Paty Altamirano: la tragedia tuvo un cierre sanador cuatro décadas después

Paty Altamirano: la tragedia tuvo un cierre sanador cuatro décadas después

En 1981 la andinista falleció en San Juan, pero su familia jamás había podido despedirla. Este año se encontraron sus restos y la historia concluyó. “Una experiencia casi única en el mundo”.

ANDINISTA DE ALMA. “Paty” falleció mientras escalaba el Mercedario (San Juan). ANDINISTA DE ALMA. “Paty” falleció mientras escalaba el Mercedario (San Juan).

El de Marta “Paty” Altamirano fue uno de los nombres que más resonó este año. Todo empezó cuando -en febrero- una noticia inesperada sacudió a los tucumanos: los medios informaban que se habría hallado el cuerpo de una andinista fallecida en el Cerro Mercedario (San Juan) en 1981. En un abrir y cerrar de ojos, miles de personas recordaron la tragedia que conmovió a la provincia hace 40 años. La familia de “Paty”, en tanto, debió revivir el episodio más desgarrador. Pero, en medio de tanto dolor, brotó por fin la paz.

“Fue como regresar 42 años atrás, al momento en que el dolor y la angustia eran infinitos. Pero, por otro lado, sentimos la alegría de volver a traerla a nuestra vida, aunque sea a través de los recuerdos, con ese acto simbólico de tenerla y de poder despedirla”, resume ahora a LA GACETA Corina, partícipe de aquel fatídico viaje y hermana de la andinista.

Un perfil

“Tenía 20 años; era una joven llena de vida, apasionada, y amaba las montañas”, resumió a LA GACETA su hermana cuando esta nueva travesía recién empezaba. “Paty” amaba tanto las montañas que más de una vez fue clara con su familia sobre sus últimos deseos. “Cada vez que íbamos a alguna excursión decía ‘si me muero, quiero que me entierren en el Cementerio de los Andinistas (en Mendoza) -explicó Corina-; entonces, 40 años después, nosotros decíamos ‘qué bueno que esté en el lugar donde quería estar, en un glaciar con hielos eternos como el Mercedario’”.

Para comprender lo acontecido en este 2023, hay que viajar al pasado. Al 23 de marzo de 1981. “Paty”, Corina y el reconocido andinista Sergio Bossini habían salido de expedición para ascender el Mercedario. Para esa travesía las hermanas se habían preparado durante dos años. Todo iba muy bien, pero “en un segundo” -dijo Altamirano- Paty se resbaló y sufrió un accidente que la llevó a la muerte.

“Ella cayó el 27 de marzo. Estábamos ya a 6.000 metros. En esa época el hielo estaba duro; le llamaban ‘hielo cristal’. Había poca nieve para agarrar los botines y el accidente fue así; ella iba adelante y se resbaló... -relató Corina-. Nosotros íbamos totalmente seguros de lo que estábamos haciendo, pero son cosas que pueden pasar cuando uno hace montañismo”. El lugar donde falleció la joven estaba a un día y medio de distancia de la base; y Corina y Sergio no podían llevarla a hombros, así que retornaron y dieron aviso a las autoridades. Y aunque se hicieron dos expediciones para rescatarla, no fue posible dar con el cuerpo.

Este año, un grupo de andinistas encontró un cuerpo en la pared sur del cerro.  Los familiares de “Paty” viajaron a San Juan para cotejar muestras de ADN con el cuerpo, pero no hizo falta. “Nos fueron presentando las prendas que usaba mi hermana y pudimos reconocer casi todo. Estaban deterioradas, incluso algunas cosas habían cambiado de color, pero eran suyas”, contó Corina. Lo que terminó de confirmar que era “Paty” fue un escapulario que la joven portaba entre su ropa al momento de fallecer.

Final esperado

La emoción y la alegría por el esperado reencuentro fueron compartidas en todo Tucumán. Los restos de “Paty” volvieron a casa, para que sus padres, sus familiares y sus amigos pudiesen despedirla. El lugar escogido fue la finca familiar en Benjamín Paz, allí donde “Paty” aprendió a amar la naturaleza.

ÚLTIMO ADIÓS. La familia se congregó en Benjamín Paz, donde “Paty” había aprendido a amar la naturaleza. LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO ÚLTIMO ADIÓS. La familia se congregó en Benjamín Paz, donde “Paty” había aprendido a amar la naturaleza. LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

“Fue importante que dentro de la familia, nuestros hijos, cuñados y parientes más jóvenes, que no la llegaron a conocer, pudieron tener de ella una visión tan real, descripta por todos los demás que sí la conocimos: de su personalidad, de sus anhelos, de su particular forma de amar la vida y los más pequeños detalles de su ser físico y espiritual -dice Corina-. Pudieron tener la sensación de conocerla casi en profundidad como la conocimos los que fuimos sus contemporáneos y cercanos antes de su muerte”.

Aquella despedida no fue triste; con sus fotos y con decenas de voces contando anécdotas y recuerdos con “Paty”, sus seres amados pudieron cerrar un duelo de cuatro décadas: “hoy podemos hablar de sentimientos que fueron transmutando. Tanto dolor, tanta ausencia, tantos momentos que vivimos, para algunos de los nuestros un gran silencio, una gran negación o una profunda tristeza, se convierten en sentir un privilegio; una experiencia casi única en el mundo”.

Y el adiós fue sanador. “Dos seres que sufrieron profundamente su partida fueron nuestro padre Hugo y nuestro querido Sergio Bossini. Este año se despidieron de la vida terrenal, seguros de que podían cerrar al fin la herida, que ya no tenían que esperar más y que podían descansar en paz”, reflexiona Corina y -advierte- es un sentir compartido por todos los familiares de la andinista. “Que ‘Paty’ se haya venido a mostrar, que de alguna manera se haya dejado encontrar, ha sido como volver a traer al corazón vivencias, la esperanza y la paz, y una serenidad que, para el afuera generó mayor unidad, consuelo y agradecimiento para con el universo y para con Dios, que nos regaló su ausencia pero también su renovada presencia que nos conmovió a todos”.

Ahora por fin “Paty” descansa en paz y su familia tiene un poco de alivio. Es que el escapulario con el que “Paty” fue encontrado era de la Virgen del Carmen. Dice la tradición cristiana que quien fallece con esta insignia va directo al cielo. El alma de “Paty” -cree su familia- ya está en el cielo; y sus restos volverán pronto adónde ella siempre quiso estar: la montaña.

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