Autorizan a un niño gravemente enfermo a tener una muerte digna

Autorizan a un niño gravemente enfermo a tener una muerte digna

Fallo de una jueza de Neuquén ante un chico con un mal incurable. Especialistas coincidieron en que no se trata de un caso de eutanasia.

19 Mayo 2006
NEUQUEN.- Una jueza de familia neuquina autorizó a los padres de un niño de 11 años, afectado por una enfermedad incurable, a evitar que el paciente sea sometido a tratamientos invasivos, por considerarlos “cruentos e inconducentes respecto de una muerte digna”.

Así lo informó a través de un comunicado la oficina de prensa del Superior Tribunal de Justicia neuquino, al señalar que la medida fue dispuesta el 20 de marzo último por la jueza de familia, niñez y adolescencia Isabel Kohon, en el marco de un fallo que no registra antecedentes en la provincia. Distintos especialistas consultados previamente coincidieron también en que no se trata de un caso de eutanasia.

Según informó oficialmente el Tribunal Superior, la jueza tomó la decisión tras analizar la presentación del director del hospital Castro Rendón, José Russo, quien dijo que “la enfermedad no tiene tratamiento curativo y sus padres lo acompañan y asisten durante la evolución de aquella; lo ayudan a ejercer su derecho a vivir con la mayor dignidad posible”. Los padres argumentaron que no quieren bajo ningún punto de vista prolongar su agonía y que debe tener vida pero que sea digna y que también su muerte sea digna.

Síntomas muy graves
Además, la parte resolutiva del fallo la jueza dispuso “hacer saber a los médicos tratantes que deberán realizar todas las prácticas médicas consideradas como cuidados paliativos, disponiendo las medidas necesarias a fin de que (el niño) no sea privado de confort físico y espiritual, aliviando su sufrimiento y mejorando la calidad de vida remanente, y evitando que el niño ingrese a terapia intensiva infantil a efectos de recibir tratamientos invasivos”.

El niño padece mucopolisacaridosis, una enfermedad heriditaria caracterizada por síntomas neurológicos graves como demencia, convulsiones, pérdida de la visión e imposibilidad de caminar. Desde los tres años está en tratamiento pero la afección es terminal. Ahora está en su casa, muy grave. No habla y es alimentado a través de un botón gástrico.

En los informes médicos forenses mencionados en el fallo, se afirma que las técnicas invasivas -como respiración artificial- prolongarían su agonía y no modificarían el desenlace final.

La jueza afirmó que “tanto los médicos como los familiares están en mejores condiciones que un extraño para evaluar lo que sería mejor para el niño”. (DyN)






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