11 Marzo 2006
EL ADIOS. En su discurso de despedida, el mandatario saliente dijo al pueblo chileno que la Nación tiene un seguro futuro de grandeza. REUTER
SANTIAGO.- La líder socialista Michelle Bachelet, que asume hoy la presidencia de Chile, recibirá un país cuya economía transita por uno de sus mejores momentos, con un crecimiento de más del 6%, pero que arrastra uno de los mayores índices de desigualdad social.
La brecha entre ricos y pobres, la segunda más alta en América Latina, es la principal mancha del elogiado “modelo chileno”, y su reducción es uno de los principales desafíos de la nueva mandataria, que sucederá al presidente Ricardo Lagos por un período de cuatro años.
“El gran dilema es cómo seguimos progresando con cambio social”, dijo el saliente ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, al hacer un balance de su gestión, en enero pasado.
Torta mal repartida
La desigualdad social determina que en Chile el 10% más rico de la población se lleve el 47% de los ingresos, mientras que el 10% más pobre sólo obtiene el 1,2%, según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La distancia persiste pese a que en la última década el país redujo a la mitad sus indicadores de pobreza, que ahora alcanzan al 18,8% de los 15 millones de habitantes, y a pesar de que la economía transita por uno de sus mejores momentos.
De la mano de exportaciones récords, impulsadas por una explosiva demanda mundial de cobre, el principal producto de exportación del país, Chile completó en 2005 dos años de crecimiento por sobre el 6% . La expansión en el primer año del gobierno de Bachelet haría subir el PIB por habitante de los actuales U$S 6.990 a U$S 7.520, según la Cámara Nacional de Comercio.
Ayer, en su discurso de despedida, Lagos destacó que Bachelet recibirá un país más grande y más justo. “Mañana tendré el orgullo de entregar la banda presidencial a la primera mujer en la historia de nuestro país”, celebró. (AFP-NA)
La brecha entre ricos y pobres, la segunda más alta en América Latina, es la principal mancha del elogiado “modelo chileno”, y su reducción es uno de los principales desafíos de la nueva mandataria, que sucederá al presidente Ricardo Lagos por un período de cuatro años.
“El gran dilema es cómo seguimos progresando con cambio social”, dijo el saliente ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, al hacer un balance de su gestión, en enero pasado.
Torta mal repartida
La desigualdad social determina que en Chile el 10% más rico de la población se lleve el 47% de los ingresos, mientras que el 10% más pobre sólo obtiene el 1,2%, según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La distancia persiste pese a que en la última década el país redujo a la mitad sus indicadores de pobreza, que ahora alcanzan al 18,8% de los 15 millones de habitantes, y a pesar de que la economía transita por uno de sus mejores momentos.
De la mano de exportaciones récords, impulsadas por una explosiva demanda mundial de cobre, el principal producto de exportación del país, Chile completó en 2005 dos años de crecimiento por sobre el 6% . La expansión en el primer año del gobierno de Bachelet haría subir el PIB por habitante de los actuales U$S 6.990 a U$S 7.520, según la Cámara Nacional de Comercio.
Ayer, en su discurso de despedida, Lagos destacó que Bachelet recibirá un país más grande y más justo. “Mañana tendré el orgullo de entregar la banda presidencial a la primera mujer en la historia de nuestro país”, celebró. (AFP-NA)
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