hernández; Iñigo, Michal, Maidana, Albornoz y Jara. Atlético lo hizo con Leiva; Luna y Rodríguez; Zavaleta, Santucho y Portillo; Benítez, Carino, Fassora, Rea y Solivellas. Los albicelestes abrieron el marcador con apenas tres minutos de juego. El gol fue de Carino. Los “cuervos” se mostraron inquietos y ajustaron sus marcas. Desde un córner a los 17 minutos sale el gol del empate: Jara le dio pase a Maidana, quien sorteó su marcha y con tiro bajo y esquinado batió a Leiva (según la crónica de la época). El partido quedó igualado. Central Norte siguió en la ofensiva. A los 28 minutos Albornoz realizó un tiro alto que iba directamente a la red, Leiva notó el peligro, saltó sobre la línea para detener arriba la pelota, pero en esos preciso instantes Michal que se aproximaba a la carrera, saltó cabeceando la pelota entre las manos del arquero decano hacia la red, decretando el segundo gol. El segundo tiempo tuvo un trámite intenso, con acciones favorables para ambos equipos. Pero al llegar a los 30 minutos y tras dos tiros de esquina para Atlético, alguien tocó la pelota con la mano en el área y el árbitro decretó la pena máxima. Fassora convirtió el empate. El comentario de LA GACETA dejaba en claro que había sido un partido jugado más con entusiasmo que con técnica. A jugar un desempate una semana después: la definición se produciría el 28 de diciembre.

La cancha de Atlético iba a ser la sede de la final. En medio de una gran expectativa llegaban las dos mejores escuadras del momento. Un empate en el partido anterior mostraba la paridad. Pero allí terminó todo. Atlético comenzó más inspirado y se impuso en todas las acciones del encuentro, que terminó 4 a 2 en favor de los albicelestes, que se alzaron con el título de 1930. El team campeón formó con Leiva; Rodríguez y Luna; Marsilli, Santucho y Zavaleta; Benítez, Fassora, Rea, Carino y Solivellas.

¿Quién había de suponer al cerrar la temporada de 1929, que Atlético, cuya posición era de última línea en el cuadro de cómputos generales, estaba incubando el campeonato de la presente temporada?, decía LA GACETA del nuevo campeón.

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