Breve gloria y largo olvido de "Parábola"

Breve gloria y largo olvido de "Parábola"

La figura en mármol que modeló Pompilio Villarrubia Norry fue colocada en 1911 en la plaza Independencia. En 1928, se la arrumbó frente al Cementerio del Oeste, para blanco de los vándalos.

POMPILIO VILLARRUBIA NORRY. Hacia 1909, el escultor tucumano posa en su estudio de Roma, ciudad donde estudió y formó su hogar con una dama de la nobleza. LA GACETA / ARCHIVO POMPILIO VILLARRUBIA NORRY. Hacia 1909, el escultor tucumano posa en su estudio de Roma, ciudad donde estudió y formó su hogar con una dama de la nobleza. LA GACETA / ARCHIVO
Uno de los grandes artistas tucumanos olvidados es el escultor Pompilio Villarrubia Norry. Tuvo una temporada de fama, en cuyo transcurso su mármol "Parábola" se consideró tan importante como para que alternara, en la plaza Independencia, con "La Libertad" de Lola Mora. Después, se iría esfumando inexplicablemente su recuerdo.

Estudios en Roma
Pompilio Villarrubia Norry llevaba tradicionales apellidos tucumanos. Nació en esta ciudad en 1886. De sus hermanos, dos fueron pintores, Manuel y Domingo: este último, además, realizó el famoso "Álbum del Centenario", impreso en 1916 y consultado afanosamente hasta hoy por los estudiosos.

Como desde adolescente mostraba fuerte inclinación hacia las artes plásticas, en 1906 el Gobierno de la Provincia le otorgó, junto con Julio Oliva (tucumano que sería también destacado escultor) una beca de tres años para que hiciera estudios artísticos en Europa.

Así fue que partió a Roma. Rápidamente empezaría a desarrollar toda una carrera de escultor. Los tucumanos se enteraban de sus éxitos gracias a las fotografías que publicaba "El Orden".

Elogio de maestros
En 1909, la beca de Villarrubia Norry y Oliva fue renovada. La Legislatura consideró decisivos los entusiastas certificados que presentaban sus respectivos maestros, Alfonso Balata y Constantino Barbella, sobre la calidad de estos discípulos. Y también la nota de Alberto Blancas, embajador en Santa Sede, quien manifestaba que ambos jóvenes "hacen honor a la provincia de Tucumán por su celo, seriedad, aplicación, inteligencia y comportamiento.

Con tantos elogios, a nadie extrañó que, en 1910, la Municipalidad resolviera adquirir, por 6.000 pesos, la que sería la más mentada obra escultórica de Villarrubia Norry, "Parábola". Ejecutada para la Exposición de Roma de ese año, se la colocó en la plaza Independencia el 7 de diciembre de 1911, en el sector oeste del paseo, frente a la Casa de Gobierno.

"Parábola"
"El Orden" elogiaría con fervor ese trabajo en mármol, que denunciaba el oficio preciso y la airosa resolución del autor. Para el crítico, tenía cierta analogía con "El Pensador" de Rodin, "sin que la reminiscencia reste sus indiscutidos méritos".

Representa "un austero filósofo que se halla bajo el poder de una profunda meditación". La ciencia que cultiva no le ha sido suficiente y por eso, abandonando los libros, contempla reflexivo un cráneo humano. "Petrificada la terrible obsesión de Hamlet, el severo perfil del meditativo nos dice la amarga simplicidad de la muerte". Eso mientras, en la parte lateral, "un niño, símbolo de la inocencia, se llega hasta el grave filósofo en el afán de ahuyentar los tristes pensamientos que ensombrecen su frente, y lo invita a contemplar las dulces escenas de la vida".

Breve regreso
A todo esto, luego de concluído el período de la segunda beca, Villarrubia Norry permaneció en Roma. Vivía de su trabajo de escultor. Le dio notoriedad su excelente restauración de los deteriorados frisos y relieves del palacio de La Bolsa, en la capital italiana. Volvió a la Argentina a mediados de 1912.

La revista porteña "Fray Mocho" le dedicó un largo artículo con fotografías. Informaba que iba a exhibir sus trabajos en la galería Witcomb, y que traía esculturas para una fuente que le habría encargado la Provincia de Tucumán, para adornar el flamante Palacio de Gobierno. Pero los encargos, en definitiva, no se concretaron. El escultor regresó a Roma donde se quedaría definitivamente, al casarse con la condesa Josefina Tamburini.

