Milei, frente a dos desafíos: bajar el déficit y construir la gobernabilidad

Milei, frente a dos desafíos: bajar el déficit y construir la gobernabilidad

La economía y la seguridad serán claves para el inicio de la gestión de Milei, según Berensztein. Persichini habló de un desierto de dólares.

DOLARIZACIÓN PARA DESPUÉS. “Un dólar oficial sostenido en $360 es como un unicornio alado: no existe”, dijo el economista Nery Persichini. LA GACETA/FOTO DE ANTONIO FERRONI DOLARIZACIÓN PARA DESPUÉS. “Un dólar oficial sostenido en $360 es como un unicornio alado: no existe”, dijo el economista Nery Persichini. LA GACETA/FOTO DE ANTONIO FERRONI

Javier Milei llegará el domingo a la Presidencia de la Nación con un doble desafío: por un lado encontrarle la vuelta para corregir los desequilibrios macroeconómicos de una Argentina en crisis. Por el otro, adquirir una dimensión política tal que fortalezca su rol institucional y que contribuya a fortalecer la gobernabilidad en un escenario adverso. Esas dos cuestiones fueron expuestas ayer por el politólogo Sergio Berensztein y por el economista Nery Persichini. Fue durante el encuentro “Nueva Argentina 2024: una mirada política y económica del gran cambio”, organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta).

En su exposición, Berensztein se refirió a la dicotomía que se le abrió a Milei al ser un presidente electo fuerte y débil al mismo tiempo. “Fuerte porque alcanzó el 56% de los votos en el balotaje, en términos absolutos y relativos, algo inédito en la Argentina. También porque se impuso al principal aparato político que usó todos sus recursos para tratar de influir en el comportamiento electoral de los argentinos. Débil porque no tiene un solo gobernador que responda directamente a La Libertad Avanza y con acotada representación parlamentaria”, detalló. Frente a esa realidad, el analista político considera que, en un país tan conflictivo, el problema de la gobernabilidad siempre estará latente. “Milei necesitará lograr éxitos muy pronto para ratificar, en el día a día, esa legitimidad que obtuvo en las urnas”, consideró. El consultor, además, invitó a la concurrencia que asistió a la sala de conferencia del Sheraton Hotel a realizar un ejercicio histórico para recordar cuál ha sido el último gobierno que ha hecho las cosas más o menos bien. “La respuesta no es fácil. Este es un país que viene de experiencias de gobierno frustrantes. El de Alberto Fernández no admite grandes comentarios; al de Mauricio Macri le salieron mal las cosas; ni hablar de los años de Cristina y de Néstor Kirchner. Fernando de la Rúa atravesó una crisis severa y uno puede pensar que en la década de 1990 hubo una estabilidad que duró esa década con Carlos Menem. Es verdad que la Argentina se modernizó entonces, pero también hay que mirar la otra columna del arqueo porque fueron años de despilfarros, de escándalos y no se hicieron las reformas de segunda y tercera generación”, enumeró.

Luego, Berensztein desarrolló lo que llamó “la era libertaria”, en la que gran parte de la población depositó sus expectativas, en la que se evidenció la rebeldía de los jóvenes y en la que la esperanza volvió a estar en la cima de los sondeos de opinión respecto de la sensación que genera el nuevo gobierno en la sociedad.

Berensztein resaltó también dos cuestiones centrales de la nueva gestión: la economía y la seguridad. “En buena medida, la gobernabilidad se construye con medidas económicas, pero fundamentalmente con el control del conflicto social, el control de la calle”, puntualizó. Pero también lo que se presentará desde el domingo con el recambio institucional es la oportunidad que tendrá la sociedad argentina para construir otra convivencia en la que convivan el derecho a protestar y a la huelga con el del respeto al derecho del otro. Finalmente, el analista planteó tres ejes con lo que se viene: visión, equipo y gobernabilidad. Para lo primero, se pregunta qué es lo que quiere el presidente y la respuesta pasa por los cambios rápidos de situación, una salida del régimen estanflacionario y un alineamiento con EEUU. Lo segundo tiene que ver con la selección de funcionarios y lo tercero con la consolidación de alianzas perdurables, moderación y pragmatismo para ganar volumen político y capacidad de ganar la calle.

