Un clima de solemnidad y alegría a la vez se respira en la capilla del Seminario Mayor. La Madre Catalina de María Rodríguez mira con dulzura desde un retrato colocado sobre el altar. Los primeros bancos están ocupados por las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, que sonríen y acercan sus velos para hacerse rápidos comentarios, como si fueran alumnas. El momento más esperado ha llegado: se cierra y se lacra la caja que llevará todas las pruebas del presunto milagro realizado en favor de una mujer de Tucumán que invocó a la fundadora.
Apenas una ráfaga de olor a lacre derretido se desprende junto con un hilo de humo del mechero encendido. De inmediato el promotor de Justicia, presbítero Fernando Rodríguez, lacra la caja que llevará toda la documentación y que está envuelta en cinta celeste y blanca. Su destino es la Santa Sede, y el portador de tan valioso cargamento es el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera.
Ayer se cerró la fase diocesana del proceso de beatificación abierto en el Arzobispado de Tucumán el 16 de agosto, con miras de la canonización de la Madre Catalina. Monseñor Alfredo Horacio Zecca constituyó una comisión integrada por el padre Dante Eduardo Simón, como delegado Episcopal; el padre Rodríguez, Promotor de Justicia; y como médico perito eligió al hermano José Molina.
Desde el 16 de agosto hasta ayer el Tribunal recogió las pruebas y pidió las pericias correspondientes, como ordenan las normas canónicas. "Habiendo considerado suficientemente instruido, se ha decidido concluir el proceso diocesano para ser trasladado de oficio la Santa Sede, Congregación para la Causa de los Santos. Esta Congregación romana lo estudiará y, si se da el caso, lo remitirá al Santo Padre para que lo apruebe y decida la beatificación", se explicó durante la ceremonia, a la que concurrieron todos los actores antes mencionados. También participó del acto el arzobispo emérito de Tucumán, monseñor Luis Héctor Villalba.
"Mujer de la esperanza"
El acto comenzó con la presentación de la vicepostulante del presunto milagro, hermana Ema Paulinelli. La postulante -que siempre está en Roma- es Silvia Corriale. La hermana Ema describió a la Madre Catalina como una mujer de su tiempo, afincada en la realidad que le tocó vivir. "Trabajaba en el bien de la mujer. Cuando descubre la voluntad de Dios no hay nada que la eche hacia atrás. María Catalina fue la mujer de la esperanza, que siempre buscó hacer la voluntad de Dios, lo que El quería", leyó la hermana. Por último destacó que amor y reparación fueron las características primordiales de la misión de la Madre Catalina. Destacó que la congregación que fundó en Córdoba y que luego se extendió por el país y el mundo, fue la primera en su tipo con una doble dedicación: la acción y la contemplación.
Original y copias
Se prepararon dos cajas de cartón, cada una con un juego de pruebas (testimonios de los testigos entrevistados, fotocopias de estudios médicos y toda la documentación que acredita que no hay explicación científica para la curación). Una contiene los originales, que se guardan en el archivo secreto del arzobispado; y otra, las copias autenticadas. Son 275 folios tipo A4.
Monseñor Olivera, "el mensajero" de tan noble encomienda, llegará a la Santa Sede, como ya lo hizo en el caso de la beatificación del Cura Brochero, también cordobés. Este proceso ya fue aprobado y el mes próximo se sabrá la fecha de la beatificación, que seguramente será en Córdoba, donde el recordado sacerdote realizó la mayor parte de su labor apostólica.
Las cajas llegarán a la congregación de la Causa de los Santos para su estudio minucioso, y si todo está bien, se aprueba y se hace un decreto sobre su validez jurídica. Se hace un relato (potitio) de todo lo acontecido. Todo este cuerpo pasa para su estudios a dos médicos, que por separado emiten su voto. Si es favorable, la causa pasa a una comisión de médicos que la vuelven a analizar y votan. Si pasa esta prueba, llega a la comisión de teólogos, que lo estudian desde el punto de vista dogmático. Si logra pasar este límite, llega a la comisión de cardenales y recién luego de esta llega a manos de Su Santidad. Solo cuando el Papa lo aprueba deja de ser presunto y se declara el milagro.