La Exuberante festeja sus 30 años bailanteros

La Exuberante festeja sus 30 años bailanteros

Aterrada por su presentación en el teatro San Martín, conversó con LA GACETA. Recuerdos, piropos y llantos de emoción. La misma de siempre.

MÁS LINDA QUE NUNCA. Tengo 48 pero me siento de 30. Los hombres me piropean, pero no se acercan. Creo que me tienen miedo. Me encantaría estar enamorada, dice Gladys.   MÁS LINDA QUE NUNCA. "Tengo 48 pero me siento de 30. Los hombres me piropean, pero no se acercan. Creo que me tienen miedo. Me encantaría estar enamorada", dice Gladys.
09 Julio 2013

- Pero Gladys, no llorés. Vos sos La Bomba. Te vas a comer la cancha, como siempre. ¡Arriba el ánimo!

- No, mi amor, no puedo ni hablar. Estoy aterrada y quedan apenas dos días. No puedo ni hablar.

Pocas veces a los cronistas de espectáculos les toca convertirse en consejeros sentimentales. Por lo general, los artistas están siempre arriba, siempre bien, siempre brillando y dispuestos a llevarse el mundo por delante. Pero ella es Gladys y, al menos en Tucumán, no tiene que engañar a nadie. Lo demostró ese 9 de Julio de 2010, en la plaza Independencia, cuando su voz se aguó en un llanto que terminó por emocionar a las más de 50.000 personas que fueron a verla. De esa noche no se olvida, y asegura que fue un antes y un después de su carrera.

- Pero ¿qué es lo que te da tanto miedo, Gladys?

- Son 30 años, mi amor, es la primera vez que me presento en el teatro San Martín, el más lindo de nuestra provincia. Es la primera vez que llevamos cumbia ahí, es una locura... De alguna manera va a ser como ponerme a prueba, ver si el público me elige, si compra su entrada para ir a verme. Estoy muy sensibilizada: hablo con mi mamá y lloro, habló con mi hermano y lloro, con mi hijo ni te cuento... Santiago Ariel Griffo es su único hijo y el productor de su nuevo disco, "Aquí y ahora". "Porque no importa el pasado ni el futuro. Sólo el presente", aclara "La Bomba" con su voz ronca y temblorosa. Acostada en su casa del barrio Modelo, parece una nena de 17 años, la misma que batía récords en la movida bailantera con 15 shows por noche durante los años 90. "Me acompañaba mi mamá, el público me ovacionaba cuando yo saltaba en el escenario con mi Santiago en mi pancita", recuerda, y se le vuelve a piantar un lagrimón. "Estoy muy sensibilizada", insiste.

Santiago Ariel, que nació de su mediático amor con el "Príncipe" Ariel, fue quien tuvo la idea de llevar a su mamá, "La exuberante", a uno de los escenarios más prestigiosos de la ciudad. Y la propuesta, al parecer, será un éxito. Las entradas anticipadas se están vendiendo bien, pero ni eso consigue calmar la ansiedad bailantera de Gladys.

"Cuando me lo propuso le dije que estaba loco, que me daba mucho miedo, me temblaban las piernas. Él me dijo que yo me lo merecía, porque era muy importante para los tucumanos. Es que yo nunca me la creí, jamás pensé en conseguir todo esto, nunca soñé juntar 30 años en la música y aquí estoy", relata la dueña de "La pollera amarilla". En el Ente de Cultura, dice, la recibieron con los brazos abiertos. A los cinco minutos de haber entrado a una reunión salió con el pulgar en alto de las autoridades y ella, una vez más, llorando.

De vuelta a casa Gladys Nelly del Carmen Jiménez está recapitulando sus 48 años de vida y sus 30 de carrera. Dice que todo le viene a la cabeza al mismo tiempo: lo bueno y lo malo. El amor de la gente y también la ruta. La maldita ruta que fue su pan, pero también su condena. "Yo todavía pienso en Rodrigo y no puedo creer lo que le pasó. Yo vivía en Ramos Mejía en esa época, por trabajo, pero me había quedado a dormir en mi casa. El Príncipe había estado en el baile con el 'Ro', el loco más lindo que conocí, y después se iban a su casa a seguir la fiesta. El Príncipe iba en mi camioneta, detrás de Rodrigo y vio todo. Cuando llegó a mi casa a contarme lo que había pasado no lo pude creer y me agarró la desesperación. Me volvió a la cabeza el accidente de Gilda (en el 96)", fue muy feo". Con su voz flaca, Gladys habla a mil por hora, cuenta anécdotas y transmite la desesperación de aquellos días. La muerte de "El Potro", el 24 de junio de 2000, la empezó a convencer de volver a su casa, a Tucumán, el lugar que siempre le dio calor. Eso más un asalto violento que sufrió en 2001, cuando la Argentina se prendía fuego.

"Comprobar que la gente me seguía queriendo me llenó el alma. En estos días estoy recordando los mil viajes, los mil públicos, los mil escenarios, pero ninguno fue como el tucumano. Todavía voy por la calle y me gritan 'eh, Gladys, ¡exuberante!, ¡morena! Yo sigo viviendo un sueño, mi amor".


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