Anomalías en una nueva misión a la Luna

La nave despegó con éxito, pero no logra apuntar los paneles solares hacia el Sol.

LANZAMIENTO. El cohete había despegado bien de Cabo Cañaveral. nasa LANZAMIENTO. El cohete había despegado bien de Cabo Cañaveral. nasa
09 Enero 2024

La primera nave espacial estadounidense que intentará posarse en la Luna en más de medio siglo despegó con éxito ayer por la madrugada, en el marco de una misión privada, pero horas después la empresa que construyó el aparato reportó una anomalía que le impide apuntar sus paneles solares hacia el Sol.

“El equipo responde en tiempo real a medida que avanza la situación y proporcionará actualizaciones a medida que se obtengan y analicen los datos”, precisó la firma Astrobotic en su cuenta de la red social X.

El cohete Vulcan Centaur, de United Launch Alliance (ULA), despegó en su viaje inaugural de la estación espacial de Cabo Cañaveral. Transportaba el módulo lunar Peregrine, de Astrobotic, cuyo aterrizaje está previsto para mediados de febrero. Si todo va según lo planeado, Peregrine alunizará en una región de latitud media de la Luna llamada Sinus Viscositatis, o Bahía de la Pegajosidad.

Antecedentes

Hasta ahora, sólo un puñado de agencias espaciales nacionales han logrado realizar un alunizaje suave en el satélite natural de la Tierra: la Unión Soviética fue la primera, en 1966, seguida por Estados Unidos, que sigue siendo el único país que ha llevado humanos a la Luna. China tocó la superficie con éxito tres veces durante la última década, mientras que India fue la más reciente en lograr la hazaña en su segundo intento, el año pasado.

Estados Unidos está recurriendo al sector privado en un esfuerzo por estimular una economía lunar más amplia y enviar su propia nave a bajo coste, bajo el programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS).

En tanto, Artemis es el programa liderado por la NASA para volver a llevar astronautas al suelo lunar a fines de esta década, como preparación para futuras misiones a Marte.

El aterrizaje controlado en la Luna es un desafío ya que aproximadamente la mitad de todos los intentos acaban en fracaso. A falta de una atmósfera que permita el uso de paracaídas, una nave espacial debe navegar a través de un terreno traicionero utilizando sólo sus propulsores para frenar el descenso.

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