"Tenemos la industria, la gente, la tecnología, el dinero, pero está todo parado", se lamenta Guillermo Laura, autor de más de 600 proyectos de obras públicas con los que, según afirma, "Argentina dará un giro copernicano hacia el desarrollo sustentable, para salir del estancamiento y la miseria".
Laura es abogado y master en Economía, pero es más conocido como urbanista, sobre todo por su resonante "Plan 10", una propuesta para construir 10.000 kilómetros de autopistas y generar 200.000 empleos directos. "El proyecto está listo para licitarse y se financia con el impuesto al combustible que desde el Gobierno de (Carlos) Menem se viene cobrando, pero los fondos nunca se destinaron para ese fin", explica. En contraste, Laura recuerda que mientras el Estado recaudó para las rutas, "el club del peaje" también lo hizo, pero las inversiones no se concretaron. Estima que las concesionarias del peaje cobraron $ 3.500 millones en 12 años, el mismo dinero que se necesita para construir 10.000 km de autopistas, "pero con esa plata sólo hicieron bacheo y cortaron el pasto de las banquinas".
El Instituto de Planeamiento de la UNT y la Fundación del Tucumán han creado las condiciones para que Laura se reuniera ayer con un grupo de empresarios tucumanos. "Queremos que Tucumán vuelva a ser la cabecera del norte, con proyectos realistas, transparentes, bien auditados por el empresariado y al margen de las confrontaciones ideológicas", describe el arquitecto Fernando Schujman, uno de los organizadores del encuentro.
Coincidencias con Kirchner
Laura dice que mantiene conversaciones con funcionarios del presidente Néstor Kirchner y opina que el plan de obras del Gobierno aparenta estar bien encaminado. "Lo importante es encarar obras de ingeniería básica, con baja tecnología (viviendas, agua y cloacas, aeropuertos, forestación) porque se financian con pesos y no hace falta importar nada, lo que representaría endeudarse en dólares", sostiene.
Al respecto, Laura dice que los créditos deben provenir del Banco Central, a través de prendas sobre los bienes que se fabriquen o construyan, como autos o viviendas. "El Gobierno no debe construir ni licitar obras de viviendas, sino otorgar créditos prendarios a particulares que quieran hacer una casa, con el dinero que ya tiene el Fonavi, que son $ 1.000 millones por año", concluye.