“Lisa y las fotos” habla del amor perdido

“Lisa y las fotos” habla del amor perdido

RUPTURA DOLOROSA. Belén Mercado compone a la romántica Lisa.  RUPTURA DOLOROSA. Belén Mercado compone a la romántica Lisa.
17 Junio 2017

ESTA NOCHE

• A las 22 en El árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435).

Flavia Rodríguez encaró su debut como directora a partir de un texto de Ariel Falace que habla de un amor roto. Y durante los ensayos, esas fracturas de pareja alcanzaron a parte del grupo que encaró “Lisa y las fotos”, la obra que se representa en El árbol de Galeano, al punto que ella (entre risas) la califica de “maldita”. Pero aclara que ese karma no la alcanzó: sigue en pareja y está feliz, a diferencia de lo que pasa sobre el escenario.

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La Lisa de la ficción es Belén Mercado. Está en la cola de una audición en la que elegirán artistas para el montaje de “Romeo y Julieta”, el emblema del romanticismo trágico con la pluma de William Shakespeare. Al igual que el público, debe llenar una ficha con sus datos personales y sus expectativas. Ya en la sala, será llamada para la prueba, romperá la cuarta pared del teatro clásico y encarará un vínculo directo con los espectadores. La empatía y la identificación circulan ágiles entre las butacas y el escenario, porque todos han sufrido algún fracaso sentimental, sostiene Rodríguez.

Lisa expone su vida frente a un grupo de desconocidos y la va desglosando a través de unas fotos que lleva consigo donde está junto a Iván, su ex novio. “Su idea es desprenderse de ellas, no las quiere seguir llevando consigo, pero tampoco quiere tirarlas a la basura o que se pierdan. Prefiere dárselas a otras personas, porque son una parte de sí misma, de lo que ella fue, y es la única manera que encuentra para cambiar y seguir adelante. Uno no puede hacer lo mismo con las calles, los bares o la música que compartía con otra persona, y que la evoca cada tanto”, explica la directora, que encaró este trabajo dentro de la materia que dicta Rafael Nofal en la Licenciatura de Teatro de la UNT. Luego, la propuesta se independizó y se profesionalizó por fuera de las exigencias de la cátedra.

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Mientras va pasando las imágenes, aparecen los recuerdos de su vida en pareja, que busca superar. Rodríguez destaca que el personaje se debate entre tres identidades: la de las fotos, que reconoce pero que ya no es; la futura, a punto de suicidarse; y la presente, que está hablando con el público y mostrando las fotos. “Frente a los ojos de la gente, ella transita el dolor y la pérdida de ese amor, el que contrapone con la historia de Romeo y Julieta, quienes mueren como se muere en las grandes novelas. Pero Lisa no muere, porque es real; así es que vive, ama, sufre y, después de ese vacío, intenta seguir adelante, para lo cual va juntando los pedacitos de ella misma para poder continuar, luego de olvidar. Está aquí y ahora”, detalla.

Como desde la cola para entrar, el público es sumergido en la historia: al momento de ser consultados por Lisa participan de la construcción teatral. “Responden, preguntan y hasta piden la palabra para poder contar sus propias experiencias e incluso dar consejos -sostiene Rodríguez-. La obra pasea por el drama y el humor, en un unipersonal que habla sobre el universo femenino con una mirada sensible y auténtica”.

Luego de esta experiencia, Rodríguez concluye que prefiere actuar a dirigir, ya que jamás se puede tener todo bajo control en una puesta. Y para integrar elencos, ella misma se presentó y atravesó castings muy distintos, desde aquellos en los que la trataron bien a los que debía hacer reír de entrada, en un minuto. Los volvería a hacer, pero sólo como actriz; en caso de volver a ser directora, prefiere definir directamente con quién trabajar, como ocurrió esta vez.


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