Marcos López: "El arte es un oficio; hay que sacarle el glamour"

Marcos López: "El arte es un oficio; hay que sacarle el glamour"

El fotógrafo y artista plástico recibirá hoy uno de los premios del Festival Tucumán Cine 2013 por su documental "Ramón Ayala"

DOCUMENTAL. Ramón Ayala cuenta la vida del cantautor misionero. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO DOCUMENTAL. "Ramón Ayala" cuenta la vida del cantautor misionero. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO
29 Noviembre 2013
Andy Warhol, David Hockney, Gilda, la cumbia colombiana, el cineasta brasileño Glauber Rocha y el español Pedro Almodóvar aparecen entre las influencias que menciona. Pero Marcos López- de él se trata- está más allá o más acá de esos referentes y de las definiciones, y hasta muestra algún fastidio -disimulado con alguna frase efectista- cuando le preguntan sobre su obra.

López es uno de los artistas más importantes del país: con su obra, la fotografía en las artes visuales se incorporó de manera definitiva y se ganó su propio estatuto. Ha creado el estilo pop latino, aunque siempre deba aclarar que no tiene nada que ver con Shakira; un estilo que da cuenta del sincretismo cultural y consumista del país. El artista nunca expuso en esta ciudad, pero por estos días, estuvo brindando un taller en el MUNT y hoy recibirá uno de los premios del Festival de Cine 2013 por su largometraje "Ramón Ayala". López ha expuesto en numerosos países, y como él admite, conoce más Ezeiza que la selva guaraní.

- ¿Estás sorprendido por cómo te recibieron? ¿Por el premio?

- Sí, la verdad es que no sabía que los jóvenes conocían tanto sobre mi trabajo. Estoy muy asombrado de lo urbano de este Tucumán. Vine en los años 80 con el escritor Leopoldo Brizuela, a investigar a la coplera Gerónima Sequeira, que menciona en su recopilación Leda Valladares. Y en cuanto a la película es un homenaje a Ramón Ayala, tuvo un premio en el Bafici y en La Plata y ahora aquí. Estudié cine en Cuba, cuando recién se formó la escuela, con muchos colegas latinoamericanos, y fue una experiencia que me marcó, me abrió un camino. Fijate que en la fotografía cada vez avanzo con las puestas en escena, que se parecen mucho a una película…

- Del pop latino al surrealismo criollo.

- El pop latino fue tomado ya por otra generación. Para mí se trataba de observar el común denominador del "progreso" en las ciudades, tomé esos elementos. Me aburrí de la fotografía clásica, en blanco y negro, y busqué la identidad, esa textura latinoamericana, pero opuesta al ocre de la América profunda; la llené de colores. Me parece que Ciudad del Este es más latinoamericana que el Machu Picchu, por ejemplo. La patria es un simulcop, es el shopping center de cartón pintado. La tradición de los artistas era buscar imágenes en Europa o Nueva York. Para mí el pop latino es tratar de copiar a Warhol, pero hacerlo mal; traté de pintar a Warhol como si fuera Robert Mapplethorpe. Esa es la poética, con chancletas de Taiwan y piletas de pelopincho. Espejitos de colores y teléfonos celulares en un país de cartón pintado. Es una reflexión sobre la identidad emocional.

- ¿Cómo analizás tus obras?

- Hay un diálogo fuerte con la publicidad, soy un bisnieto no reconocido de la publicidad, y hay mucha presencia de todo lo que es la señalética de la ciudad. Rescata lo urbano y lo cotidiano. Creo que el famoso 'click' de la fotografía llegó a un pico y se agotó. Por eso busqué la puesta en escena. Mi Gauchito Gil es una estampa relacionada con Pierre et Gilles (artista francés). Siempre le digo a los alumnos que hay que absorber las influencias, pero para reciclarlas.

- Cuando hablás de la puesta en escena, pienso en el teatro…

- Es que la vida es puro teatro. Todo es teatral. Siempre se está posando para una cámara. Y uno se pregunta cuál es el límite entre la realidad y la ficción. Para eso monto mi propia realidad, para no sufrir tanto. Quizás quise reflejar un país que no termina de construirse, algo así como un país jardín de infantes… Es que insisto en esto de la textura de la identidad, de esta nación que es un crisol de razas.

- Vuelvo a la pregunta sobre el pop latino y surrealismo criollo.

- Es otra forma de realismo, subdesarrollado, donde está el error, el mantel de hule. Pero hay una continuidad de una con otra serie: todas las obras son vasos contaminantes, no se pueden separar. Hay una explosión de colores que se enfrenta a cierto autoritarismo cultural. Creo que el arte es un oficio al que hay que sacarle el glamour. El mundo del arte se cansó un poco de la fotografía…

- No, no podés decir eso…

- Claro (risas), antes vendía más que ahora… Pero, sí, la fotografía está instalada definitivamente en el arte y no se va a ir. Pero me molesta un poco el mercado del arte contemporáneo, que tiene las mismas reglas que la moda, por ejemplo. Con sus tics, poses y estereotipos. Y es verdad, formo parte de esa comparsa que es el mercado, y en ese sentido vivo en una contradicción permanente. A mí me gusta acá: fotografiar lo que está cerca, pintar mi aldea y ser universal. Me gustan la obviedad, las frases hechas. Mi barrio es mi mundo.

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