Alpachiri quiere explotar su potencial turístico

Alpachiri quiere explotar su potencial turístico

Atractivos parajes como la Laguna del Tesoro o el parque nacional Los Alisos permanecen casi inexplotados, por carecer de infraestructura.

RUMBO A LA AVENTURA. El montañismo atrae a la zona a más de 800 personas por año, provenientes del resto del país y del extranjero. Podrían venir miles si hubiera albergues de montaña. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL RUMBO A LA AVENTURA. El montañismo atrae a la zona a más de 800 personas por año, provenientes del resto del país y del extranjero. Podrían venir miles si hubiera albergues de montaña. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
20 Agosto 2006
CONCEPCION.- El pueblo de Alpachiri, 18 kilómetros al oeste de esta ciudad, aspira a transformarse en el portal de acceso a un interesante circuito turístico que abarcaría los faldeos y cumbres de los Nevados del Aconquija. La zona reúne relieves diversos y de una belleza particular. Ríos, lagos, cerros y bosques atrapan a los amantes de la naturaleza y los deportes de aventura.
Alpachiri (del quechua: "tierra fría"), todos los años recibe a más de 800 personas que recorren el parque nacional Campo de Los Alisos, el campamento "Samay Cochuna", la Laguna del Tesoro y las ruinas de La Ciudacita o Pueblo Viejo, ubicadas entre los 4.400 y los 5.000 metros sobre el nivel del mar. La llegada de los visitantes beneficia a baqueanos y a proveedores de caballos y de insumos. "Si Alpachiri y sus alrededores se consolidan como un atractivo turístico importante en el sur tucumano, serán miles los visitantes que todos los años podrán descubrir una alternativa vacacional que le brindará grandes beneficios económicos a la zona. La cuestión es comenzar a avanzar en la preparación de la infraestuctura de atención", opinó Sergio Juárez, integrante de la agrupación andinista "El Clavillo". La entidad viene trabajando en varios proyectos que robustecerían la posibilidad de transformar a Alpachiri en una opción turística.
La iniciativa más interesante apunta a que la Laguna del Tesoro sea declarada reserva natural por el Gobierno de la provincia. En ese sentido, los propietarios del terreno están dispuestos a ceder 20 hectáreas al Estado con el objeto de que este proteja la zona y la adecue para las visitas.
"En estos momentos, acceder a la Laguna no es nada fácil y hay que ir con baqueanos. Si logramos que el lugar sea declarado reserva natural, de inmediato trabajaríamos en la consolidación de sendas y la instalación de cartelería", anticipó Juan Manuel Moreno Linares, comisionado comunal de Alpachiri. Desde este pueblo hasta la laguna hay unos 30 kilómetros. A caballo se llega en cuatro horas, sorteando bosques, sendas sinuosas y ascendiendo serranías. En el lugar, la comuna ya trabaja en la reconstrucción de una cocina y la mejora de una amplia habitación para albergue de excursionistas.
"Nuestra agrupación trabaja casi todo el año guiando a turistas que llegan de distintos puntos del país y de otras naciones. Todos retornan deslumbrados por los paisajes. Pero la falta de infraestructura mínima para el descanso a veces acobarda a los visitantes. Por eso, nuestra idea es construir pequeñas cabañas", comentó Juárez.
El parque nacional de Los Alisos también recibe anualmente numerosas visitas, pero carece por completo de infraestuctura turística. Se extiende sobre la ladera oriental de los Nevados del Aconquija, entre los ríos Jayas y Las Pavas; abarca más de 10.000 hectáreas y ofrece un paisaje deslumbrante, con abundante vegetación y cientos de especies de aves. "Este pueblo vive de la agricultura, pero también podría tomar un gran impulso económico si se lo prepara y promociona turísticamente. Sin embargo, los funcionarios provinciales sólo tienen proyectos para la capital y los Valles. El resto de la provincia, al parecer no existe", apuntó el vecino Enrique Rosales. (C)

El monte originó leyendas que dan miedo
En los bosques que rodean a Alpachiri habitan criaturas fantasmales y míticas que protegen la fauna de la zona, según refieren hacheros y cazadores. El Duende, El Patón, Coquena, El Gritón y el Yastay son algunos de esas creaciones del imaginario popular que, se asegura, a varios sometieron a duros castigos.
El baquiano Julio Martín Fernández explicó que El Patón, Coquena y el Yastay son seres que protegen a los animales. Se abalanzan sobre los cazadores que matan por diversión y que ponen en riesgo la fauna. Sobre El Patón, se dice que es un personaje enorme y lleno de pelos, como un chancho del monte. Tiene una pata grande y otra chica, con pezuñas. El escritor Octavio Cejas lo popularizó en un cuento. "Aquí, con frecuencia, aparece gente que asegura haberlo visto. Yo digo que por algo les apareció", comentó Fernández.
"A Coquena pocos lo vieron. Pero, fíjese que cuando uno está cazando percibe que anda cerca, por sus travesuras -señaló el baquiano-. Los perros ladran descontrolados, como si hubieran descubierto un animal. Pero, cuando uno corre, a cazarlo no encuentra nada. A veces nos hace ir de un lado a otro.
El Duende es un petiso sombrerudo, que suele aparecer a la siesta. "Hay tres mujeres que aseguran que les apareció el jueves pasado cerca del Chirimayo. No sé si será verdad, pero a mí una vez me asustó cuando era chico -recordó Fernández-. Ahora es difícil que se me acerque, porque tengo un puñal con el que corto en dos un pelo en el aire. El maula no creo que se me atreva".
Acerca de El Gritón, Fernández refiere cuando una tarde, estando a la orilla del río Jaya escuchó el grito fuerte de un hombre que bajaba desde las serranías de la zona.
"El sonido se escuchaba más cerca, como si el tipo ya estuviera a pocos metros, pero no se veía nada. El grito hace poner la piel de gallina. Uno no sabe qué hacer. Algunos dicen que es un alma en pena. Pero vaya a saber. La cuestión es que al rato se fue alejando hasta desaparecer arriba -contó don Julio Martín-. No sólo yo viví esta experiencia, sino varios cazadores".
Para Fernández el monte encierra muchos sonidos, sombras y movimientos que el hombre con su imaginación transforma en fantasmas o seres demoníacos. "En el monte no cualquiera puede quedarse solo, y menos de noche -advirtió-. Hasta puede volverse loco de lo que puede llegar a ver y escuchar". (C)

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