Señal de autonomía

Señal de autonomía

Semblanza, por Silvia Ayuso. Ella misma estuvo con su madre, Angela Jeria, en un centro de torturas, antes de partir al exilio.

11 Marzo 2006
Santiago de Chile.- Michelle Bachelet se pondrá ella misma hoy la “piocha”, el broche que simboliza el poder del presidente en Chile. El gesto marca la  autonomía con la que se mueve quien hoy se convertirá en la primera presidenta del país. Su celo en mantener el más absoluto secreto en torno de sus primeras decisiones gubernamentales y el férreo hermetismo ordenado para impedir cualquier filtración implican un afán de independencia y de control rayano en la obsesión, dijeron algunos observadores.
Otros defienden su postura como un derecho dentro de sus atribuciones presidenciales y un signo necesario para evitar cualquier condescendencia por su condición de mujer.
Bachelet, pediatra de 54 años, nunca ocultó esta forma de ser, a la que le debe su meteórica carrera política. Detrás de su sonrisa afable se esconde la fuerte personalidad de una mujer que sufrió duros golpes, como la muerte de su padre, el general Alberto Bachelet, en prisión, por no apoyar la dictadura. Ella misma estuvo con su madre, Angela Jeria, en un centro de torturas, antes de partir al exilio.
Lagos no dudó en integrarla a su gobierno (2000-2006): le dio la cartera de Salud, con la tarea de terminar en tres meses con las colas en la sanidad pública. No lo logró, pero Lagos ya tenía otro reto para ella: la convirtió en ministra de Defensa. Bachelet, separada, con hijos de dos relaciones distintas, se ponía así al frente de uno de los sectores más conservadores, cerrados y controvertidos de Chile.
Sin embargo, acometió la mayor renovación de las Fuerzas Armadas. El clero chileno la considera un símbolo del reencuentro de los chilenos, de un país reconciliado tras la ruptura social que supuso la dictadura. (DPA)