07 Enero 2024
Una dama de lujo y un gran presidente en el olvido Regina Isabel Pacini nació en Lisboa, Portugal, el 6 de enero de 1871, de madre española y padre italiano (el barítono Pietro Pacini). Regina, digna hija de su padre, siguió la carrera del “bel canto” y llegó a ser una gran soprano. Estudió en París, y después cantó, con gran éxito, en teatros de ciudades y capitales europeas tales como Milán, Palermo y Londres, y lo hizo también al lado del gran Enrico Caruso. Viajó a América y en 1899 debutó en el famoso Teatro Politeama, de Buenos Aires, a donde conoció a Don Marcelo Torcuato de Alvear. Él quedó impactado y enamorado, y a partir de allí siguió sus actuaciones por cuanto teatro ella actuara. En 1907 se casaron y 15 años después Regina llegó a ser la primera dama argentina puesto que en 1922 Alvear fue elegido Presidente de la Nación. Ella, una gran mujer, se desempeñó muy bien con función benefactora y de referente cultural en todo lo que duró el mandato presidencial de su esposo. La “Casa del Teatro” en Buenos Aires (Av. Santa Fe al 1200) fue impulsada por ella y su destino fue el de albergar a actores y actrices jubilados con dificultades económicas o de viviendas. Alvear, quien había sido parte de la Revolución del Parque, miembro fundador de la UCR y un gran líder republicano fue un presidente que condujo al país por la senda del progreso. De su gobierno se llegó a decir que: “Eran ocho presidentes coordinados por un secretario general” (por su gabinete de lujo) y fueron tiempos de estabilidad económica porque el peso llegó a valer tanto como el dólar y la libra esterlina, y Argentina creció en la década del ’20 tanto como EEUU, Canadá y Australia. En definitiva, Alvear fue un mandatario honesto y eficaz que le dio a nuestro país inserción mundial y verdadero liderazgo continental. Posteriormente fue perseguido, y por motivos políticos encarcelado y confinado en la Isla Martín García a donde Regina lo habría de visitar infaltable semanalmente. El 12 de octubre del 2022 se cumplieron 100 años de la asunción de este abogado y político de la UCR que llegó a ser presidente ejemplar de la Argentina, pero nosotros nos acordamos poco de él, y ni siquiera sus propios correligionarios. Al pasar por la sede de la UCR Tucumán (en Catamarca al 800) se puede admirar una gigantografía en su frente que porta cuatro grandes retratos exhibidos con orgullo: los de Leandro Alem, Raúl Alfonsín, Arturo Illia e Hipólito Irigoyen. Siempre me pregunto lo mismo: ¿No iría allí también un gran retrato de Don Marcelo Máximo Torcuato de Alvear injustamente infravalorado por la historia? Pues recordemos la frase de Avellaneda que, entonces, decía así: “Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la consciencia de sus destinos. Los que se apoyan sobre tumbas gloriosas son los que mejor preparan su porvenir”.
Juan L. Marcotullio
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