Entrevista a Paul Auster

Entrevista a Paul Auster

Por Céline Curiol. El célebre escritor y cineasta norteamericano habla de su última película, La vida interior de Martin Frost, y de los riesgos de la literatura.

02 Septiembre 2007
CELINE CURIOL: Usted ya escribió una parte de la historia de Martin Frost en El libro de las ilusiones. ¿Por que volvió sobre ella, la expandió y la transformó en un guión?

PAUL AUSTER: La vida interior de Martin Frost tiene una historia relativamente complicada. Una productora alemana me propuso hacer una película de treinta minutos para un ciclo que se llamaba Relatos eróticos, en el que querían incluir doce filmes breves de distintos directores que giraran en torno de la relación de los hombres con las mujeres. La propuesta me causó intriga y decidí aceptar el desafío. Era febrero o marzo, recuerdo, y me senté a escribir un pequeño guión que llegó a treinta páginas. Teniendo en cuenta que el presupuesto sería bajo, me limité a introducir dos actores y una sola locación -una casa aislada en medio del campo-. La historia de Martin Frost, un escritor, y una misteriosa mujer que resulta ser una musa. Una historia fantástica, en verdad, más o menos con el espíritu de Nathaniel Hawthorne. Pero Claire no es una musa tradicional. Ella es una encarnación de la historia que Martin está escribiendo y, a medida que avanza, ella se debilita hasta que, cuando él llega a la última palabra de su texto, ella muere. Finalmente él se percata de lo que estaba ocurriendo y quema el manuscrito para tratar de revivirla. Aquí es donde la primera versión de la historia terminaba.


CC: Hay algunos momentos graciosos en la película. La silla rota, Martin persiguiendo una rueda por la ruta, las historias de Fortunato, el excéntrico traje de cowboy. Y también hay escenas intensamente dramáticas, o misteriosas, por momentos místicas. ¿Cómo logra armonizar la oscilación entre lo humorístico y lo dramático? ¿Qué papel juega la comedia en su trabajo y en Martin Frost en particular?

PA: La vida es simultáneamente trágica y cómica, al mismo tiempo absurda y profundamente significativa. Más o menos conscientemente, traté de abarcar este doble aspecto en mis historias. Escribí novelas y guiones. Y siento que es la manera más honesta, el camino más auténtico para mirar el mundo, y cuando pienso en algunos de los escritores que más me gustan -Shakespeare, Cervantes, Dickens, Kafka, Beckett- todos ellos resultan ser maestros en la combinación de la luz con la oscuridad, de lo extraño con lo cotidiano. La vida interior de Martin Frost es una historia muy curiosa. Una historia sobre un hombre que escribe una historia sobre un hombre que escribe una historia -y la historia dentro de la historia, la película que vemos desde el momento en que Martin se despierta y encuentra a Claire durmiendo a su lado hasta el momento en que Martin deja de escribir y mira a través de la ventana, es tan salvaje y poco plausible, tan loca e impredecible que, sin ciertas dosis de humor, hubiese sido insoportablemente pesada. Al mismo tiempo, creo que las escenas graciosas atenúan el pathos de la situación de Martin. La escena de la rueda, por ejemplo. El espectador sabe que Claire se acaba de bajar del auto para correr hacia el bosque, pero Martin sigue empujando una rueda en la ruta, sin saber que la mujer que ama ha desaparecido. Y, de pronto, la rueda se le escapa. Es una comedia silenciosa clásica: el hombre contra el objeto. El corre detrás de la rueda, tropieza con una piedra y termina con la cara en el suelo. Divertido, pero también patético. Lo mismo es válido para el caso del personaje Fortunato, con todos sus extraños comentarios, chistes malos y sus ridículos cuentos. El aparece cuando Martin está sufriendo la pérdida de Claire y su presencia disminuye la profunda soledad en la que está sumido Martin. La escena más triste del film es también una de las más graciosas: cuando Martin lanza dardos sobre sí mismo. El pobre hombre se siente tan perdido que no sabe qué hacer consigo mismo.


CC: En la escena central de la película, Claire muere y Martin la resucita quemando las páginas de su libro. ¿Piensa que la escritura es un arma peligrosa? ¿Puede matar?

