Dos pistas ubicaron a Marita en el ex Arsenal y en Córdoba

Son dos de las hipótesis que los abogados defensores afirman que no se investigaron en la causa, a pesar de que los acusadores los desmienten. Por las dudas, fueron citados como testigos en el juicio por la desaparición de María de los Ángeles Verón, y ayer dieron su versión frente a los jueces.

El gendarme Ernesto Díaz abrió la jornada, y contó que en abril de 2002, cuando salía del ex Arsenal Miguel de Azcuénaga, sobre la ruta 9, se le acercó una joven que le pidió fuego. "Vestía una pollera vaquera cortita, y una campera tejida. Estaba desaliñada", dijo Díaz. Cuando el gendarme le dijo que no tenía fuego, la joven se fue, caminando hacia el sur. A los pocos minutos la vio pasar en una moto, en sentido contrario.

"La moto la manejaba un hombre unos 10 o 15 centímetros más alto que ella. Lo vi de perfil", contó Díaz. La joven le pareció conocida, por lo que fue hasta su auto a buscar un afiche en el que estaba la foto de Marita, donde daban aviso de su desaparición. "Estoy 90% seguro de que era ella", afirmó el testigo.

Al día siguiente fue hasta la casa de los padres de la joven, y habló con Susana Trimarco. "Se mostró interesada por lo que le contaba. A la noche fue la Policía a buscarme, e hicieron un identikit del hombre que manejaba la moto. Me volvieron a llamar al año. Me mostraron cinco o seis fotos, para ver si reconocía al motociclista, pero no lo reconocí", comentó Díaz.

En Córdoba

Más tarde declaró el ex policía Carlos Jesús López. En 2003, cuando trabajaba en la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop) recibió un llamado anónimo, en el que un hombre le decía que había estado con Marita en un prostíbulo de Córdoba.

"No recuerdo el lugar, pero era un paraje al costado de la ruta 9. El hombre contó que había ido a un prostíbulo a tener práctica (sic) y se dio con esta chica, que le dijo que era Marita", relató López.

Según ese llamado, que fue documentado, esa joven le habría dicho al informante anónimo que se comunique con la Digedrop para que la rescaten, porque no confiaba en otras dependencias, y que en la Policía cordobesa estaban todos prendidos. "Además de recibir el llamado, no tuve ninguna otra intervención. El acta, según me dijeron mis compañeros, fue enviada a la Fiscalía que entendía en el caso", concluyó el ex policía.