Existe una “cultura fornicaria”, afirmó monseñor Aguer

Existe una “cultura fornicaria”, afirmó monseñor Aguer

Cuestionó la entrega de preservativos en la Villa Olímpica y criticó el “petting”

EN BRASIL. Una máquina de distribución de preservativos en la Villa Olímpica.  EN BRASIL. Una máquina de distribución de preservativos en la Villa Olímpica.
24 Agosto 2016
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, consideró ayer que existe una “cultura fornicaria” que banaliza “la unión entre el hombre y la mujer”, cuestionó la entrega de preservativos en la Villa Olímpica en los recientes Juegos Olímpicos y criticó el “petting” -contacto erótico sin llegar al coito- en lugares públicos. “La deshumanización del eros, que por su propia naturaleza es carnal y espiritual, comienza con el descarte del pudor, de la honestidad, de la modestia, del recato. En estos valores cifra la plena humanidad de la actuación sexual, que no se exhibe obscenamente ni en sus preparaciones. Pienso en el ‘petting’ descontrolado en lugares públicos”, dijo el religioso.

En una columna de opinión publicada por el diario El Día titulada “La fornicación” que reprodujo parcialmente Télam, el prelado consideró que hay una “cultura fornicaria que se va extendiendo sin escrúpulo”. Entre los ejemplos, cuestionó “los casos de fornicación que se dan en el mundo de la farándula” y criticó la entrega de 450.000 preservativos destinados a la Villa Olímpica en las Olimíasdas que acaban de concluir en Brasil.

No a los anticonceptivos

“La prensa brasileña hizo un cálculo: 42 condones por cada atleta, teniendo en cuenta los 17 días de duración de las competencias. La preparación de las mismas impone, como es lógico, abstinencia, pero después de cada competición, ¡A coger atléticamente!”, cuestionó. Como parte de “la banalización del sexo”, que según él “comienza cada vez más temprano”, fustigó “el negocio de los anticonceptivos” por ocultar la “sabia disposición de la naturaleza que ordena en la mujer los ritmos de la fertilidad”.

En otro orden, condenó la “fornicación contra natura, ahora avalada por leyes inicuas que han destruido la realidad natural del matrimonio”, añadió que existe una “discriminación de los antidiscriminadores” y rechazó la adopción de niños en matrimonios igualitarios.

“Los enciclopedistas del siglo XVIII se horrorizarían de semejante atentado a la razón”, dijo al respecto, y finalizó: “Tengo pleno respeto por las personas concernidas en todo lo que he dicho y comprendo con cercanía y afecto sus conflictos, pero no puedo dejar de proclamar la verdad. Mal que le pese al INADI, si se entera”.

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