A la plazoleta
Curiosamente, en 1928, su "Parábola" fue retirada de la plaza Independencia. El intendente Juan Luis Nougués entendía necesario engalanar otros sectores de la ciudad. Como el parque Avellaneda, que acababa de inaugurar, junto con la nueva fachada del Cementerio del Oeste, que se completaba con una plazoleta a su frente.

Así, el 19 de julio de 1928, "Parábola" fue acarreada en un galpón rumbo a esa plazoleta (que hoy se llama "Alfredo Gramajo Gutiérrez"). Cronicaba LA GACETA que la escultura, colocada en el camión, "donde la actitud de constante preocupación de su figura principal se tornaba ridícula, recorrió la ciudad como un trasto cualquiera sobre un carro de mudanza".

"¡Pobre Parábola!"
Los años fueron pasando. El 22 de junio de 1961, el escultor dirigió a su sobrina, Teresa Villarrubia Norry de González, una carta fechada en Nogaré di Lergine, Trento. Conocemos su texto por gentileza de la destinataria.

"La foto de 'Parábola' me dio una gran tristeza; parece abandonada en un rinconcito tan melancólico y olvidado de todos", decía Villarrubia Norry. Como su hermano Domingo estaba enterrado en el Cementerio del Oeste, expresaba: "¡qué homenaje más digno para honrar la memoria de mi inolvidable Domingo hubiera sido colocar a 'Parábola' cerca de su tumba, siendo que está tan vecina a sus restos!".

Añadía: "¡Pobre 'Parábola', dónde fue a parar! Ciertamente, es un grupo filosófico y meditativo que está bien vecino a los muertos… pero ¿por qué entonces no colocarlo a la entrada del Cementerio? El "súmmum" del espíritu de mi obra es la meditación filosófica del ser o no ser: sobre el principio y el fin de nuestra vida". Afirmaba que "antes de morir, estaría contento de saber que 'Parábola' está cerca de Domingo".

Tributo "casi ridículo"

Siguieron transcurriendo los años. El 29 de agosto de 1966, menos de un mes antes de morir, el escultor contestaba a su sobrino, el arquitecto Carlos Villarrubia Norry, con una carta que también nos facilitó la señora de González. Al parecer, en esa época había la intención, en Tucumán, de revalorizar su nombre y su escultura.

"Tu carta me hizo el efecto de una bomba", decía Villarrubia Norry. "Acostumbrado a mi auto absoluto aislamiento en este mundo de altas montañas, donde vivo como un oso, como un hombre primitivo", se enteraba de que "el terruño quiere ahora recordar al hijo que su destino lo obligó a no volver más a la Patria". Y "ahora que está pisando los bordes de la tumba quiere resucitarlo: me parece una cosa imposible, casi ridícula".

Solamente recuerdos
Para él, "Parábola" era "hija de mi vigorosa y juvenil inspiración filosófica; fue o es mi primera bandera, el alférez de mi ejército (subrayado) de obras y de mis fatigas artísticas en mármol, bronces y cuadros que, silenciosos y desconocidos de ustedes, viven como el autor".

"Yo sólo deseo e imploro, con la ternura de una plegaria, dejarme morir en silencio y olvidado. Si aun vivo, viejo y cansado, es sólo para el cariño de mis hijos. Me tienen compañía sólo mis recuerdos, mis derrotas, mis desilusiones y, por qué no, mis triunfos y mis marchitos laureles".

Terminaba: "Conmovido y agradecido, pido disculpas por mi antipático e intransigente 'no se pasa' (subrayado). Esta es mi voluntad".

Pompilio Villarrubia Norry falleció en Roma el 16 de setiembre de 1966, sin que su ciudad natal lo recordase.

Los años recientes
"Parábola" nunca se movió de la plazoleta. Ese emplazamiento a trasmano sometió su mármol a la más variada gama de vandalismos. En 1996, el concejal José Luis Avignone propuso que fuera trasladada a la plazoleta "Congresales de Tucumán", de Crisóstomo Álvarez y Congreso. Y el Concejo decidió que se la llevara a la plaza Independencia, por ordenanza 2.383, de ese año.

La disposición nunca se cumplió y fue derogada por la ordenanza 3237, de julio de 2002. Esta mandó elaborar un rediseño de la plazoleta Gramajo Gutiérrez y del entorno de "Parábola". Periódicamente, cartas de lectores deploran el estado de la figura que con tanto cuidado e inspiración modeló Pompilio Villarrubia Norry.

Comentarios