Trepa los muros de la necrópolis y causa pánico

Trepa los muros de la necrópolis y causa pánico

02 Septiembre 2012
Era una noche tranquila. En el interior del parque Avellaneda decenas de personas hacían ejercicios. Un hombre se sentó a tomar un helado en uno de los bancos que tienen vista hacia el Cementerio del Oeste. Y en pocos minutos percibió una escena que le llamó la atención: de pronto, una joven saltó los muros de la necrópolis y cruzó la calle San Martín. En ese momento, el conductor de una combi que circulaba por la arteria frenó de golpe. Pero no pudo evitar atropellar a la muchacha. Bajó inmediatamente del vehículo para auxiliarla. Y ya no había nada. El chofer quedó aterrado, al igual que algunos testigos de aquel tétrico suceso.

No era la primera vez que alguien veía a la joven, vestida de blanco, salir del cementerio y atravesar la calle. Esta imagen ya es una leyenda en la zona, explica Víctor Hugo Delgado, encargado del camposanto. Él se ocupó de averiguar más detalles sobre esta historia. Y descubrió una tumba de una menor que falleció a los 15 años, ubicada muy cerca de aquel lugar del muro en el cual los testigos aseguran haber visto apariciones.

No es la única historia fantástica que circula en este cementerio, en el que descansan los restos de numerosos personajes históricos. Un dato que llama la atención es que el número 13 acompaña los momentos más significantes de la necrópolis: el comienzo de su construcción y su inauguración, por ejemplo, ocurrieron en estas fechas.

Guiados por la luz de la luna, recorrimos los rincones que albergan relatos tenebrosos dentro del camposanto. "Ahí está la tapia por donde intentaba saltar el célebre bandolero Andrés Bazán Frías cuando lo abatieron", detalla Delgado.

La leyenda cuenta que Bazán Frías había sido perseguido por una partida policial y terminó asesinado de un balazo en el cuello cuando quería entrar al cementerio para esconderse. Dicen que le jugó una mala pasada la súbita aparición del fantasma de su víctima (José Figueroa, a quien Bazán Frías había matado tiempo atrás). En ese preciso lugar donde murió, junto al paredón, se constituyó un verdadero sitio de culto, a pesar de que sus restos descansan en otra parte.

Escena de terror

Recorrer las calles silenciosas y angostas eriza la piel. El abandono que presentan muchos de los mausoleos aporta su cuota de terror: vidrios rotos, suciedad, puertas entreabiertas que dejan ver cajones movidos y estatuas decapitadas.

Los serenos cuentan que es común escuchar voces y movimientos y ruidos de cadenas y de maderas que caen al suelo. "Muchas veces los cuatro perros que tenemos en el cementerio corren rápidamente hasta la tumba de un conocido empresario azucarero, ladran muy fuerte y vuelven como abatidos", describe Delgado, antes de llevarnos al sitio en el que él mismo se sintió en presencia de algo sobrenatural. Fue justo enfrente de uno de los mausoleos pertenecientes al Hogar de Empleados, según describe.

"Recuerdo que era un día feriado. Una mujer llegó a las 19. Estaba buscando un familiar para dejarle unas flores. La acompañé y me preguntó si era cierto que en esa zona del cementerio se había visto el fantasma de una mujer vestida de blanco. Yo conocía la leyenda, pero le dije que no creía en esas cosas y en ese mismo instante sentimos el ruido de un latigazo sobre una chapa. Me asusté en serio. Y empecé a creer un poco más", detalla, justo en el momento en que un puñado de palomas sale intempestivamente de un mausoleo y sobrevuela sobre nosotros en medio de la oscuridad. Entonces, casi sin aliento, mantener un paso tranquilo dentro del camposanto se volvió una misión imposible.

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