14 Diciembre 2023
Respecto del sistema educativo ¿Qué tienen en común China y la Provincia de Catamarca? ¿Qué medida adoptada por el Parlamento francés coincide con la que decidió el Estado de Florida en EEUU? ¿Qué reformas están instrumentando Canadá, Nueva Zelanda, Italia o Francia en cuanto a la educación de menores de 15 años? La respuesta a todas estas cuestiones es una sola: restringir el uso de celulares o smartphones en el aula y reemplazarlos por otras herramientas clásicas como libros, videos, equipos de pc, calculadoras científicas, mapas, etc. La recomendación fue hecha hace tiempo por la Unesco y cada vez son más los países, regiones o provincias que adhieren a esta estrategia para recuperar la atención del alumno en el aula, la centralidad del docente y la concentración en las tareas que se realizan. El contexto de pandemia permitió que se generalice el uso de celulares con finalidades pedagógicas. Hoy, otro contexto, recomienda restringirlo. Los docentes pueden dar cuenta de que son limitadas las posibilidades de su uso que no sean reemplazables por otras herramientas. En segundo lugar, atentan contra la concentración y uso de la memoria que muchas prácticas aúlicas requieren. Y así como el que usa la alarma del celular, en vez del viejo despertador, es probable que vea su sueño interrumpido por algún mensaje, llamada o por la ansiedad de recibirlos. El que pretenda usarlos para la lectura de textos o como calculadora científica, seguramente estará también atento a los mensajes que se publican en las redes o avisos comerciales, que llamarán su atención y conspirarán contra la prosecución de las tareas en un ambiente escolar propicio al aprendizaje. En Argentina, luego del Informe de las pruebas PISA se supo que encuestados los alumnos dijeron: que el 54% se distraen en el aula con el uso personal del teléfono y un 46% con el uso que de ellos hacen sus compañeros. Los resultados en matemáticas, ciencias y lectura fueron para tener en cuenta de una vez por todas y tomar el toro por las astas. En este sentido creo que dos medidas son imprescindibles para mejorar el rendimiento escolar: 1) Restringir el uso del teléfono celular y utilizar herramientas “especificas” para la tarea áulica a realizar. Esa restricción es imprescindible que sea para “todos” los actores del proceso de enseñanza- aprendizaje y los docentes deben dar el ejemplo. 2) La implementación de la “pareja pedagógica” en el aula, para poder atender las necesidades de los distintos grupos de alumnos, dentro del mismo ambiente de trabajo, promoviendo tareas diversas a necesidades también distintas. La “inclusión escolar” que reivindica la igualdad de derechos, exige hoy una respuesta desde la forma de instrumentar las clases y se necesitan al menos dos docentes por aula para complementarse y orientar a los alumnos en tareas específicas que atiendan a sus particularidades.
Miguel Ángel Reguera
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