Se quedó sin acompañantes de viaje, hizo cinco escalas y viajó tres días para ver a Los Pumas

Se quedó sin acompañantes de viaje, hizo cinco escalas y viajó tres días para ver a Los Pumas

Emanuel Bader pudo cumplir su sueño al verlo jugar un mundial de rugby a Nicolás Sánchez.

Se quedó sin acompañantes de viaje, hizo cinco escalas y viajó tres días para ver a Los Pumas

Pase lo que pase en el duelo por el tercer puesto contra Inglaterra, ningún resultado modificará lo que siente. “Estoy orgulloso de que nuevamente hayamos llegado a estar entre los cuatro mejores del mundo”, sentenció Emanuel Bader. Él, junto a sus hijos, seguirá el último partido de Los Pumas en el Mundial de rugby desde su casa. 

Emanuel está en Tucumán desde hace varios días; con el espíritu apenas apaciguado. Todavía su voz marca la emoción que vivió, junto a 35.000 hinchas, en el Stade de la Beaujoire de Nantes. “Lo veía a ‘Nico’ calentando, con una euforia loca por querer entrar a la cancha, y me dolía en el alma que no lo pongan”, recuerda el Ingeniero Agrónomo.

Bader fue uno de los tantos tucumanos que, como él mismo relató, fue a vivir una aventura en Francia. En su filosofía, la definición es así. “Soy un negro que no sabe inglés, no sabe francés, no sabe alemán, ni tampoco italiano, y que anda viajando para ver los partidos. Fui a conocer otros países y me llegué a Francia para seguir el Mundial”, relata entre risas.

Se perdió el debut derrotista ante Inglaterra. Claro un casamiento muy inoportuno en su universo de simpatizante del rugby, impidió que pudiera decir presente. “Sabiendo que habíamos perdido, las ganas de ir crecieron más. Tenía la seguridad de que el equipo tenía aún mucho para dar. Por eso organicé el viaje muy sobre la hora”, sintetiza.

Vivir in-situ una Copa del Mundo genera sensaciones encontradas. Para un simpatizante de Tucumán Lawn Tennis como él, no debe haber sido grato ver esa escena de un Sánchez “tan” suplente. “Es un jugador de mi club”, se lamenta. “No sé si hubiese sido distinta la historia, pero me parece que hubiésemos tenido un juego diferente con él en cancha. Tal vez, la suerte hubiese sido mejor”.

Michael Cheika parece ser un cultor de la planificación, mientras que Bader asegura pararse en el otro extremo. “En mi vida siempre está la improvisación por encima de la planificación. Intento dejar algo librado a la suerte y que eso me sorprenda. Sin embargo, esta vez se me fue un poco de la manos”, dice.

Una travesía para alentar a Los Pumas

Luego de compromisos laborales, de la zafra, de la baja de dos compañeros de viaje, de un periplo de tres días con cinco escalas que incluyó la sentida confiscación de dos fernets, pudo finalmente arribar a Versalles, la ciudad en la que hizo base y se encontró con su amigo Victoriano.

Se quedó sin acompañantes de viaje, hizo cinco escalas y viajó tres días para ver a Los Pumas

El motor del viaje fue apoyar de cerca a la “garra Puma”. “Se sabe que Argentina tiene un rugby amateur. Si bien los jugadores ya están jugando afuera a nivel profesional, todavía es amateur. Se juega por pasión, por amor a la camiseta y muchas veces hay que privarse de muchas cosas para practicarlo”, analiza el ex jugador que se desempeñó como segunda y tercera línea hasta la división M-20 en los “benjamines”. Y el sello de esfuerzo que caracteriza a Los Pumas es lo que le sigue dando fundamentos para entender su pasión. “Se dejan de hacer muchas cosas para poder dedicarse al rugby. Yo salí de una familia bastante humilde; y lo hice de corazón poniéndole el alma al deporte. Estoy muy feliz de haber cumplido un sueño de acompañar, de alentar, de estar ahí y de haber hecho el Mundial que quería hacer”, celebra el papá de Anita Clara y de Antonio. Claro a “su” equipo lo completa Florencia, su esposa.

Con las victorias ante Samoa, Chile y Japón grabadas en la retina y varios recuerdos imborrables que incluyeron visitas a lugares emblemáticos como el Vaticano, el santuario de Maradona en Nápoles, al Coliseo de Roma, el Camp Nou de Barcelona, Bader pegó la vuelta porque su “team” requería de sus servicios. “Estaba sentado justo al frente de los Palacios de Versalles tratando de trabajar un poco, cuando me llegó un audio de mi hijo más chiquito que me contaba que tenía una feria de ciencia y que quería que estuviera presente”, relata sobre la daga en su corazón, que le hizo cambiar de opinión.

No importó pagar un sobreprecio en los vuelos para acomodar su regreso ni tener que ver el duelo por el tercer puesto desde casa. Sentado en el living, hará fuerzas para que “Cachorro” sea titular y para que Los Pumas puedan volver a quedar en el podio. 

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