Meme, no; realidad, sí

En su disertación, Persichini, a su vez, afirmó que la Argentina peregrina en un desierto sin dólares, en el que hay sectores de la economía que pueden potenciar un salto exportador que ayude a salir al país de la crisis, pero con un dólar conveniente y no a uno de $ 360, “algo que se asemeja a un unicornio alado que no existe”. Según el jefe de Research de GMA Capital, la herencia es compleja por la cantidad de problemas que el hasta ahora presidente Alberto Fernández le deja a Milei. Entre otras, mencionó el atraso de los precios relativos, el déficit primario, un Banco Central quebrado en sus niveles de reservas, la deuda en pesos, las “bombas” de Leliq y de Pases, además de la negativa de los agentes económicos a demandar moneda local. También planteó que el nuevo gobierno se encontrará con una decadencia de 12 años de no crecimiento de la actividad, un programa del FMI caído y sin acceso al mercado externo.

Persichini apeló a la mitología griega para explicar el nudo gordiano que se le presenta al nuevo mandatario en lo económico. “La analogía indica que parece un nudo imposible de desatar, pero que, si lo hacía, Gordio, el labrador, tenía las puertas abiertas de Asia”, recordó ante un auditorio colmado de hombres de negocios, consultores y público en general.

¿Qué riesgo hay de hiperinflación?, fue una de las preguntas que recibió. “Hay un temor válido de que estamos en una superinflación, pero no en una hiperinflación, porque la diferencia está en que estamos a las puertas de un nuevo gobierno que quiere hacer los cambios fiscales que se necesitan para corregir los desequilibrios, cosa que el gobierno saliente no tenía esa vocación”, contestó.

Luego de afirmar que Milei es el primer presidente economista de la Argentina, Persichini indicó que, “más que un meme, el no hay plata es una realidad” que el futuro Gobierno quiere modificar en base a medidas fiscales porque, según sus estimaciones, este año el déficit será equivalente a 3 puntos del Producto Bruto Interno (PBI), con un arrastre estadístico para 2024 equivalente a 1,5 punto. Acotó que la “bomba” de las Letras de Liquidez (Leliq) se formó y se alimentó porque el Tesoro no tenía dinero para afrontar el déficit d e los últimos años y, así, la entidad monetaria se convirtió en una ventanilla.

¿Qué debe encarar Milei para encarrilar la situación?, expuso el disertante. Como primera medida, consideró que es necesario sostener la gobernabilidad en base a un mayor diálogo con el Congreso y con los gobernadores. Además, tendrá que lidiar con la inflación con un posible sinceramiento de precios y sanear al Central, con una reforma de su Carta Orgánica. Otra de las acciones posibles es intentar unificar los tipos de cambio gradualmente, manteniendo el cepo. Pero lo que logrará recuperar la confianza de la Argentina en los mercados internacionales será alcanzar un equilibrio fiscal, negociar un nuevo acuerdo con el FMI y concretar las reformas estructurales.

Persichini volvió con aquel ejemplo de la mitología griega para cerrar su conferencia. “Alejandro Magno pudo resolverlo, pero no es lo mismo desatarlo que cortar el nudo. Lo cortó con la promesa de conquistar Persia y Asia, pero tuvo un destino fatal. El oráculo decía que eso sucedió por no haber leído las consecuencias de cortarlo con una espada. Espero que el futuro presidente, cuando pase esa espada o la motosierra, sepa medir las consecuencias y que a los argentinos nos permita estar más tranquilos cuando tome las decisiones”, finalizó.

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