Distintas miradas sobre la obra de Tomás Eloy Martínez

Distintas miradas sobre la obra de Tomás Eloy Martínez

MEMORABLE. “Todo relato es, por definición, infiel”, sentenció Tomás Eloy. fundaciontem.org MEMORABLE. “Todo relato es, por definición, infiel”, sentenció Tomás Eloy. fundaciontem.org
03 Julio 2016

CRÍTICA

RELATOS INFIELES

CARMEN PERILLI (comp.)

(Edunt - Tucumán) 

El título surge de una frase de Tomás Eloy Martínez (”Todo relato es, por definición, infiel”). La suma de enfoques que reúne el libro ofrece al lector un antídoto contra la infidelidad de toda mirada aislada a través de diversos ángulos de análisis sobre una obra en la que se mezclaron el periodismo, la literatura, la historia, la realidad y la ficción; fértiles cruces para acercarse a verdades esquivas. Carmen Perilli, una de las mayores especialistas en los textos del tucumano, hace un repaso de las conexiones y los puntos distintivos de sus principales libros. Después del prólogo ofrece una joya: un artículo poco conocido en el que el propio Martínez describe los límites e intersecciones de sus oficios y ejemplos de sorprendentes contrabandos de ficción en la inverosímil realidad argentina.

El volumen reúne originales abordajes a algunos de sus trabajos emblemáticos a cargo de Denise León, Blas Rivadeneira, María José Daona, Lucía Capalbo y Rossana Nofal. También incursiones en la cocina del escritor a través de sus archivos, gracias a las inmersiones de Ana Prieto y María F. Buret en sus papeles. Sus “novelas tucumanas” son estudiadas por Isabel Aráoz y María Griselda Zuffi. Su relación con LA GACETA, por Daniel Dessein y Miguel Velárdez, quien aporta una serie de coloridas crónicas sobre la vida de tucumanos en Buenos Aires, publicadas en este diario hace más de medio siglo.

Christine Mattos, Arantxa Laise, Oscar Aguierrez, Ana M. Chehín, Marcy Schwartz, y Tununa Mercado completan la nómina de coautores con ensayos críticos o rememoraciones de su relación con el autor, cerrando un libro imperdible para los lectores de Martínez.

© LA GACETA
MARCELO ZAVALETA

Publicidad

 

Ficción, historia, periodismo: límites y márgenes *
Por Tomás Eloy Martínez
A veces no es la ficción la que corrige la realidad sino la realidad la que corrige las ficciones. Hace algún tiempo leí que estaba por inaugurarse en Buenos Aires un museo del peronismo, donde iban a inscribirse en grandes lápidas de mármol algunas de las frases que Perón y Evita acuñaron con la intención de que fueran frases inmortales. Como todas las frases célebres, éstas también son triviales. Una, de Perón, dice: “Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar”. Otra, de Evita: “No renuncio a la lucha ni al trabajo. Renuncio a los honores”. Entre esas sentencias se introdujo una de origen ilegítimo: “Coronel, gracias por existir”. Era la frase que, según La novela de Perón, la actriz Eva Duarte susurraba al oído del coronel Juan Perón en enero de 1944, cuando ambos se conocieron en un festival benéfico.
Para conferir verosimilitud a la frase, y amparado en la libertad de fabular que concede el género novela, insinué que la había descubierto leyendo los labios de los personajes, en los documentales que aún se conservan (ese dato sí es cierto) en los Archivos Nacionales de Washington DC. Como algunos biógrafos poco escrupulosos lo tomaron al pie de la letra, sin confirmar la fuente, la conté de una manera distinta en Santa Evita, insistiendo, como bien apuntó Michael Wood, en que estos hechos sucedían en una novela, dentro de una invención, de algo ante lo cual los lectores tenían la obligación de suspender la incredulidad.
Cuando me enteré que de todas maneras la frase iba a ser entronizada en el museo del peronismo, decidí poner las cosas en claro y escribí un artículo que se publicó en uno de los diarios argentinos de mayor circulación. Referí allí que la frase había sido imaginada por mí en una novela, La novela de Perón. Dos sindicatos publicaron al día siguiente avisos publicitarios furibundos acusándome de mancillar la memoria de la “compañera Evita” por negar lo que ella había dicho.
* Fragmento de Relatos infieles.

Publicidad

Ficción, historia, periodismo: límites y márgenes *

Por Tomás Eloy Martínez


A veces no es la ficción la que corrige la realidad sino la realidad la que corrige las ficciones. Hace algún tiempo leí que estaba por inaugurarse en Buenos Aires un museo del peronismo, donde iban a inscribirse en grandes lápidas de mármol algunas de las frases que Perón y Evita acuñaron con la intención de que fueran frases inmortales. Como todas las frases célebres, éstas también son triviales. Una, de Perón, dice: “Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar”. Otra, de Evita: “No renuncio a la lucha ni al trabajo. Renuncio a los honores”. Entre esas sentencias se introdujo una de origen ilegítimo: “Coronel, gracias por existir”. Era la frase que, según La novela de Perón, la actriz Eva Duarte susurraba al oído del coronel Juan Perón en enero de 1944, cuando ambos se conocieron en un festival benéfico.
Para conferir verosimilitud a la frase, y amparado en la libertad de fabular que concede el género novela, insinué que la había descubierto leyendo los labios de los personajes, en los documentales que aún se conservan (ese dato sí es cierto) en los Archivos Nacionales de Washington DC. Como algunos biógrafos poco escrupulosos lo tomaron al pie de la letra, sin confirmar la fuente, la conté de una manera distinta en Santa Evita, insistiendo, como bien apuntó Michael Wood, en que estos hechos sucedían en una novela, dentro de una invención, de algo ante lo cual los lectores tenían la obligación de suspender la incredulidad.
Cuando me enteré que de todas maneras la frase iba a ser entronizada en el museo del peronismo, decidí poner las cosas en claro y escribí un artículo que se publicó en uno de los diarios argentinos de mayor circulación. Referí allí que la frase había sido imaginada por mí en una novela, La novela de Perón. Dos sindicatos publicaron al día siguiente avisos publicitarios furibundos acusándome de mancillar la memoria de la “compañera Evita” por negar lo que ella había dicho.


* Fragmento de Relatos infieles.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios