Las Pelotas: el mejor momento para escucharlos

Viéndolo con ojos generosamente optimistas, lo que ocurrió la última vez que vinieron fue un terrible accidente, un sacudón lo suficientemente fuerte como para arruinarle la noche a una de las leyendas vivas del rock nacional. Unos anteojos mejor calibrados nos dirán que, en realidad, la madrugada del 19 de febrero de 2011 lo que sucedió fue un completo papelón. "Poco me acuerdo -dice hoy, en entrevista con LA GACETA, el guitarrista Tomás Sussmann-. Sé que era un festival en el que tocábamos con otras bandas, que llovió muchísimo y que por eso se cortó la luz". Los músicos, a decir verdad, nunca se enteraron de lo que en verdad sucedió: los que bajaron el disyuntor del Club Argentinos del Norte fueron los agentes del IPLA.

Habían pasado 20 minutos de la hora maldita y los férreos defensores de la ley de las 4AM no tuvieron en cuenta que quien estaba dando rock arriba del escenario era nada menos que Las Pelotas, herederos de la sangre musical de Sumo y del mítico Luca Prodan, hermanos de Divididos, enraizados tres décadas en la cultura argentina. Y apagaron la luz.

Los muchachos de Las Pelotas no recuerdan cuándo fue el último show propio en la provincia. Las últimas visitas fueron siempre durante festivales, compartiendo escenario con otras bandas. Por eso, en esta gira no vendrán únicamente a presentar "Cerca de las nubes", su último disco, sino que harán un repaso -so pena de recibir tomatazos si así no lo hicieren- por los 12 discos que publicaron desde 1991 hasta el presente. "La gente quiere escuchar de todo; vamos a hacer una buena mezcla", promete el guitarrista.

Tres años después de "Despierta", llegó "Cerca de las nubes", un disco compuesto y grabado íntegramente en los paisajes de Traslasierra, Córdoba, donde la banda capitaneada por Germán Daffunchio se recluyó durante varios meses. La experiencia resultó en un álbum de alto vuelo. "Fue excelente. Ya habíamos subido a hacer esto en trabajos anteriores a 'Ya basta', pero esta vez estuvimos mucho más relajados, mucho más seguros de lo que buscábamos", afirma Sussmann.

Alguna que otra canción fue redondeada en la tranquilidad de la montaña. Pero otras, la gran mayoría, arrancaron de cero allí, bien cerca de las nubes.

- ¿Pueden ponerse "de tarea" a componer? ¿Funciona eso?

- Sí, funcionó porque estábamos conectados con el laburo. Hubo días en los que nos sentábamos y en el acto alguien pelaba algo: una melodía, un acorde, una vuelta de teclado, y empezábamos a darle forma hasta que salía. Otros, por supuesto, nos mirábamos sin que saliera nada hasta que finalmente salía algo. La inspiración a veces viene de la nada, pero otras veces hay que tirarle una soga...

- ¿Se volvían locos cuando no salía?

- No. Cuando estás componiendo hay que tratar de viajar lo más posible. Volverse loco es para después, cuando tenés que hilar fino. Lo importante es tener lo primero y después trabajarlo.

- ¿Qué es lo mejor de este disco?

- Siento que hicimos un laburo, que nos sacamos de encima muchas frustraciones que quedaron de otros discos. Este es el trabajo que más satisfecho me dejó. Lo hicimos muy relajados y el proceso fue inolvidable.

Faltan cuatro meses para que Las Pelotas cumpla los 25 años de música luego de la escisión de Sumo. La aventura, dentro de la cual fueron teloneros de los Rolling Stones en tres ocasiones y compartieron escenario con las bandas más reconocidas del país, fue interrumpida solo algunos meses tras el alejamiento de Alejandro Sokol -uno de los fundadores de Sumo y primer líder de Las Pelotas- en 2007. Sokol falleció en 2009 de un paro cardiorrespiratorio y el disco siguiente, "Despierta", fue dedicado al "amigo y compañero de todas las batallas". Repuestos de la caída, volvieron al cuadrilátero.

- Si tuvieras que enseñarle a un extranjero lo que es el rock nacional, ¿con qué bandas empezarías?

- Las Pelotas (risas), Pescado Rabioso y La pesada del rock and roll.

- ¿Cuál es la clave del éxito de Las pelotas?

- (Más risas) El nombre de ese disco fue una ironía total. Pero quién sabe... la cantidad de años que llevamos tocando sin parar. La clave fue aguantar y aguantar, no hay otra.