De las campanas de San Francisco brotó la melodía de “Cenizas”

De las campanas de San Francisco brotó la melodía de “Cenizas”

La composición del tucumano Federico Orio alteró la tarde en el microcentro. Desde la calle, el sorprendido público pidió “¡otra, otra!”.

05 Marzo 2017
Los bocinazos, los redoblantes que marcan el ritmo de las protestas y el rugido de los megáfonos constituyen el paisaje auditivo de la plaza Independencia. Pero ayer a la tarde todo fue diferente en 25 de Mayo y San Martín. Habían pasado cuatro minutos de las seis cuando las campanas de la iglesia San Francisco comenzaron a repicar de una forma diferente a la usual.

La melodía de “Cenizas”, la obra compuesta por el percusionista tucumano Federico Orio para ser interpretada por las seis campanas del templo, provocaron que la vereda se convirtiera en la platea de un teatro. Los transeúntes alzaban la vista para encontrar el origen de la música.

En el campanario estaban Orio y los músicos Juan José Quinteros, Maxi Pérez y Pablo Narvaja. Los cuatro, equipados con protección necesaria en los oídos y en las manos, manejaron las cuerdas de sus instrumentos mientras seguían las partituras.

Minutos antes de las 18, quienes iban llegando al concierto se debatían entre quedarse afuera o ingresar al templo. “No sé dónde se va a escuchar mejor”, expresó Guillermina Medina, hasta que decidió cruzar las puertas de madera.

Para que los músicos pudieran comenzar a tocar fue necesario que un familiar de uno de ellos les pidiera silencio a un grupo de hinchas de fútbol que hacían ruido en la plaza. Obedientes, le hicieron caso.

Durante los nueve minutos en los que se alternaron repiqueteos graves y agudos, la mayoría de los espectadores se concentró al frente y en diagonal a la iglesia, con la mirada y los celulares hacia arriba para capturar el campanario. Unos pocos permanecieron adentro del templo, escuchando con los ojos cerrados.

Lo novedoso de esta modalidad de espectáculo atrajo la atención de los que se habían enterado, gracias al artículo publicado en LA GACETA. Sentado en un bar al frente de San Francisco, mientras tomaba una cerveza con un amigo Antoine Nicolau contó que es músico y ayer fue a aprender sobre esta modalidad. “Está buenísimo que se haga porque aporta diversidad a un típico paisaje de sábado por la tarde”, opinó.

Entre el público, resonó el interés de que la experiencia se repita. “Podría ser siempre para el 9 de julio o el 24 de septiembre”, sugirió Luis Varela. Cuando terminó el concierto, los artistas se asomaron a saludar y el público, desde la calle, los aplaudió al grito de “¡otra, otra!”. Como en el teatro.

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