PA: La escritura puede, ciertamente, ser peligrosa. Peligrosa para el lector -si es lo suficientemente poderosa para cambiar su concepción del mundo- y peligrosa para el escritor. Piensa en cuántos escritores fueron asesinados por Stalin: Osip Mandelstam, Isaac Babel, entre otros. Piensa en la fatwa contra Salman Rushdie. En todos los escritores encarcelados en el mundo actualmente. ¿Pero puede la escritura matar? No, al menos literalmente. Un libro no es una ametralladora ni una silla eléctrica. Pero a veces pasan cosas extrañas que te hacen pensar. El caso del escritor francés Louis-René des Forets, por ejemplo. Oí hablar del tema por primera vez cuando vivía en París, a principios de los 70, y me hechizó tanto que lo incorporé, años después, en una de mis novelas, La noche del oráculo. Des Forets era una promesa literaria de los años 50 que había publicado una novela y un libro de cuentos. Después escribió un poema narrativo en el que un chico se ahoga en el mar. No mucho después de la publicación del libro, su propio hijo se ahogó. Seguramente no hubo ninguna conexión racional entre la muerte imaginaria y la real, pero Des Forets estaba tan conmovido por la experiencia que dejó de escribir por décadas. Una historia terrible. No es difícil de entender cómo se sintió.

Perfil
Paul Auster es uno de los escritores más prestigiosos de los Estados Unidos. Con una fuerte influencia de Beckett y de Kafka, el azar es uno de los temas recurrentes en su obra. Ciudad de cristal, La invención de la soledad, La música del azar, El palacio de la luna, Tombuctú y Leviatán son algunas de sus novelas más reconocidas. Las últimas que publicó en nuestro país son Viajes por el scriptorium (Anagrama, 2007) y Brooklyn Follies (Anagrama, 2006). Ganó, entre muchos otros premios, el Príncipe de Asturias. Además de su producción literaria, ha tenido importantes incursiones en el mundo del cine como guionista y director. Cigarros y Lulu on the bridge son dos de sus películas más famosas.

La última película
La vida interior de Martin Frost está basada en una película imaginaria que aparece en El libro de las ilusiones, una novela de Auster del año 2002. El escritor escribió el guión y tuvo a su cargo la dirección. Está protagonizada por David Thewlis e Irene Jacob (La doble vida de Verónica). También actúan Michael Imperioli (Los Soprano) y la hija de Auster, Sophie. El guión de la película será editado como libro por la editorial Anagrama y estará en las librerías argentinas en setiembre.

Polémico
En un extenso diálogo que sostuvo con Tomás Eloy Martínez, y que fue recogido recientemente por la nueva revista cultural del diario "La Nación", Auster dijo que Borges le parecía "un escritor menor genial". "Creo que su mayor fuerza radicaba en el hecho de que conocía sus límites. Ni siquiera intentó escribir novelas, no podía hacerlo. En cambio, perfeccionó aquello que sí podía hacer", disparó.

Textuales: fragmentos de novelas de Paul Auster
"Escribir una comedia ayuda a poner las cosas en perspectiva. El mundo ha ido de tragedia en tragedia, de horror en horror, pero los seres humanos seguimos existiendo, enamorándonos y hallando alegría en la vida". (Brooklyn Follies, Barcelona, Anagrama, 2006).

"Su conversación se convirtió en uno de esos absurdos y elípticos intercambios que se producen cuando la gente coquetea en una fiesta, una serie de acertijos, conclusiones erróneas y hábiles estocadas en el arte de cómo superar a otro. El truco consiste en no decir nada sobre uno mismo de la forma más elegante y sinuosa posible, para hacer reír a la otra persona, para mostrarse ingenioso." (Leviatán, Barcelona, Anagrama, 1993).

"Un álbum muy grande, encuadernado en piel fina y con letras doradas grabadas en la cubierta decía: ?Los Auster. Esta es nuestra vida? y estaba completamente vacío." (La invención de la soledad, Barcelona, Anagrama, 2002).

"No puedo interesarme por nada a menos que sea algo sin esperanzas." (La música del azar, Barcelona, Anagrama, 1998)

"Lemuel Flagg veía el futuro en La noche del oráculo, y eso acabó con su vida. No queremos saber cuándo vamos a morir ni cuándo va a traicionarnos la persona a quien amamos. Pero nos encantaría saber cómo eran los muertos antes de morir, conocer a los muertos cuando estaban vivos". (La noche del oráculo, Buenos Aires, Anagrama, 2004).

N. de la D.: Agradecemos la colaboración de Gabriela Esquivada y Guillermo Schavelzon (agentes literarios de Auster para los países de habla hispana), que hicieron posible la publicación de esta entrevista.

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