Un día en el circo: así es la magia por dentro

Un día en el circo: así es la magia por dentro

CASI LISTO. Máximo Moscoso termina de enfundarse con el traje del payaso Paquito, uno de los protagonistas del espectáculo. la gaceta / fotos de diego aráoz CASI LISTO. Máximo Moscoso termina de enfundarse con el traje del payaso Paquito, uno de los protagonistas del espectáculo. la gaceta / fotos de diego aráoz

¿Qué pasa antes del inicio del show en las entrañas de ese universo de carpas y carromatos? Pasen y vean...

26 Marzo 2017

La siesta no es para dormir cuando hay que prepararse para salir a escena a las 18.30. La previa de la primera función sabatina del Circo Servian comienza un par de horas antes del espectáculo. Entre trailers, casas rodantes, kioscos de comida y equipos generadores de electricidad se preparaba todo para el show “Enciende tus sueños”.

Estamos en el predio de la ex cerámica de avenida Belgrano. Jorge Yovanovich, el dueño del circo, tiene un vaso de gaseosa en la mano. Cuenta que el Servian nació hace 24 años, pero su historia se remonta mucho más atrás. “Soy de sangre circense desde la cuna. Mis primeros pañales fueron de lona”, afirma entre risas. Se siente tucumano porque nació en Lules, pero su patio de juegos se repartió por toda la Argentina.



Los cuatro hijos y los siete nietos de Yovanovich son parte del circo. “Es una pasión. Nos encanta”, exclama orgulloso. Para confirmarlo llega Ginett. Su hija dirige el espectáculo, se viste de bruja y actúa en el trapecio. La persigue Gael, el hijo menor de Ginett que a los dos años ya se viste de payaso para subir al escenario. “Él acompaña lo que hacen los payasos más grandes. Trabaja cuando quiere, no se lo puede obligar”, explica la mamá mientras intenta que Gael se quede quieto para sacarle una foto. “Su personaje se llama Teti Teti, él mismo eligió su nombre”, acota el abuelo.

Vicente Ventura es el papá de Gael y uno de los trapecistas más experimentados de la compañía. Nació en Chile y participó durante cinco años en un show del Cirque du Soleil en Tokio -después de que un cazatalentos lo vio actuar en México, allá por 2007-. “Fue una experiencia muy linda, pero diferente a lo que estoy acostumbrado porque es difícil quedarse en el mismo lugar tanto tiempo”, recuerda. Admite que le gusta más salir de gira y recorrer distintos lugares para conocer cosas nuevas. Hace poco lo llamaron desde Las Vegas para sumarse, nuevamente, al Cirque du Soleil.

Publicidad



A metros del chileno, en el hall de entrada a la carpa asoma Ivana, otra de las hijas de Yovanovich. Ella saltó del trapecio a las tareas administrativas. Sus tres hijos (Ailén de 19, Guadalupe de 15 y Lucas de 13) también forman parte del espectáculo. Los chicos no están obligados a trabajar, subraya Ivana; lo hacen porque es una pasión que llevan en la sangre.

Ailén aprende desde hace dos años de la mano de Gastón Elie, el trapecista argentino que trabajó durante 13 años en el Cirque du Soleil y ahora está en el Servian. Además está terminando la secundaria -rinde libre las materias- y sueña con estudiar una carrera universitaria. “Es sacrificada la vida del circo porque hay que estar bien preparada físicamente y entrenar mucho. Ser nómades a veces es complicado. Pero nunca voy a dejarlo porque lo que más me gusta es que esté mi familia acá”, sostiene mientras termina de acomodarse el traje azul y negro. Durante el show, Ailén se cambiará seis veces la ropa.



En el camarín contiguo, frente al espejo Emanuel Quintanilla se aplica el maquillaje de acróbata. Desde el piso lo mira Nahuel Moscoso, un payaso de seis años que ya tiene la cara pintada. Metros más atrás, Darío Gómez y Máximo Moscoso no dejan de lanzar chistes. Ellos interpretan a los payasos protagonistas: Picolino y Paquito.

Pasadas las seis de la tarde, los técnicos arreglan los últimos detalles de las luces. Los pilotos del globo de la muerte prueban que las motos funcionen. Los acomodadores hacen fila para esperar al público. Cuando los primeros espectadores están ubicados se escucha el tradicional grito: “¡hay gaseosas y pochoclos!”. Los ventiladores apenas atenúan el calor de la tarde. A la hora indicada, una voz da la bienvenida, pide que se apaguen los celulares e invita a todos a disfrutar la función. Finalmente, el telón se abre y los sueños se encienden.

DOS FUNCIONES HOY


• A las 18.30 y a las 21 en el predio de la ex cerámica (avenida Belgrano 3.500).

Publicidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios